Novena

Novena al Santo Cura de Ars, San Juan Maria Vianney

Novena al Santo Cura de Ars
San Juan Maria Vianney, novena

San Juan María Bautista Vianney, también conocido como el Santo Cura de Ars, es patrón de los sacerdotes; ejemplo de virtud, confesor, promotor de la Eucaristía y de la devoción Mariana. Nació cerca de Lyon el año 1786. Tuvo que superar muchas dificultades para llegar por fin a ordenarse sacerdote. Se le confió la parroquia de Ars, en la diócesis de Belley, y el santo, con una activa predicación, con la mortificación, la oración y la caridad, la gobernó, y promovió de un modo admirable su adelanto espiritual. Estaba dotado de unas cualidades extraordinarias como confesor, lo cual hacía que los fieles acudiesen a él de todas partes, para escuchar sus santos consejos. Murió en 1859 y fue canonizado el 31 de mayo de 1925 por Pío XI.

Esta novena se suele rezar desde el 26 de julio al 3 de agosto, pero también se puede rezar en cualquier fecha del año, como cualquier novena.

  • Comenzamos con la Señal de la Cruz

Fe ardiente

San Juan María Bautista Vianney, tú naciste de una madre profundamente religiosa; de ella recibiste la santa Fe, aprendiendo a amar a Dios y a rezar. Ya a temprana edad se te pudo ver arrodillado delante de una estatua de María. Tu alma fue arrebatada de forma sobrenatural hacia las cosas más elevadas. A pesar del alto coste, respondiste a tu vocación.

Contra muchos obstáculos y contradicciones tuviste que luchar y sufrir para llegar a ser el perfecto cura que fuiste. Pero tu espíritu de profunda fe te sostuvo en todas estas batallas. Oh gran santo, tú conoces el deseo de mi alma. Quisiera servir a Dios mejor. De Él he recibido muchas buenas cosas. Por esto, obtén para mí más valor y especialmente una profunda fe.

Muchos de mis pensamientos, palabras y acciones son inútiles para mi santificación y mi salvación porque ese espíritu sobrenatural no impulsa mi vida. Ayúdame a ser mejor en el futuro.

Completa confianza en Dios

San Juan María Bautista Vianney, ¡cuanta confianza tenía la gente en tus oraciones! No podías abandonar tu vieja rectoría o tu humilde iglesia sin verte rodeado por almas implorantes, que recurrían a ti al igual que hicieron al mismo Jesús durante su vida terrenal. Y tu, oh buen santo, les dabas esperanza con tus palabras que estaban llenas de amor para Dios.

Tú, que siempre confiabas enteramente en el corazón de Dios, obtén para mí una confianza filial y profunda en su Providencia. Así como la esperanza de bienes divinos llena mi corazón, dame valor y ayúdame a obedecer siempre los mandamientos de Dios.

Verdadero amor al prójimo

San Juan María Bautista Vianney, por causa de tu amor a Dios mostraste una gran caridad hacia tu prójimo. No podías predicar el amor de Dios sin derramar lágrimas de amor. Durante tus últimos años parecía como si no pudieras hablar acerca de otra cosa o vivir para cualquier otra cosa. Así te sacrificaste a ti mismo por tu prójimo mediante el consuelo, la absolución y santificándoles hasta el límite de tus fuerzas.

Tu caridad me inspira a un mayor amor a Dios, un amor que se muestra más por los hechos que por las palabras. Ayúdame a amar a mi prójimo con igual generosidad a como Cristo los ama.

Horror al pecado

San Juan María Bautista Vianney, tú fuiste tan inflexible contra el pecado, y sin embargo tan amable y dispuesto a acoger al pecador. Acudo a ti hoy como si aún estuvieras vivo, como si estuviera arrodillado ante tus pies y pudieras oírme. Inclínate hacia mí, escucha al confidente arrepentido por las debilidades y acciones miserables.

Sacerdote del Señor, infatigable confesor, obtén para mí el horror al pecado. Tú quisiste sobre todo que evitáramos la ocasión de pecar. Quiero tomar tu consejo y hacer la resolución de romper con los malos hábitos y evitar las ocasiones peligrosas de pecar. Ayúdame hoy a examinar mi conciencia.

Confesor de almas

Oh Santo Cura de Ars, tú sabías cuán importante es una buena confesión para la vida cristiana. Para procurar felices frutos a millones de almas era por lo que aceptabas estar en un incómodo confesionario, que era como una prisión, hasta 15 y 16 horas en ciertos días.

Voy a intentar a desarrollar el hábito de la confesión frecuente, a prepararme adecuadamente cada vez y a tener siempre arrepentimiento de mis pecados, para que así la gracia de la final perseverancia y también la santificación de mi alma sean aseguradas. Pide por mí este gracia.

Presencia real

Oh Santo Cura de Ars, cuyo único consuelo en este mundo era la presencia real de Jesús en el tabernáculo, ¿acaso no era tu gran felicidad distribuir la comunión a los peregrinos que te visitaban?. Tu negabas la comunión a las almas que se negaban a reformarse, pero a las almas de buena voluntad les abrías de par en par las puertas de la fiesta de la Eucaristía.

Tú, que cada día en la Santa Misa recibías la Santa Comunión con gran amor, dame algo de tu fervor. Libre de pecado mortal, obtén para mí un sincero deseo de beneficiarme al recibir la Santa Comunión.

Ahuyentador del demonio

Oh Santo Cura de Ars, los infames ataques del demonio que tuviste que sufrir y las pruebas que te desalentaban hasta la fatiga no te hicieron abandonar la sublime tarea de convertir las almas. Durante muchos años el demonio vino a interrumpir tu corto descanso, pero tú ganaste gracias a la mortificación y las oraciones.

Poderoso protector, tu conoces bien el deseo del tentador por dañar mi alma bautizada y creyente. El quisiera verme pecar rechazando los Santos Sacramentos y la vida de virtud. Buen santo de Ars ahuyenta de mi toda traza del enemigo.

Pureza exquisita

Tú edificaste a tantos otros: la modestia y la exquisita pureza radiaban de tu cuerpo. Con ese encanto y con ese entusiasmo predicaste a otros acerca de esas bellas virtudes que tu decías se asemejaban al perfume de un viñedo en flor.

Por favor yo te imploro que unas tus súplicas a las de María Inmaculada y Santa Filomena para que siempre guarde, tal y como Dios me pide, la pureza de mi corazón. Tú, que has dirigido a tantas almas hacia las alturas de la virtud, defiéndeme en las tentaciones y obtén para mí la fortaleza para conquistarlas.

Deseo del Cielo

Oh Santo Cura de Ars, tus restos preciosos están guardados en un magnífico relicario, donación de los sacerdotes de Francia. Pero esta gloria terrena es sólo una pálida imagen de la gloria indescriptible que estás disfrutando con Dios. Durante el tiempo que permaneciste en la tierra solías repetir en tus horas de abatimiento: “ya descansaré en la otra vida”. Ahora ya está hecho: gozas la paz y felicidad eternas.

Deseo seguirte algún día. Pero hasta entonces, te oigo diciéndome: “debes trabajar y luchar mientras estés en el mundo”. Enséñame pues a trabajar por la salvación de mi alma, a difundir la Buena Nueva, el buen ejemplo y a hacer el bien a los que me rodean y así poder recibir la felicidad de los elegidos contigo.



Oración final

Santo Cura de Ars, tengo confianza en tu intercesión. Ruega por mí durante esta novena y especialmente por… (mencione aquí en silencio sus intenciones personales).

Rezamos:

  • 1 Padre Nuestro
  • 1 Ave María
  • 1 Gloria

¡Santo Cura de Ars, Patrono de los sacerdotes, ruega por nosotros y por todos los consagrados!

Novena al Santo Cura de Ars en Youtube

Fuentes: https://yorezoporunsacerdote.cl

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