La adoración eucarística es una práctica trascendental en la tradición católica debido a la centralidad de la Eucaristía en nuestra fe. El rezo del Santo Rosario durante la adoración, así como de algunas coronillas son formas piadosas de acompañar a Nuestro Señor y presentar nuestras intenciones; muchas veces por intercesión de los santos.
En esta ocasión compartimos un rosario eucarístico en el que contemplamos la Institución de la Eucaristía.
Cómo rezar el Rosario Eucarístico
- Comenzamos con la Señal de la Cruz
- Dios mío, ven en mi auxilio; Señor, date prisa en socorrerme.
- Rezamos 1 Gloria
Credo de los apostoles
Creo en Dios, Padre Todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra. Creo en Jesucristo, su único Hijo, Nuestro Señor, que fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo, nació de Santa María Virgen; padeció bajo el poder de Poncio Pilato, fue crucificado, muerto y sepultado, descendió a los infiernos, al tercer día resucitó de entre los muertos, subió a los cielos y está sentado a la derecha de Dios, Padre todopoderoso. Desde allí ha de venir a juzgar a los vivos y a los muertos. Creo en el Espíritu Santo, la santa Iglesia católica, la comunión de los santos, el perdón de los pecados, la resurrección de la carne y la vida eterna. Amén.
En cada cuenta grande:
Rezamos 1 Padre Nuestro
En cada cuenta pequeña:
Alabado sea Jesucristo en el Santísimo Sacramento del Altar.
R: Sea por siempre bendito y alabado Jesús Sacramentado.
Al final de cada decena:
- Oración de Fátima:¡Oh Jesús mío!, perdona nuestros pecados, líbranos del fuego del infierno, lleva todas las almas al Cielo y socorre especialmente a las más necesitadas de tu Misericordia.
- Jaculatoria: Dios mío, Creo, Adoro, Espero y te Amo. Te pido perdón por aquellos que no creen, no adoran, no esperan y no te aman.
- Oración: Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, te adoro profundamente y te ofrezco el Preciosísimo Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad de Nuestro Señor Jesucristo, presente en todos los Tabernáculos del mundo, en reparación de los ultrajes, sacrilegios, e indiferencias con los cuales te hemos ofendido. Y por los méritos infinitos de su Sagrado Corazón y del Inmaculado Corazón de María te pido la conversión de los Pobres Pecadores.
Al finalizar el Rosario completo:
- Gloria: Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén
- Salve: Dios te salve, Reina y Madre de misericordia, vida, dulzura y esperanza nuestra. Dios te salve. A Ti clamamos los desterrados hijos de Eva, a Ti suspiramos, gimiendo y llorando en este valle de lágrimas. Ea, pues, Señora Abogada Nuestra, vuelve a nosotros tus ojos misericordiosos, y después de este destierro, muéstranos a Jesús, fruto bendito de tu vientre. Oh, clemente, oh piadosa, oh dulce Virgen María. Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios, para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Nuestro Señor Jesucristo. Amén
Podemos agregar las Letanías a la Santísima Eucaristía
Señor, ten piedad
Señor, ten piedad
Cristo, ten piedad
Cristo, ten piedad
Señor, ten piedad
Señor, ten piedad
Cristo, óyenos
Cristo, óyenos
Cristo, escúchanos
Cristo, escúchanos
Dios, Padre celestial,
ten piedad de nosotros
Dios, Hijo, Redentor del mundo
ten piedad de nosotros
Dios, Espíritu Santo,
ten piedad de nosotros
Santísima Trinidad, un solo Dios,
ten piedad de nosotros
Santísima Eucaristía, Te adoramos
Don inefable del Padre,
Signo de amor supremo del Hijo,
Prodigio de caridad del Espíritu Santo,
Fruto bendito de la Virgen María,
Sacramento del Cuerpo y la Sangre de Cristo,
Sacramento que perpetúa el sacrificio de la Cruz,
Sacramento de la nueva y eterna alianza,
Memorial de la muerte y resurrección del Señor,
Memorial de nuestra salvación,
Sacrificio de alabanza y de agradecimiento,
Sacrificio de expiación y de propiciación,
Morada de Dios entre los hombres,
Banquete de las Bodas del Cordero,
Pan vivo bajado del Cielo,
Maná escondido lleno de dulzura,
Verdadero Cordero Pascual,
Tesoro de los fieles,
Viático de la Iglesia peregrina,
Remedio de nuestras enfermedades diarias,
Medicina de inmortalidad,
Misterio de la Fe,
Ancla de Esperanza,
Vínculo de caridad,
Signo de unidad y de paz,
Fuente de gozo purísima,
Sacramento que da fuerza y vigor,
Pregustación del banquete celestial,
Prenda de nuestra resurrección,
Prenda de la gloria futura,
Ven, Espíritu de amor y paz
Oración del Papa para el año dedicado al Espíritu Santo
Espíritu Santo, dulce huésped del alma,
muéstranos el sentido profundo del gran jubileo
y prepara nuestro espíritu para celebrarlo con fe,
en la esperanza que no defrauda,
en la caridad que no espera recompensa.
Espíritu de verdad, que conoces las profundidades de Dios,
memoria y profecía de la Iglesia,
dirige la humanidad para que reconozca en Jesús de Nazaret
el Señor de la gloria, el Salvador del mundo,
la culminación de la historia.
¡Ven, Espíritu de amor y de paz!
Espíritu creador, misterioso artífice del Reino,
guía la Iglesia con la fuerza de tus santos dones
para cruzar con valentía el umbral del nuevo milenio
y llevar a las generaciones venideras
la luz de la Palabra que salva.
Espíritu de santidad, aliento divino que mueve el universo,
ven y renueva la faz de la tierra.
Suscita en los cristianos el deseo de la plena unidad,
para ser verdaderamente en el mundo signo e instrumento
de la íntima unión con Dios y de la unidad del género humano.
¡Ven, Espíritu de amor y de paz!
Espíritu de comunión, alma y sostén de la Iglesia,
haz que la riqueza de los carismas y ministerios
contribuya a la unidad del Cuerpo de Cristo,
y que los laicos, los consagrados y los ministros ordenados
colaboren juntos en la edificación del único reino de Dios.
Espíritu de consuelo, fuente inagotable de gozo y de paz,
suscita solidaridad para con los necesitados,
da a los enfermos el aliento necesario,
infunde confianza y esperanza en los que sufren,
acrecienta en todos el compromiso por un mundo mejor.
¡Ven, Espíritu de amor y de paz!
Espíritu de sabiduría, que iluminas la mente y el corazón,
orienta el camino de la ciencia y de la técnica
al servicio de la vida, de la justicia y de la paz.
Haz fecundo el diálogo con los miembros de otras religiones,
y que las diversas culturas se abran a los valores del Evangelio.
Espíritu de vida, por el cual el Verbo se hizo carne
en el seno de la Virgen, mujer del silencio y de la escucha,
haznos dóciles a las muestras de tu amor
y siempre dispuestos a acoger los signos de los tiempos
que tú pones en el curso de la historia.
¡Ven, Espíritu de amor y de paz!
A ti, Espíritu de amor,
junto con el Padre omnipotente
y el Hijo unigénito,
alabanza, honor y gloria
por los siglos de los siglos. Amén.