Para esos momentos de sequedad espiritual en que nos cuesta sentir el amor que tiene Dios por nosotros, es muy bueno meditar sobre el sacrificio de Jesús en la Cruz y la sangre que derramó por cada uno de nosotros.
Es importante reflexionar acerca de las heridas de nuestro Señor, por eso ne este rosario se medita una de las 5 heridas gloriosas de nuestro Señor Jesucristo por cada decena.
Esta devoción es muy antigua y tiene sus orígenes en el Nuevo Testamento. En I Juan 1, 7 dice:
«Pero si caminamos en la luz, como él mismo está en la luz, estamos en comunión unos con otros, y la sangre de su Hijo Jesús nos purifica de todo pecado.»
- Señal de la Cruz
- Credo
- Oración:
Que la Preciosa Sangre que brota de la sagrada cabeza de nuestro Señor Jesucristo nos cubra ahora y siempre. Amén.
Esta versión es para rezar con un rosario común de 5 decenas. En cada decena alabamos una herida y su sangre:
- Padre Nuestro y Ave María
- En las cuentas pequeñas decimos: “Sangre Preciosa de Jesucristo, sálvanos a nosotros y al mundo entero”.
- Gloria
Al finalizar todas las decenas:
- Salve
- Oración:
Oh Preciosísima Sangre de Jesucristo, te honramos, te alabamos y te adoramos por tu obra de eterna alianza que trae paz a la humanidad. Sana las heridas en el Sacratísimo Corazón de Jesús. Consuela al Padre todopoderoso en su trono, y lava los pecados del mundo entero. Que todos te reverencien, oh Preciosa Sangre, ten misericordia. Amén.
Sacratísimo Corazón de Jesús, ten misericordia de nosotros.
Inmaculado Corazón de María, ruega por nosotros.
San José, esposo de María, ruega por nosotros.
Santos Pedro y Pablo, rueguen por nosotros.
San Juan al pie de la Cruz, ruega por nosotros.
Santa María Magdalena, ruega por nosotros.
Todos los grandes santos de nuestro Señor, rueguen por nosotros.
Fuente: https://es.aleteia.org