Vidas de santos

Historia de Santa Cecilia

Historia de Santa Cecilia
Historia de Santa Cecilia

Santa Cecilia es la patrona de la música y otras artes y cada año el 22 de noviembre nuestra Iglesia celebra su fiesta. Santa Cecilia es una de las primeras mártires romanas más veneradas y una de las siete mujeres conmemoradas en el Canon de la Misa.

Todo lo que sabemos con certeza sobre Santa Cecilia es que vivió, fue seguidora de Cristo y murió mártir. Incluso se discute el año de su muerte.

Algunos lo sitúan ya durante el gobierno del emperador Marco Aurelio (176-180); otros lo sitúan más tarde, durante el gobierno del emperador Alejandro Severo (222-235); y otros lo sitúan en algún punto intermedio.

Aunque no tenemos hechos históricos verificables, tenemos una leyenda inspiradora que data del siglo V, y que ha pasado de generación en generación, que nos relata con detalles la historia de Santa Cecilia.

Reflexionamos sobre su extraordinaria vida y firme fe.

Vida y voto

Santa Cecilia vivió en el siglo III d.C. en el Imperio Romano. Nació de una familia noble y rica de Roma, durante una época en la que los emperadores romanos y los prefectos locales a menudo perseguían a los cristianos.

Ella no sólo era una cristiana de profunda fe, sino que también ayunaba, realizaba otros actos penitenciales y prometía su vida a Cristo y sólo a Él como Su esposa.

A pesar de haber hecho un voto personal de castidad, sus padres la casaron con un joven noble, pero pagano, llamado Valeriano. En respuesta a esto, se vistió de cilicio y se sometió a ayuno. También invocó a los santos y ángeles, y les pidió que guardaran su pureza.

Durante su boda, mientras sonaba la música, Cecilia cantó su propio himno en su corazón. Era un himno de alabanza a Dios, una hermosa oración a su verdadero Esposo en el Cielo, por lo que más tarde se convirtió en patrona de los músicos.

Antes de consumarse el matrimonio, Santa Cecilia le contó a Valeriano sobre su voto de virginidad y que tenía un ángel cuidándola. El ángel lo castigaría si él decidía quebrantar su virginidad. Cuando Valeriano pidió ver a este ángel, Santa Cecilia le dijo que primero tendría que viajar hasta el tercer hito de la Vía Apia y ser bautizado por el Papa Urbano.

El marido de Santa Cecilia siguió sus instrucciones y aunque el Papa Urbano estaba recluido, viviendo dentro de las catacumbas para evitar la persecución y muerte por parte del prefecto romano, Valeriano lo encontró, fue instruido en la fe y se bautizó.

Cuando regresó con Cecilia, Valeriano no sólo vio al ángel que la protegía, sino que también vio a este ángel colocar sobre su cabeza una doble corona de lirios blancos, que simbolizan su pureza y castidad, y rosas rojas, que simbolizaban su amor y martirio. Algunos autores sugieren que el ángel le colocó una corona a cada uno.

Poco después entró Tiburcio, hermano de Valeriano, y se maravilló de la fragancia y belleza de las flores en aquella estación del año. Cuando escuchó la historia de cómo habían obtenido estas coronas, también consintió en ser bautizado.

Ambos hermanos dedicaron sus vidas a dar sepulturas dignas a los santos que fueron perseguidos y asesinados por el prefecto de su ciudad, Turcio Almaquio.

Valeriano y Tiburcio finalmente fueron arrestados por sus actividades subversivas y llevados ante Turcio Almaquio, y él les ordenó hacer un sacrificio a los dioses paganos.

Cuando se negaron, un oficial romano llamado Máximo recibió la orden de ejecutarlos. Cuando Maximo intentó cumplir la orden, tuvo una visión celestial que lo llevó a su conversión instantánea. Una vez que profesó su fe, él también fue martirizado con Valeriano y Tiburcio por decapitación, y Cecilia los enterró.



Ministerio y martirio de santa Cecilia

Mientras su esposo y su cuñado daban los entierros, Santa Cecilia dedicó su tiempo a su propio ministerio. Predicó el evangelio y pudo convertir a más de 400 personas. La mayoría de estos conversos fueron bautizados por el Papa Urbano.

Santa Cecilia finalmente enfrentó persecución por sus esfuerzos, pero milagrosamente sobrevivió a muchos de los actos de tortura que le infligieron.

Poco después Cecilia fue arrestada. Almaquio intentó convencerla de que salvara su vida ofreciendo sacrificios a los dioses paganos, pero ella se negó. Almaquio temía que pudiera haber una reacción violenta si la ejecutaba públicamente, ya que era un miembro querido de la comunidad, por lo que ordenó a los guardias que la llevaran a su casa y la encerraran en el baño para asfixiarla. Así, su muerte podría atribuirse a un accidente provocado por ella misma. La encerraron durante una noche y un día, amontonaron fuegos y los hicieron arder al máximo, pero Cecilia ni siquiera empezó a sudar a causa del calor, mucho menos a asfixiarse.

En esa situación era imposible que sobreviviera durante tantas horas, debido al «hipocausto», que era el sistema de calefacción en los baños privados romanos que calentaba los suelos y las paredes de las salas de baño. Este sistema consistía en un espacio debajo del suelo elevado por pilares de ladrillo, y este espacio se llenaba con aire caliente proveniente de un horno, el que los verdugos hicieron arder de forma descontrolada. El vapor, sumado a algunos gases nocivos para la salud, podían quitarle la vida a las personas en poco tiempo a causa de asfixia.

Como el complot fracasó y Cecilia sobrevivió, Almaquio, furioso, ordenó su decapitación en su propia casa. El verdugo golpeó tres veces en el cuello a Santa Cecilia, pero no pudo quitarle la vida.

Como la ley romana no permitía golpear a los condenados en el cuello por cuarta vez, los soldados abandonaron el lugar.

Santa Cecilia, malherida, vivió tres días más, tiempo durante el cual la comunidad cristiana acudió a su casa en masa. Ella distribuyó todo su dinero y propiedades entre los pobres y donó su casa al Papa para que la transformara en un lugar de culto cristiano. Hacia el final de su vida, sufrió tanto que ya no podía hablar. Entonces, para honrar a Dios, levantó el pulgar y dos dedos en su mano derecha, y el dedo índice de la mano izquierda para representar la única naturaleza divina que comparten, su última profesión silenciosa de fe en la Santísima Trinidad, Tres Personas en un solo Dios.



Cuando murió, Santa Cecilia fue enterrada en las catacumbas de San Calixto junto con los demás obispos de Roma y los confesores, y el Papa Urbano transformó su casa en una iglesia en su honor, llamada Santa Cecilia de Trastévere.

Siglos más tarde, en el año 821, el Papa Pascual I hizo demoler la iglesia construida en su casa, la reconstruyó como basílica y trasladó allí sus restos mortales. En 1599, en preparación para el año jubilar, el cardenal Paolo Emilio Sfrondati hizo exhumar su cuerpo y se encontró bajo el altar mayor, milagrosamente preservado.

Su tumba aún se encuentra bajo el altar mayor con un sarcófago de mármol en la parte superior, realizado por el artista Stefano Maderno, quien la representó exactamente como la describió Antonio Bosio en el momento del descubrimiento: incorrupta, acostada de lado, vestida con un vestido de seda y oro, su rostro cubierto de un velo, vuelto hacia el suelo, con los dedos en la posición en que estaban cuando falleció.

Legado de santa Cecilia en la música y el arte

Santa Cecilia ganó muchos devotos durante la Edad Media en Europa. En su honor se crearon canciones, poesías y otras obras de arte, aunque ya desde el año 545 se celebraba la fiesta en su honor.

El papel de Santa Cecilia como patrona de la música religiosa comenzó en el siglo XIV y se expandió rápidamente, convirtiéndose en un símbolo del papel central de la música en la liturgia. Debido a sus vínculos con la música, a menudo se la representa en arte, estatuas y objetos religiosos con un arpa, órgano u otros instrumentos musicales.

En todo el mundo se celebran muchos festivales de música y conciertos en honor a Santa Cecilia. El primero tuvo lugar en 1570 en Évreux, Normandía, y su fiesta es conocida por ser ocasión de conciertos y festivales de música.

Además de los festivales, muchos lugares y objetos relacionados con la música muestran reverencia a Santa Cecilia. Por ejemplo, una de las instituciones musicales más antiguas del mundo, la Accademia Nazionale di Santa Cecilia de Roma, lleva su nombre.

De su nombre se deriva la palabra Cecyliada, un festival de música sacra, coral y contemporánea que se celebra en Polonia.

Hoy en día muchos entran a la Basílica de Santa Cecilia de Trastévere para orar e implorar su intercesión, y se sienten inspirados mientras se arrodillan ante el sarcófago de mármol que representa su cuerpo mártir, esperando su resurrección final con Cristo, su divino esposo.

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🌹 Historia de SANTA CECILIA | Virgen y Mártir

Fuentes:

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