El 28 de diciembre es para la Iglesia un día serio, porque se celebra el dia de los inocentes, un grupo de -no se sabe cuántos- infantes varones menores de dos años en Belén, a quienes Herodes mandó a quitarles la vida poco tiempo después del nacimiento de Nuestro Señor. Las Sagradas Escrituras dicen así:
Entonces Herodes, al ver que había sido burlado por los magos, se enfureció terriblemente y envió a matar a todos los niños de Belén y de toda su comarca, de dos años para abajo, según el tiempo que había precisado por los magos. Entonces se cumplió el oráculo del profeta Jeremías: Un clamor se ha oído en Ramá, mucho llanto y lamento: es Raquel que llora a sus hijos, y no quiere consolarse, porque ya no existen. -Mateo 2, 16–18
Herodes ordenó tal atrocidad para asegurarse de que el niño Mesías, a quienes buscaban los magos, no pudiera desplazarlo de su trono. Por eso a San José el ángel le dijo en sueños que tomara al Niño y a la Santísima Virgen y huyera a Egipto para escapar de la persecución.
En este día se nos recuerda que todas las vidas son preciosas y que es nuestra responsabilidad proteger cada vida desde el momento de la concepción hasta la muerte natural.
Estos pequeños grandes santos son considerados patronos de los bebés, de los bebés abandonados, de los coros infantiles, de los estudiantes y de los monaguillos. Son invocados contra la ambición y los celos.
El Papa Francisco escribió en 2016 para la Fiesta de los Santos Inocentes:
“La Navidad está… acompañada, nos guste o no, de lágrimas. Los evangelistas no disfrazaron la realidad para hacerla más creíble o atractiva. No se entregaron a palabras reconfortantes pero ajenas a la realidad. Para ellos, la Navidad no fue un vuelo a la fantasía, una forma de esconderse de los desafíos y las injusticias de su época […] También hoy escuchamos este desgarrador grito de dolor, que no deseamos ni podemos ignorar o silenciar. En nuestro mundo, escribo esto con gran pesar, seguimos escuchando el lamento de tantas madres, de tantas familias, por la muerte de sus hijos, de sus hijos inocentes.”
Como ya sabemos, la Sagrada Escritura no nos dice cuántos niños murieron, ni tenemos otros datos históricos que nos den un número exacto o siquiera un rango. No sabemos exactamente cuándo tuvo lugar la masacre, pero según la orden de Herodes, de quitar la vida a los menores de 2 años, ocurrió dentro de los 2 años posteriores al nacimiento de Cristo.
Hoy en día, se les suele honrar como a los primeros mártires. El primer diácono san Esteban, cuya fiesta se celebra dos días antes, es realmente el primer mártir de nuestra Iglesia, dado su bautismo. Pero estos niños fueron los primeros en morir a causa de Cristo.
Mientras continúa la octava de Navidad, seguimos celebrando el nacimiento de Cristo y, sin embargo, reconocemos el gran sufrimiento que rodeó Su vida terrenal. El maligno y sus ángeles caídos hicieron todo lo posible para intentar destruir el perfecto plan de salvación de Dios. Despertaron odio, celos, paranoia y cualquier otro pecado vil imaginable en un intento de destruir la misión de nuestro Señor. Su ataque comenzó en el momento del nacimiento de Jesús y continuó durante su ministerio público. Al final, la aparente derrota de Jesús se convirtió en Su glorioso triunfo. Lo mismo ocurre con estos niños inocentes. Sus trágicas muertes han sido transformadas por Dios y son honrados para siempre en el Cielo.
¿Por qué se hacen bromas el día de los santos inocentes?
Para nuestra Iglesia, como bien decíamos, este es un día de seriedad y conmemoración, en el que deberíamos contemplar y reflexionar acerca de los dolorosos hechos que nos relatan las Sagradas Escrituras. Sin embargo, con el pasar del tiempo, esta fecha lamentablemente se mezcló con otro tipo de celebraciones, como era la fiesta de los locos y fiestas paganas como las antiguas saturnales romanas (festivales en honor a Saturno que se celebraban durante el solsticio de invierno).
Según varias fuentes, la fiesta de los locos era una celebración llena de sacrilegios e impiedades que algunos clérigos, diáconos y sacerdotes realizaron en algunas iglesias, desde las fiestas de Navidad hasta el día de reyes y principalmente el primer día del año. Esto sucedió durante la edad media, y fue condenado por la Iglesia Católica, por lo que se prohibió terminantemente.
Por otra parte, en España y otros lugares se utilizaban mucho las “llufes” o «llufas» (muñecas de papel), que, aunque hoy en día están en decadencia, siguen siendo un icono. Estas muñecas fueron protagonistas de las bromas pesadas que tradicionalmente hacían los niños en la calle. Y dado que para algunos el Día de los Santos Inocentes era un festival de inversión de roles, muchos empleados aprovechaban ese día para hacer cosas que tenían prohibidas durante el resto del año.
Hoy en día hay áreas donde algunas bromas pesadas han sobrevivido. Cada 28 de diciembre, muchos medios de comunicación, especialmente en redes sociales, siguen difundiendo noticias falsas y cómicas para gastar bromas a sus lectores.
Hay quienes han relacionado la palabra «inocente» con las personas que son «víctimas» de las bromas, ya que esta palabra es polisémica, es decir, que tiene varios significados. Según la RAE, «inocente» es un término que se asocia a alguien «libre de culpa», «sin malicia» o «fácil de engañar». De ahí la costumbre de llamar «inocentadas» a las bromas.
Por último, hay quienes creen que la relación entre las bromas pesadas de ese día y la historia de los Santos Inocentes se basa en las artimañas que los padres tuvieron que hacer para proteger y mantener a sus hijos alejados de los hombres que Herodes había enviado tras ellos.
Pero, ¿es correcto hacer bromas en el día de los Santos inocentes?
La verdad es que como católicos, cada 28 de diciembre deberíamos enfocar nuestra atención en honrar a los verdaderos inocentes, aquellos santos que perdieron su vida a cambio de Cristo, y no adherirnos a una costumbre pagana en medio de un momento tan solemne y serio.
Por qué se celebra el día de los inocentes en Youtube
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