La historia del Pesebre, ¿quién lo inventó?

quién inventó el pesebre
Quién inventó el pesebre

Los pesebres, también conocidos como nacimientos o belenes, han sido una tradición navideña muy querida e, incluso, indispensable durante más de 800 años. Ya entendemos el significado de las palabras «Nacimiento» y «Belén», pero es interesante destacar que se les llama «pesebres» porque esta palabra, que viene del latín praesepium, hace referencia a un «lugar cubierto para el ganado».

Como muchas de las costumbres más gloriosas y santas, esta tradición tiene su origen en un gran acontecimiento que nos remonta al admirable San Francisco de Asís.

San Francisco sentía una especial devoción por el Niño Jesús, lo que lo inspiró a crear el primer pesebre en la Nochebuena del año 1223.

Se cuenta que esta idea surgió tras su peregrinación a Tierra Santa, donde visitó el lugar del nacimiento de Cristo: un humilde establo en una cueva de Belén. Ese viaje habría profundizado aún más su amor por el Niño Jesús, quien vino al mundo en perfecta pobreza, humildad y sencillez, las mismas virtudes sobre las que Francisco edificó su nueva orden religiosa.

Por qué y cómo inventó San Francisco el primer pesebre

San Francisco recreó la escena del nacimiento de Cristo en una ceremonia y misa especial que organizó dentro de una cueva en Greccio, Italia, a la que asistieron tanto sus compañeros frailes como la gente del pueblo. Más tarde le contó a un amigo las razones que lo llevaron a crear el primer pesebre:

“Quiero hacer algo que evoque la memoria de aquel Niño que nació en Belén, ver con ojos corporales los inconvenientes de Su infancia, cómo yacía en el pesebre, y cómo el buey y el asno estaban a Su lado. -San Francisco de Asís

Con esta idea, instaló un pesebre vacío (el comedero de los animales de granja que sirvió de cuna a Jesús) dentro de una cueva, e incluso incluyó un buey y un burro vivos al lado del pesebre, tal como se cree que ocurrió en aquella primera noche de Navidad.

Origen del Pesebre
San Francisco y el origen del pesebre

A través de estos recursos visuales quería dejar claro a todos más profundamente cómo llegó Jesús al mundo con tanta pobreza y sencillez, una perspectiva típica del carisma único de San Francisco: una espiritualidad sencilla y centrada en la pobreza.

También se dice que San Francisco, que era radicalmente devoto de la virtud de la pobreza evangélica, se inspiró para recrear el pesebre original con el fin de superar la codicia desenfrenada y el materialismo que prevalecían en ese momento en Italia.

San Buenaventura cuenta la historia del primer pesebre

San Buenaventura (1221 – 1274), seguidor y contemporáneo de San Francisco, nos ha dejado un relato completo del primer pesebre viviente:

Aconteció que en el tercer año antes de su muerte, para animar a los habitantes de Greccio a conmemorar con gran devoción el Nacimiento del Niño Jesús, [San Francisco] determinó celebrarlo con toda la solemnidad posible; y para no ser acusado de ligereza o novedad, pidió y obtuvo el permiso del Sumo Pontífice.

Después preparó un pesebre, y trajo heno, un buey y un asno al lugar señalado.

Los hermanos fueron convocados, el pueblo corrió unido, el bosque resonó con sus voces y aquella venerable noche fue hecha gloriosa por muchas y brillantes luces y sonoros salmos de alabanza.

Cada vez que nos reunimos en nuestras iglesias para ver un pesebre o belén para un momento de oración, participamos en una tradición católica que tiene siglos de antigüedad.

San Buenaventura continúa hablando de la devoción personal de San Francisco de Asís al Niño Jesús que desencadenó este acontecimiento:

El hombre de Dios [San Francisco] estaba ante el pesebre, lleno de devoción y piedad, bañado en lágrimas y radiante de alegría; el Santo Evangelio era cantado por Francisco, el Levita de Cristo.

Luego predicó al pueblo en torno al Nacimiento del Rey pobre; y no pudiendo pronunciar Su nombre por la ternura de su amor, le llamó el Niño de Belén.

El primer pesebre también está asociado a una aparición del Niño Jesús a los reunidos con San Francisco ese día. Ésta debió ser la manera que tuvo Jesús de dar Su bendición al invento del santo, lo cual era toda una novedad porque nunca se había hecho antes.

Nuevamente San Buenaventura nos cuenta:

Un valiente y veraz soldado, Juan de Greccio, que por amor de Cristo había dejado las guerras de este mundo y se había hecho muy amigo de este santo varón, afirmó haber visto a un Niño maravillosamente bello durmiendo en el pesebre, al cual el bienaventurado Padre Francisco abrazó con ambos brazos, como si quisiera despertarlo del sueño.

Esta visión del devoto soldado es creíble, no sólo por la santidad de quien la vio, sino por los milagros que después confirmaron su verdad.

Por lo cual, si el mundo lo considera, el ejemplo de Francisco es sin duda suficiente para animar todos los corazones negligentes en la fe de Cristo; y el heno de aquel pesebre, conservado por el pueblo, curó milagrosamente todas las enfermedades del ganado y muchas otras pestes; glorificando así Dios en todas las cosas a su siervo, y dando testimonio de la gran eficacia de sus santas oraciones con manifiestos prodigios y milagros.

El Pesebre se vuelve muy popular

La recreación que hizo San Francisco de aquella primera noche de Navidad fue tan popular que pronto cada iglesia de Italia tuvo su propio pesebre.

Varios años después de la muerte de San Francisco, en 1291, Nicolás IV, primer Papa franciscano, ordenó que se erigiera un pesebre permanente en Santa María la Mayor, la iglesia más grande dedicada a la Virgen María en Roma.

La devoción se extendió también a los hogares particulares y, en tiempos modernos, incluso a instituciones seculares, hasta el punto en que hoy resulta imposible imaginar la Navidad sin un pesebre para contemplar.

Qué significa el Pesebre

Papa Francisco junto al pesebre

En la carta apostólica Admirabile signum, de diciembre de 2019, considerada ampliamente como uno de los documentos más conmovedores del pontificado de Francisco, el Papa alienta «la hermosa tradición de nuestras familias que en los días previos a la Navidad preparan el belén”. Nos enseña que:

  • El Pesebre es como un Evangelio vivo. La representación del Nacimiento de Jesús es «un anuncio sencillo y gozoso del misterio de la encarnación del Hijo de Dios», escribe el Papa. El pesebre invita a quien lo contempla «a ponernos espiritualmente en camino, atraídos por la humildad de Aquel que se ha hecho hombre para encontrar a cada hombre».
  • Esta costumbre tiene sus raíces en la Sagrada Escritura. El Papa subraya que el pesebre «encuentra confirmación ante todo en algunos detalles evangélicos». El Evangelio de San Lucas dice que María «dio a luz a su hijo primogénito, lo envolvió en pañales y lo recostó en un pesebre, porque no había sitio para ellos en la posada» (2,7).
  • El pesebre es un medio de evangelización. El Papa afirma que con la creación del pesebre, san Francisco “realizó una gran obra de evangelización con la simplicidad de aquel signo” que sigue tocando corazones hasta nuestros días. Según el Santo Padre, San Francisco habría descubierto “un modo genuino de representar con sencillez la belleza de nuestra fe”.
  • El pesebre es un signo del amor de Dios. El Santo Padre escribe que los pesebres resuenan tan profundamente porque muestran el tierno amor de Dios. Proclaman que “el Creador del universo, se abaja a nuestra pequeñez”. Involucran los sentidos y la imaginación, ayudando a las personas a “’sentir’ y ‘tocar’ la pobreza que el Hijo de Dios eligió para Sí mismo en Su Encarnación”.
  • El pesebre contiene una llamada al servicio. El Papa afirma que esta tradición “es implícitamente una llamada a seguirlo en el camino de la humildad, de la pobreza, del despojo, que desde la gruta de Belén conduce hasta la Cruz. Es una llamada a encontrarlo y servirlo con misericordia en los hermanos y hermanas más necesitados”.
  • Los pesebres alimentan la devoción a la Santísima Virgen María y San José. El Papa observa que la Virgen María es presentada como “una madre que contempla a su hijo y lo muestra a cuantos vienen a visitarlo”. Y luego comenta que «Vemos en ella a la Madre de Dios que no tiene a su Hijo sólo para sí misma, sino que pide a todos que obedezcan a su palabra y la pongan en práctica«. San José está al lado de María, protegiéndola a ella y al Niño Jesús. El pesebre nos recuerda que José «es el custodio que nunca se cansa de proteger a su familia» y “como hombre justo confió siempre en la voluntad de Dios y la puso en práctica”, animándonos a hacer lo mismo.

Que esta historia del primer pesebre y el significado de esta antigua y piadosa tradición católica nos inspire a ver nuestro pesebre como mucho más que una bonita decoración navideña, y nos ayude a meditar sobre la humildad, la sencillez y la pobreza de Cristo, que Él abrazó desde el momento de Su Encarnación, por Su insondable amor a todos.

Fuentes: