Oraciones

Corona de los siete dolores de la Virgen María

«¡Y a ti misma una espada te atravesará el alma! »
Lucas 2:35

Corona de los siete dolores
Corona de los siete dolores

La Corona de los Siete Dolores recuerda los principales dolores que la Virgen María sufrió en su vida terrenal, culminando con la pasión, muerte y sepultura de Su Divino Hijo. Y es junto a la Cruz que la Madre de Jesús se torna Madre de todos los hombres y del cuerpo Místico de Cristo: la Iglesia Católica. Unirse a los dolores de María es unirse también a los dolores de Nuestro Señor Jesucristo.

Origen de la Corona de los siete dolores de nuestra Señora

La Virgen comunicó a Santa Brígida de Suecia (1303-1373):

«Miro a todos los que viven en el mundo para ver si hay quien se compadezca de Mí y medite mi dolor, mas hallo poquísimos que piensen en mi tribulación y padecimientos. Por eso tú, hija mía, no te olvides de Mí que soy olvidada y menospreciada por muchos. Mira mi dolor e imítame en lo que pudieres. Considera mis angustias y mis lágrimas y duélete de que sean tan pocos los amigos de Dios.»

Aquí están los episodios de los Santos Evangelios. Ellos formaron el camino de dolores de la Hija amorosa de Dios Padre que sufrió en su alma padecimientos semejantes a los de la Pasión de su Divino Hijo.

Es imposible comparar los dolores que Ella sufrió junto a Jesús. Ninguna criatura vivió con tanto amor esos dolores. Además, ¡sólo Ella puede ser llamada corredentora! ¡Solo Ella puede ser llamada Omnipotencia Suplicante!
Unamos nuestros dolores imperfectos a los sufrimientos de Ella. Considerando los padecimientos de la Madre Dolorosa, encontraremos la fuerza para soportar las dificultades de nuestro día a día, tendremos fuerza para subir a lo más alto de nuestro propio Calvario.

Cómo rezar la Corona de los 7 dolores:

  • Acto de contrición (opcional)
  • Credo
  • Padre Nuestro
  • 3 Ave María
  • Meditar cada dolor
  • Por cada dolor se reza 1 Padre Nuestro, 7 Ave María y 1 Gloria

Corona de los siete dolores de la Virgen MaríaPrimer dolor: La profecía de Simeón en la presentación del Niño Jesús

Madre María: por el dolor que sentiste cuando Simeón te anunció que una espada de dolor atravesaría tu alma por los sufrimientos de Jesús y te manifestó que tu participación en nuestra redención como corredentora sería a base de dolor; te acompañamos en este dolor.

Y, por los méritos del mismo, haz que seamos dignos hijos tuyos y sepamos imitar tus virtudes.

  • 1 Padre nuestro
  • 7 Ave María
  • 1 Gloria

Corona de los siete doloresSegundo dolor: La huida a Egipto con Jesús y José

Madre María: por el dolor que sentiste cuando tuviste que huir precipitadamente tan lejos, pasando grandes penalidades, sobre todo al ser tu Hijo tan pequeño. Al poco de nacer, ya era perseguido de muerte el que precisamente había venido a traernos vida eterna. Te acompañamos en este dolor.

Y, por los méritos del mismo, haz que sepamos huir siempre de las tentaciones del demonio

  • 1 Padre nuestro
  • 7 Ave María
  • 1 Gloria

Tercer dolor: La pérdida de Jesús

Madre María: por las lágrimas que derramaste y el dolor que sentiste al perder a tu Hijo; tres días buscándolo angustiada; pensarías qué le habría podido ocurrir en una edad en que todavía dependía de tu cuidado y de San José; te acompañamos en este dolor.

Y, por los méritos del mismo, haz que los jóvenes no se pierdan por malos caminos.

  • 1 Padre nuestro
  • 7 Ave María
  • 1 Gloria

Corona de los siete dolores de la VirgenCuarto dolor: El encuentro de Jesús con la cruz a cuestas camino del calvario

Madre María: por las lágrimas que derramaste y el dolor que sentiste al ver a tu Hijo cargado con la cruz, como cargado con nuestras culpas, llevando el instrumento de su propio suplicio de muerte; Él, que era creador de la vida, aceptó por nosotros sufrir este desprecio tan grande de ser condenado a muerte y precisamente muerte de cruz, después de haber sido azotado como si fuera un malhechor y, siendo verdadero Rey de reyes, coronado de espinas; ni la mejor corona del mundo hubiera sido suficiente para honrarle y ceñírsela en su frente; en cambio, le dieron lo peor del mundo clavándole las espinas en la frente y, aunque le ocasionarían un gran dolor físico, aún mayor sería el dolor espiritual por ser una burla y una humillación tan grande; sufrió y se humilló hasta lo indecible, para levantarnos a nosotros del pecado; te acompañamos en este dolor.

Y, por los méritos del mismo, haz que seamos dignos vasallos de tan gran Rey y sepamos ser humildes como Él lo fue.

  • 1 Padre nuestro
  • 7 Ave María
  • 1 Gloria

Corona de los siete dolores de nuestra SeñoraQuinto dolor: La crucifixión y la agonía de Jesús

Madre María: por las lágrimas que derramaste y el dolor que sentiste al ver la crueldad de clavar los clavos en las manos y pies de tu amadísimo Hijo, y luego al verle agonizando en la cruz; para darnos vida a nosotros, llevó su pasión hasta la muerte, y éste era el momento cumbre de su pasión; Tú misma también te sentirías morir de dolor en aquel momento; te acompañamos en este dolor.

Y, por los méritos del mismo, no permitas que jamás muramos por el pecado y haz que podamos recibir los frutos de la redención.

  • 1 Padre nuestro
  • 7 Ave María
  • 1 Gloria

Sexto dolor: La lanzada y el recibir en brazos a Jesús ya muerto

Madre María: por las lágrimas que derramaste y el dolor que sentiste al ver la lanzada que dieron en el corazón de tu Hijo; sentirías como si la hubieran dado en tu propio corazón; el Corazón Divino, símbolo del gran amor que Jesús tuvo ya no solamente a Ti como Madre, sino también a nosotros por quienes dio la vida; y Tú, que habías tenido en tus brazos a tu Hijo sonriente y lleno de bondad, ahora te lo devolvían muerto, víctima de la maldad de algunos hombres y también víctima de nuestros pecados; te acompañamos en este dolor.

Y, por los méritos del mismo, haz que sepamos amar a Jesús como El nos amó.

  • 1 Padre nuestro
  • 7 Ave María
  • 1 Gloria

Séptimo dolor: El entierro de Jesús y la soledad de María

Madre María: por las lágrimas que derramaste y el dolor que sentiste al enterrar a tu Hijo; El, que era creador, dueño y señor de todo el universo, era enterrado en tierra; llevó su humillación hasta el último momento; y aunque Tú supieras que al tercer día resucitaría, el trance de la muerte era real; te quitaron a Jesús por la muerte más injusta que se haya podido dar en todo el mundo en todos los siglos; siendo la suprema inocencia y la bondad infinita, fue torturado y muerto con la muerte más ignominiosa; tan caro pagó nuestro rescate por nuestros pecados; y Tú, Madre nuestra adoptiva y corredentora, le acompañaste en todos sus sufrimientos: y ahora te quedaste sola, llena de aflicción; te acompañamos en este dolor.

Y, por los méritos del mismo, concédenos a cada uno de nosotros la gracia particular que te pedimos.

  • 1 Padre nuestro
  • 7 Ave María
  • 1 Gloria



Oración final:

Oh Doloroso e Inmaculado Corazón de María, morada de pureza y santidad, cubre mi alma con tu protección maternal a fin de que siendo siempre fiel a la voz de Jesús, responda a Su amor y obedezca Su divina voluntad. Quiero, Madre mía, vivir íntimamente unido a tu Corazón que está totalmente unido al Corazón de tu Divino Hijo. Átame a tu Corazón y al Corazón de Jesús con tus virtudes y dolores. Protégeme siempre. Amén.

Promesas a los devotos de la Corona de los siete dolores:

  1. Les concederé paz a sus familias.
  2. Serán iluminados sobre los Divinos Misterios.
  3. Los consolaré en sus dolores y los acompañaré en su trabajo.
  4. Les concederé todo lo que me pidan siempre y cuando esto no se oponga a la adorable voluntad de Mi Divino Hijo o a la santificación de sus almas.
  5. Los defenderé en sus batallas espirituales con el enemigo infernal y los protegeré en cada instante de su vida.
  6. Los ayudaré visiblemente en la hora de su muerte; verán la cara de Su Madre.
  7. He obtenido de mi Divino Hijo, que todos aquellos que propagan esta devoción a mis lágrimas y dolores, serán llevados directamente de esta vida terrenal a la eterna felicidad ya que todos sus pecados serán perdonados y mi Hijo y Yo seremos su eterno consuelo y alegría.

Según San Alfonso María Ligorio, Nuestro Señor reveló a Santa Isabel de Hungría que El concedería cuatro gracias especiales a los devotos de los dolores de Su Madre Santísima:

  1. Aquellos que antes de su muerte invoquen a la Santísima Madre en nombre de sus dolores, obtendrán una contrición perfecta de todos sus pecados.
  2. Jesús protegerá en sus tribulaciones a todos los que recuerden esta devoción y los protegerá muy especialmente a la hora de su muerte.
  3. Imprimirá en sus mentes el recuerdo de Su Pasión y tendrán su recompensa en el cielo.
  4. Encomendará a estas almas devotas en manos de María, a fin de que les obtenga todas las gracias que quiera derramar en ellas.

Fuentes:

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