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Qué es un milagro eucarístico

Qué es un milagro eucarístico
Qué es un milagro eucarístico

Los Milagros Eucarísticos son intervenciones prodigiosas de Dios que tienen por finalidad confirmar la fe en la presencia real del cuerpo y la sangre del Señor en la Eucaristía. Conozcamos la doctrina católica respecto a la presencia real. Con las palabras de la consagración: “Éste es mi cuerpo”, “Ésta es mi sangre”, el pan se transforma en el cuerpo de Cristo y el vino en su sangre. Esta admirable transformación se denomina transubstanciación, es decir el cambio de la sustancia. Del pan y el vino sólo quedan la apariencia o la especie que con un término filosófico se denominan accidentes. Es decir quedan el tamaño, el color, el sabor, el olor y también las capacidades nutritivas, pero no queda la sustancia, es decir, la auténtica realidad, que se ha transformado en el cuerpo y la sangre del Señor. La transubstanciación no pueden experimentarla de ningún modo los sentidos, sino que sólo la fe nos garantiza este cambio admirable.

Los Milagros Eucarísticos tienen por objeto confirmar esta fe que se basa en las palabras de Jesús según las cuales lo que parece pan ya no lo es y lo que parece vino tampoco. De hecho en los Milagros Eucarísticos aparecen la carne y la sangre, o bien una u otra, según el caso.

La finalidad de esos milagros es demostrar que no debemos hacer caso a la apariencia externa (pan y vino), sino a la sustancia, a la auténtica realidad de la cosa, que es carne y sangre. Los teólogos medievales han profundizado sobre el tema de los Milagros Eucarísticos (muy frecuentes en su época) y han dado diferentes interpretaciones, pero la más fundada y razonable parece ser la del “Doctor de la Iglesia” por excelencia, es decir Santo Tomás de Aquino (cfr. Suma Teológica III, c. 76, a. 8). Él dice que el cuerpo y la sangre que aparecen después del milagro se deben a la transformación de las especies eucarísticas, es decir, de los accidentes, y no alteran la auténtica sustancia del cuerpo y la sangre de Jesús.



Es decir, las especies del pan y el vino se transforman milagrosamente en las especies de la carne y la sangre, pero el auténtico cuerpo y la auténtica sangre de Jesús no son los que aparecen, sino los que, incluso antes del milagro, estaban escondidos bajo las especies del pan y el vino, y que siguen existiendo de forma oculta bajo las especies de la carne y la sangre. Si en efecto la carne y la sangre que aparecen fueran realmente la carne y la sangre de Jesús, tendríamos que decir que Jesús resucitado, que reina impasible a la derecha del Padre, pierde una parte de su carne o de su sangre, algo que no puede admitirse bajo ningún concepto. Por tanto debemos decir que la carne y la sangre que aparecen en los milagros son generalmente especies, apariencias o accidentes, ni más ni menos que especies del pan y el vino.

El Señor hace estos milagros para dar una señal, fácil y visible para todos, de que en la Eucaristía está presente el auténtico cuerpo y sangre del Señor. Pero este auténtico cuerpo y esta auténtica sangre no son los que aparecen, sino los que se encuentran sustancialmente bajo las especies o apariencias, unas especies o apariencias que antes del milagro eran las del pan y el vino y después del milagro son las de la carne y la sangre. Bajo las apariencias de la carne y la sangre Jesús está presente real y sustancialmente como antes del milagro. Por eso podemos adorar a Jesús realmente presente bajo las especies de la carne y la sangre.

Padre Roberto Coggi o.p

Fuentes: http://www.miracolieucaristici.org

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