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San Juan Evangelista, el discípulo amado

San Juan Evangelista
San Juan Evangelista

Quién era San Juan Evangelista

San Juan evangelista o San Juan apóstol es reconocido gracias a las Escrituras como el discípulo amado de Jesús. Por su elevada teología, Juan está representado por el símbolo de un águila, es patrono de teólogos y escritores, y nuestra Iglesia lo recuerda el 27 de diciembre.

Jesús llamó a Juan junto con su hermano Santiago, mientras remendaban sus redes cerca del mar de Galilea y los llamó «hijos del trueno» (Mt 4, 21. Mc 1, 19. Mc 3, 17).

Caminando un poco más adelante, vio a Santiago, el de Zebedeo, y a su hermano Juan; estaban también en la barca arreglando las redes; y al instante los llamó. Y ellos, dejando a su padre Zebedeo en la barca con los jornaleros, se fueron tras él.

Instituyó a los Doce y puso a Simón el nombre de Pedro; a Santiago el de Zebedeo y a Juan, el hermano de Santiago, a quienes puso por nombre Boanerges, es decir, hijos del trueno. -Marcos 1, 19-20. 3, 16-17

Juan era el más joven de todos los discípulos y se cree que sobrevivió a todos los demás. Fue el único del que se sabe que no murió por martirio, aunque por tradición sabemos que los romanos intentaron hervir a Juan en un caldero de aceite frente a la Porta Latina en Roma, y que sobrevivió ileso. También se cuenta que le dieron a beber un cáliz de vino envenenado, y que cuando lo bendijo, el veneno salió de éste en forma de serpiente.

San Juan Evangelista en las Sagradas Escrituras

Juan estuvo presente en la mayoría de los momentos importantes de la vida de Jesús, como la Transfiguración o en Getsemaní, antes de que Jesús fuera arrestado. Durante la Última Cena, Juan se apoya en el pecho de Jesús para preguntar quién lo traicionaría. De todos los discípulos, sólo él permaneció con María al pie de la cruz, y antes de morir, Jesús entregó a él el cuidado de su madre. Y a través de él, entregó a María como madre de todos nosotros.

Los escritores cristianos de los siglos II y III, entre ellos San Justino Mártir, nos testimonian como tradición universalmente reconocida, y que nadie duda, que el apóstol y evangelista Juan vivió en Asia Menor en las últimas décadas del siglo I y desde Éfeso, dentro de lo que actualmente es Turquía, guió a las Iglesias de esa provincia. Fue allí donde seguramente compartió su hogar y sus días con la Santísima Virgen. Allí fue arrestado y llevado a Roma para ser juzgado, donde conoció en parte el martirio. Posteriormente fue desterrado a la isla de Patmos, en Grecia, donde recibió las visiones y sueños que registró en el Libro del Apocalipsis.

Después de la muerte del emperador Domiciano, Juan regresó a Éfeso, donde la tradición de la Iglesia sostiene que escribió su Evangelio. San Ireneo declaró esto expresamente en el libro Contra las herejías III, 1.1. El evangelio de Juan presenta a Jesús con gran autoridad, irradiando divinidad por todas partes, pero también retrata el amor de Jesús y su compasión de una manera más palpable que los demás evangelios.

San Juan también escribió tres cartas que forman parte de nuestro Nuevo Testamento.



Más detalles de su vida

Según San Jerónimo (Comm. in ep. ad. Gal.», vi, 10), cuando Juan era demasiado mayor, al predicar simplemente decía: “Hijitos míos, amaos unos a otros”. Cuando se le preguntaba por qué siempre repetía estas palabras, respondía: “Porque es palabra del Señor, y si la guardas, haces suficiente”.

San Juan falleció en Efeso alrededor del año 100 d. C., aproximadamente a los 90 años, 68 años después de la Pasión. Su tumba es tradicionalmente asociada con la Basílica de San Juan, en Éfeso, y durante la edad media fue famosa por el poder curativo de su tierra.

Varias piezas de las reliquias de San Juan se encuentran hoy en el relicario de la Basílica del Sagrado Corazón del campus de la Universidad de Notre Dame, en Indiana, Estados Unidos, incluido un trozo de su tumba.

La vida de San Juan, al igual que la de los demás apóstoles, estuvo marcada por desafíos y pruebas, siendo un testimonio perdurable de inspiración y ejemplo para todas las generaciones. En sus escritos, ya sea en el Evangelio o en sus cartas, San Juan nos brinda palabras profundas y valiosas directrices que iluminan el camino de la vida cristiana, como I Juan 3, 16 que dice:

En esto hemos conocido lo que es amor: en que él dio su vida por nosotros. También nosotros debemos dar la vida por los hermanos. -I Juan 3, 16

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