Via Crucis con San José

El siguiente es el Via Crucis con San José, del Seminario Menor “Sto. Tomás de Villanueva”. Dejamos el link del pdf directo a la web del seminario al final de esta página.

Con este recorrido del Via Crucis repasamos aquellas escenas sagradas de la pasión de Cristo. Hoy lo haremos unidos a San José, patrono de la buena muerte. Él se hará presente en ese trance junto a nosotros. Por eso no hay nada que temer. La muerte de San José fue feliz y gloriosa, en los brazos de Jesús y de María. San Francisco de Sales decía que San José murió por el amor de Dios.

Cómo rezar el Via Crucis con San José

  • Señal de la Cruz
  • Acto de contrición

Oración inicial

Dichosísimo Patriarca San José, que practicando fielmente todas las virtudes, y conformándoos en todo con el beneplácito divino, conseguisteis una muerte feliz y dichosa en los brazos de Jesús y de vuestra Esposa María; a más de las gracias que os he pedido, alcanzadme una perfecta contrición de mis culpas y una sumisión tan ajustada a los decretos del Señor, que mi único deseo sea cumplir en todo su santísima voluntad; y de esta manera, libre mi alma en mi muerte de las angustias que en aquella hora causan los pecados cometidos, pueda resistir las asechanzas del común enemigo y llegar con Vos a las eternas moradas de la gloria. Ésta, bondadoso San José, es la gracia que espero lograr de Dios por vuestra intercesión poderosa, ya que nada sabéis negar al que os pide de veras. Amén.

PRIMERA ESTACIÓN: JESÚS ES SENTENCIADO A MUERTE

V/. Te adoramos, oh Cristo y te bendecimos
R/. Que por tu santa cruz redimiste al mundo

«En Nazaret, junto al Niño Jesús, San José estuvo en contacto cotidiano con el misterio «escondido desde siglos», que «puso su morada» bajo el techo de su casa » (Redemptoris Custos 25)

Jesús, ahora eres Tú quien se expone voluntariamente a las decisiones injustas de los que te condenan, y en silencio, esperas nuestra respuesta. ¡Qué necesario es llenar el tiempo no de condenas a muerte, sino de apostar por la vida ! San José enséñanos a amar y cuidar la vida de los débiles.

V/. Pequé, Señor, pequé
R/. Tened piedad y misericordia de mí
V/. Glorioso Patriarca San José, te confiamos nuestra vida
R/. Ruega por nosotros, por el Seminario y por las vocaciones sacerdotales

SEGUNDA ESTACIÓN: JESÚS CARGADO CON LA CRUZ

V/. Te adoramos, oh Cristo y te bendecimos.
R/. Que por tu santa cruz redimiste al mundo.

«San José es el modelo de los humildes; San José es la prueba de que para ser buenos y auténticos seguidores de Cristo no se necesitan “grandes cosas”, sino que se requieren solamente las virtudes comunes, humanas, sencillas, pero verdaderas y auténticas» (RC 24).

Nos sobrecogemos, Jesús, mirándote cargado con la cruz : nuestra vida se hace más cristiana cuando asumimos la cruz. Jesús con la cruz a cuestas recuerda su propia historia en el taller de José y llora con él por tantos desprecios a Dios : en su adolescencia y juventud, entre las virutas y el serrín, abraza aquel leño y dice« Aquí estoy ».

V/. Pequé, Señor, pequé
R/. Tened piedad y misericordia de mí
V/. Glorioso Patriarca San José, te confiamos nuestra vida.
R/. Ruega por nosotros, por el Seminario y por las vocaciones sacerdotales. 

TERCERA ESTACIÓN: JESÚS CAE POR PRIMERA VEZ

V/. Te adoramos, oh Cristo y te bendecimos
R/. Que por tu santa cruz redimiste al mundo

«Toda la vida de Jesús, tanto «privada» como «escondida» ha sido confiada a la custodia de San José » (RC 8).

Esa vida de Jesús que en este instante se viene abajo por el peso del madero. Jesús cae y se levanta. Parece que la cruz puede más que Jesús. Parece que te aplasta. Pero, ese Jesús sigue siendo Jesús de José, y Jesús de María. Y José, a Jesús como en Nazaret, nos dice: “Levántate, estoy contigo. Soy tu padre. Te guardo. Te levanto. No tengas miedo”.

V/. Pequé, Señor, pequé
R/. Tened piedad y misericordia de mí
V/. Glorioso Patriarca San José, te confiamos nuestra vida
R/. Ruega por nosotros, por el Seminario y por las vocaciones sacerdotales

CUARTA ESTACIÓN: JESÚS SE ENCUENTRA CON SU SANTÍSIMA MADRE

V/. Te adoramos, oh Cristo y te bendecimos
R/. Que por tu santa cruz redimiste al mundo

«María pregunta a Jesús: “Hijo ¿por qué nos has hecho esto? Mira, tu padre y yo, angustiados, te andábamos buscando”. La respuesta de Jesús fue tal que “ellos no comprendieron”. El les había dicho: ¿Por qué me buscabais? ¿No sabíais que yo debía ocuparme en las cosas de mi Padre?» Esta respuesta la oyó José, a quien María se había referido poco antes llamándole “tu padre”» (RC 15).

Encuentro único de María y Jesús, la Madre y el Hijo. Y en este encuentro, también la oración y el afecto del justo José, estaban cerca de aquellos dos corazones que sufrían. Nunca dejó San José de estar en las cosas del Padre, como Jesús en el Templo. Ahora en el punto más intenso de la redención, José también era apoyo seguro para aquellas dos almas que reparaban la maldad de los hombres.

V/. Pequé, Señor, pequé
R/. Tened piedad y misericordia de mí
V/. Glorioso Patriarca San José, te confiamos nuestra vida
R/. Ruega por nosotros, por el Seminario y por las vocaciones sacerdotales

QUINTA ESTACIÓN: EL CIRINEO AYUDA AL SEÑOR A LLEVAR LA CRUZ

V/. Te adoramos, oh Cristo y te bendecimos
R/. Que por tu santa cruz redimiste al mundo

«Si la Familia de Nazaret en el orden de la salvación y de la santidad es ejemplo y modelo para las familias humanas, lo es también análogamente el trabajo de Jesús al lado de José, el carpintero» (RC 22).

Ponernos « al lado de Cristo » como hizo Simón de Cirene. Santa Teresa de Jesús que fue una gran devota de San José decía que: «Parecíame andar siempre a mi lado Jesucristo, […] mas estar siempre al lado derecho, sentíalo muy claro, y que era testigo de todo lo que yo hacía». Al lado de Jesús como José, en todo lo que hagamos, en el trabajo y en el descanso, en el dolor y en la gloria.

V/. Pequé, Señor, pequé
R/. Tened piedad y misericordia de mí
V/. Glorioso Patriarca San José, te confiamos nuestra vida
R/. Ruega por nosotros, por el Seminario y por las vocaciones sacerdotales



SEXTA ESTACIÓN: LA VERÓNICA ENJUGA EL ROSTRO DE JESÚS

V/. Te adoramos, oh Cristo y te bendecimos
R/. Que por tu santa cruz redimiste al mundo

«El amor “paterno” de José no podía dejar de influir en el amor “filial” de Jesús y, viceversa, el amor “filial” de Jesús no podía dejar de influir en el amor “paterno” de José» (RC 27)

Un gran gesto de amor, anónimo pero eterno, el de aquella mujer que la tradición ha llamado Verónica. Jesús lo agradece en silencio y lo paga con creces. Así es el amor de Cristo, el varón de dolores, que siempre nos precede, nos enamora y nos colma de alegría.

V/. Pequé, Señor, pequé
R/. Tened piedad y misericordia de mí
V/. Glorioso Patriarca San José, te confiamos nuestra vida.
R/. Ruega por nosotros, por el Seminario y por las vocaciones sacerdotales

SÉPTIMA ESTACIÓN: JESÚS CAE POR SEGUNDA VEZ

V/. Te adoramos, oh Cristo y te bendecimos
R/. Que por tu santa cruz redimiste al mundo

«Que, por el ejemplo y la intercesión de san José, servidor fiel y obediente, vivamos siempre consagrados en justicia y santidad» (RC 31)

Corrió María a levantar al Niño cuando cayó al suelo en Nazaret mientras jugaba con sus amigos. Agarró fuerte San José a su hijo y lo tomó en brazos, limpiando las heridas de aquella sangre del Hijo de Dios. Jesús, ahora, por las calles de Jerusalén, junto al glorioso San José, adoramos tu humanidad, y queremos servirte todos los días de nuestra vida con santidad y justicia.

V/. Pequé, Señor, pequé
R/. Tened piedad y misericordia de mí
V/. Glorioso Patriarca San José, te confiamos nuestra vida
R/. Ruega por nosotros, por el Seminario y por las vocaciones sacerdotales

OCTAVA ESTACIÓN: JESÚS CONSUELA A LAS HIJAS DE JERUSALÉN

V/. Te adoramos, oh Cristo y te bendecimos
R/. Que por tu santa cruz redimiste al mundo

«José, el varón justo, que llevaba consigo todo el patrimonio de la Antigua Alianza, ha sido también introducido en el comienzo de la nueva y eterna Alianza en Jesucristo» (RC 32).

Jesús, cargado con la cruz, se detiene, escucha y habla. Aquellas mujeres lloran la tortura que se hace al Inocente. ¡Cuántas lágrimas junto a Jesús ! Esas lágrimas son también las que hoy caen de muchos ojos heridos por la violencia, por las enfermedad, por la falta de amor. Pero Jesús, toma esas lágrimas y las nuestras. San José, enséñanos a llorar junto a Jesús.

V/. Pequé, Señor, pequé
R/. Tened piedad y misericordia de mí
V/. Glorioso Patriarca San José, te confiamos nuestra vida
R/. Ruega por nosotros, por el Seminario y por las vocaciones sacerdotales

NOVENA ESTACIÓN: JESÚS CAE POR TERCERA VEZ

V/. Te adoramos, oh Cristo y te bendecimos
R/. Que por tu santa cruz redimiste al mundo

«Es necesario reconocer que José tuvo hacia Jesús «por don especial del cielo, todo aquel amor natural, toda aquella afectuosa solicitud que el corazón de un padre pueda conocer» (RC 8).

¿Por qué una tercera caída ? Jesús dijo que el justo cae hasta siete veces. Entonces, ¿por qué? Santa Catalina de Siena decía : « Si buscáis la caridad, Él es la caridad misma, es más… la fuerza del amor lo ha sujetado y clavado en la cruz ». San José, por tu solicitud con Jesús, haz que yo hoy también sea solícito en socorrer a los que caen.

V/. Pequé, Señor, pequé
R/. Tened piedad y misericordia de mí
V/. Glorioso Patriarca San José, te confiamos nuestra vida
R/. Ruega por nosotros, por el Seminario y por las vocaciones sacerdotales

DÉCIMA ESTACIÓN: JESÚS ES DESPOJADO DE SUS VESTIDURAS

V/. Te adoramos, oh Cristo y te bendecimos
R/. Que por tu santa cruz redimiste al mundo

«La vía propia de José, su peregrinación de la fe, se concluirá antes, es decir, antes de que María se detenga ante la Cruz en el Gólgota y antes de que Ella, una vez vuelto Cristo al Padre, se encuentre en el Cenáculo de Pentecostés» (RC 6).

Jesús aparece ante nosotros en su desnudez. Así ha quedado para ennoblecer nuestra personalidad marcada por el pecado de Adán y Eva. Jesús, quiero recoger tu túnica, como hizo José con tu ropa en Nazaret. Jesús obediente hasta la cruz, yo quiero también descentrarme de mí para centrarme en Dios.

V/. Pequé, Señor, pequé
R/. Tened piedad y misericordia de mí
V/. Glorioso Patriarca San José, te confiamos nuestra vida
R/. Ruega por nosotros, por el Seminario y por las vocaciones sacerdotales

UNDÉCIMA ESTACIÓN: JESÚS ES CLAVADO EN LA CRUZ

V/. Te adoramos, oh Cristo y te bendecimos
R/. Que por tu santa cruz redimiste al mundo

«José tomó a María en todo el misterio de su maternidad; la tomó junto con el Hijo que llegaría al mundo por obra del Espíritu Santo, demostrando de tal modo una disponibilidad de voluntad, semejante a la de María, en orden a lo que Dios le pedía por medio de su mensajero» (RC 3).

Con los brazos abiertos, las manos y los pies atravesados por los clavos, contempla la Virgen al Cordero de Dios. Entonces, en Belén, José colocó al Niño en el pesebre con los brazos abiertos. Ahora en la cruz, Jesús permanece con los brazos extendidos, no para condenar, sino para derramar su misericordia sobre nosotros.

V/. Pequé, Señor, pequé
R/. Tened piedad y misericordia de mí
V/. Glorioso Patriarca San José, te confiamos nuestra vida
R/. Ruega por nosotros, por el Seminario y por las vocaciones sacerdotales

DUODÉCIMA ESTACIÓN: JESÚS MUERE EN LA CRUZ

V/. Te adoramos, oh Cristo y te bendecimos
R/. Que por tu santa cruz redimiste al mundo

«El rescate del primogénito es otro deber del padre, que es cumplido por José. En el primogénito estaba representado el pueblo de la Alianza, rescatado de la esclavitud para pertenecer a Dios» (RC 13).

Ahora Jesús nos rescata entregando su espíritu al Padre. San José, que había cumplido con los ritos del primogénito en la Presentación del Niño, fue aceptando a través de muchas pruebas, que ese Jesús efectivamente iba a ser el « precio « de nuestra salvación. Gracias Señor, porque nos has rescatado no con oro o plata, sino con tu sangre.

V/. Pequé, Señor, pequé
R/. Tened piedad y misericordia de mí
V/. Glorioso Patriarca San José, te confiamos nuestra vida
R/. Ruega por nosotros, por el Seminario y por las vocaciones sacerdotales

DÉCIMOTERCERA ESTACIÓN: JESÚS ES BAJADO DE LA CRUZ Y PUESTO EN BRAZOS DE SU MADRE

V/. Te adoramos, oh Cristo y te bendecimos
R/. Que por tu santa cruz redimiste al mundo

«A raíz de aquel matrimonio fiel, José y María merecieron ser llamados padres de Cristo; no sólo aquella madre, sino también aquel padre, del mismo modo que era esposo de su madre, ambos por medio de la mente, no de la carne» (RC 7).

El cuerpo de Jesús en brazos de María. Una estampa que nos conmociona. Y otro José, el de Arimatea, que junto a Nicodemo, a San Juan y las Marías, preparan la sepultura de Jesús. El resto de los discípulos habían huido. La piedad de la Virgen nos evoca también la piedad de San José y la unión de la Sagrada Familia. Hazme Jesús, piadoso en la Eucaristía y en la caridad fraterna.

V/. Pequé, Señor, pequé
R/. Tened piedad y misericordia de mí
V/. Glorioso Patriarca San José, te confiamos nuestra vida
R/. Ruega por nosotros, por el Seminario y por las vocaciones sacerdotales

DÉCIMOCUARTA ESTACIÓN: JESÚS ES SEPULTADO

V/. Te adoramos, oh Cristo y te bendecimos
R/. Que por tu santa cruz redimiste al mundo

«José ha experimentado tanto el amor a la verdad, esto es, el puro amor de contemplación de la Verdad divina que irradiaba de la humanidad de Cristo, como la exigencia del amor, esto es, el amor igualmente puro del servicio» (RC 27).

Vayamos junto al sepulcro de Jesús. Alguien dijo en una ocasión: «La tumba de Cristo es famosa por lo que no tiene adentro». El sepulcro vacío de Jesús es el signo de su resurrección. San José, conserva nuestros cuerpos y almas en gracia. Mantennos en la esperanza de la vida eterna. Acompaña a los que mueren y llévalos junto al Resucitado.

V/. Pequé, Señor, pequé
R/. Tened piedad y misericordia de mí
V/. Glorioso Patriarca San José, te confiamos nuestra vida.
R/. Ruega por nosotros, por el Seminario y por las vocaciones sacerdotales

Por las intenciones del Papa: Padrenuestro, Avemaría y Gloria



Oración final (Oración a San José para alcanzar una buena muerte)

Oh José Bendito, tú que expiraste en el abrazo amoroso de Jesús y María. Cuando el sello de la muerte se cierna sobre mi vida, ven en mi auxilio junto con el Señor Jesús y Santa María. Obtenme este solaz para que en esa hora pueda morir en sus santos brazos a mi alrededor. Jesús, María y José, os encomiendo mi ser viviente y agonizante, en vuestros santos brazos. Amén.

V/. Sagrado Corazón de Jesús
R/. En Vos confío
V/. Inmaculado Corazón de María
R/ Sed nuestra salvación
V/. San José
R/. Ruega por nosotros
V/. Ave Maria Purísima
R/. Sin pecado concebida

Fuentes: https://www.seminariomenortoledo.es