Novena a santa Gema Galgani

Novena a santa Gemma Galgani
Novena a santa Gemma Galgani

El modo y tiempo más a propósito para hacer esta Novena es el día 16 de Mayo, día que la Iglesia ha destinado al culto de Santa Gema Galgani; pero debe advertirse que esto no priva de hacerla siempre que la devoción lo dictare o la necesidad lo pidiere. Y para alcanzar con más seguridad lo que en ella se pide será bueno purificar la conciencia recibiendo los Santos Sacramentos de la Confesión y Comunión, lo que podrá hacerse el primer día o en cualquier otro de la Novena, para que de esta suerte, limpios de corazón, sean más eficaces las peticiones y Dios las conceda propicio por intercesión de Santa Gema Galgani, ofreciéndolo todo a la Santísima Trinidad, y puede asegurarse que con estas diligencias se logrará la gracia que se pretende alcanzar en esta Novena, si es que conviene para nuestra salud espiritual y corporal.

Se recomienda comenzar esta novena de rodillas delante de una imagen de Santa Gema y santiguarse.

Acto de contrición

Señor mío Jesucristo, Dios y hombre verdadero. Ante vuestra divina presencia reconozco que he pecado muchas veces y porque os amo sobre todas las cosas, me pesa de haberos ofendido. Ayudado de vuestra divina gracia, propongo no volver a caer más, confesarme y cumplir la penitencia que el confesor me imponga. Amén.

Oración inicial

Omnipotente y sempiterno Dios, que en tu sierva Gema Galgani diste un ejemplar acabado de todas las virtudes cristianas, te rogarnos, Señor, que por su intercesión y méritos, unidos a los de nuestro divino Modelo, Jesucristo, nos alcances una vida virtuosa y santa, para que a su imitación te sirvamos fervorosamente todos los días de nuestra vida y entreguemos en tus manos nuestro espíritu en el seno de nuestra Madre la Iglesia. Amen.

Día 1: La fe

La fe esencialmente consiste en creer una cosa sólo porque Dios nos la ha revelado. No hay que creer porque lo entendamos o lo demostremos con evidencia, como sucede con las verdades humanas. Dios nos lo dice y ya basta para que creamos sin buscar ni desear más razón que ésa. ¡Qué confianza en Dios supone el acto de fe!. Piensa la injuria que se hace a una persona cuando dice algo y no se la cree. Recuerda el caso maravilloso de la fe de Abraham. Dios le dice que será padre de una gran descendencia. Pero a la vez le manda que sacrifique aquel hijo único que tiene, Isaac ... ¿Cómo se va a multiplicar su descendencia de este modo? Abraham, sin embargo, cree sin vacilar la palabra de Dios y se dispone al sacrificio ... ¡Que gran fe en Dios tenia Abraham!

Santa Gema desde su más tiernas juventud tenia también una gran fe en Dios. Entregada totalmente a Dios, no pensaba sino en Dios y no vivía sino para Dios. Pidamos, pues, a la gloriosa Santa Gema que ilumine nuestro entendimiento para que nuestra fe cristiana sea una fe viva, alegre y que nunca desfallezca, capaz de hacerme entender en todo momento la voluntad de Dios nuestro Señor.

Día 2: Paciencia y resignación

Pensamos y estamos convencidos de que no podemos vivir sin sufrimientos. La cruz del sufrimiento nos aguarda donde y cuando menos lo esperamos. Es inútil el tratar de huir, el querer arrojar el sufrimiento de nuestro lado. Penas, dolores, angustias, humillaciones, contratiempos, enfermedades ... nos aguardan en algún momento de nuestra vida. Por ello lo único racional y cristiano es saber sufrir; convertir el sufrimiento en fuente de merecimientos; transformarlo en causa y principio de grandes y verdaderas alegrias.

¡Cuantas lecciones de todos estos sufrimientos puede darnos Santa Gema!. Acudamos, pues, a nuestra Santa para que nos enseñe a tener resignación y paciencia como tuvo ella en las muchas tribulaciones con que Dios quiso probarla, para que de esta manera podamos sufrir resignadamente y sin queja ni murmuración las penas que Dios nos envie.

Día 3: La castidad

La castidad es la virtud de la belleza, de la blancura del alma. Todas las virtudes son ornamento que enriquecen el alma, pero ninguna la adorna con tanta gracia y hermosura como la castidad, Hay una Bienaventuranza dedicada a ella: «Bienaventurados los limpios de corazón ... » Y es que aunque todo pecado, toda falta, es una mancha en el alma, parece que ninguna la mancha como la impureza. Esta es el pecado feo, sucio, vergonzoso, más que ningún otro pecado. La castidad. es la virtud más delicada; cualquier hálito de carne la empaña y marchita.

¡Cómo amaba Santa Gema la pureza! En un mundo como el que nos ha tocado vivir en el que domina por todas partes tanta inmoralidad, pidamos a nuestra Santa que nos ayude a llenar nuestro corazón de sanos y puros pensamientos para conseguir ese estado especial de gracia.
Rezar tres Padrenuestros, Avemarías y Gloria Patris a la Santísima Trinidad, dándole gracias por los favores y beneficios que hizo a Santa Gema Galgani. A continuación se dirá la Oración final para todos los días.

Día 4: La caridad y el amor

La caridad es el amor, y el amor es, esencialmente, la vida de Dios. «Dios es aman" dice San Juan. ¡Qué palabras tan hermosas! En ellas se encierra todo lo que es Dios, con su majestad infinita, con su poder y sabiduría infinita, con su eternidad infinita ... ¡¡Dios es amor!!

Santa Gema amaba mucho a Dios. Lo amaba más que a todas las criaturas juntas, más que a nadie. Y así debería ser nuestra vida, siguiente el ejemplo de nuestra Santa. Si Dios nos ha dado un alma inteligente para conocer su bondad, y un corazón para amar esa bondad ¿porqué no darle todo nuestro amor? El que ama, ya guarda todos los mandamientos, pues, como decía Cristo, «en el amor está toda la ley y todo lo que dijeron los Profetas» San Agustín decía, con sobrada razón: «Ama, y haz luego lo que quieras». En este día de la Novena, pidam-s a Santa Gema que, a través de su intercesión, consiga de Dios nuestro Señor inundamos de caridad y de amor.

Día 5: La modestia

La modestia, al igual que la pureza es una virtud agradabilísima a los ojos de Dios y a los ojos de los hombres también. La modestia tiene también tal parentesco con la castidad, que es una parte de la misma, y así se asemeja como ella en la belleza, en la hermosura y encantos divinos que la rodean. A veces confundimos, si comparamos, a la persona modesta como un ser tímido y encogido. Vemos superior a la persona desenvuelta. Pero no es así, al menos no es así siempre. La modestia hace parecer a la persona tímida, encogida quizás, pero envuelta en ese velo celestial de modestia, de sencillez, de pudor y de ru-borosa y simpática vergüenza, es el complemento necesario e indispensable de un alma pura y más aun de un alma virgen. San Pablo nos anima a practicar la modestia, cuando dice: «Vuestra modestia sea vista y conocida por todos los hombres» ... Y añade esta poderosa razón: «Pues el Señor está cerca de vosotros» ... San Francisco de Sales, insiste en la misma razón y dice: que «en todos los actos nuestros debemos ser siempre muy modestos, pues siempre estamos en presencia de Dios y a vista de sus ángeles»

Pidamos a Santa Gema, perla luminosa llena de virtudes, sencilla, pura y modesta, para que, con su intercesión, nos ayude a ser modestos para así poder agradar a Dios y ser merecedor de la gloria eterna.

Día 6: La dulzura

La dulzura es una virtud bella, bellísima, con tanta relación con la mansedumbre que, ordinariamente, se la confunde, y en la práctica viene a ser una misma cosa. Se ha llamado a la dulzura, «la flor de la mansedumbre", porque viene a ser como su complemento o su corona. Pero sólo el que posea la mansedumbre perfecta y totalmente, al mismo tiempo que sujeta su pasión, sabe poner en sus actos, en sus gestos, en sus palabras sobre todo, esa suavidad que caracteriza a la dulzura. ¡Qué sublime y hermosa es esta virtud, y qué atractivo el suyo tan encantador! La dulzura es una fuerza que arrastra a todo el mundo, algo a lo que no nos podemos resistir. A la dulzura, más que a nadie, la cuadra la bienaventuranza de Cristo: «Dichosos los mansos, porque ellos poseerán la tierra» ... La mansedumbre y la dulzura se hacen dueñas de todos los corazones. No hay nadie que se resista ante su fuerza poderosa.

Gráfica y expresivamente lo decimos en lenguaje familiar: «Mas moscas se cazan con una gota de miel que con un barril de vinagre»

¡Cuanta dulzura destiló en su corta vida Santa Gema! Que su vida sea un ejemplo continuo para nosotros para que la inocencia de su alma, la pureza de su corazón y la dulzura que siempre la adornó se reflejen en nuestra vida y nuestra Santa vea gozosa, desde el cielo, como su vida ejemplar ha contribuido a acercarnos cada día más a Dios nuestro Señor.

Día 7: La penitencia corporal

La llamada penitencia corporal se reduce al castigo de nuestro cuerpo y a la mortificación de sus sentidos. Es esta una virtud tan relacionada con todas las demás, que no es fácil separarla de la inmen¬sa mayoría de ellas. El ejercicio de la pobreza, de la humildad, de la castidad, de la modestia ... ¿no es un ejercicio constante de mortificación interior y de penitencia exterior? La importancia de la penitencia es indiscutible, tanto para preservarnos del pecado, como para satisfacer por los ya cometidos ... ¡Cuántas luces e inspiraciones especiales, cuánta paz y alegría del alma, cuánto amor de Dios, ha conseguido la penitencia a las almas santas! Sin la menor duda, que sin la penitencia, estas almas santas no hubieran llegado a las alturas de amor y santidad que llegaron. Nos preguntaremos: ¿Qué extraño que así amaran y se gozaran en la penitencia saboreándola como una cosa dulcísima!. .. Recuerda a San Pablo castigando su cuerpo y gozándose de llevar en él las señales de la penitencia. Y a un San Juan de la Cruz, que decía: «Aunque viera hacer milagros a una persona, si no era penitente, no la creería» ... y así todos los demás.

Santa Gema sabía esto muy bien. Los instrumentos de penitencia usados por nuestra Santa son conocidos por todos sus devotos que han visitado su Santuario en Luca (Italia). Invoquemos a la Santa en el día de hoy, séptimo de la Novena, para que nos ayude con su intercesión a despertar en todos nosotros ese espíritu de penitencia que tan necesario es para poder llegar a ser merecedores de la gloria eterna.

Día 8: La oración

Orar es levantar el corazón a Dios, es ponerse en comunicación con Dios y conversar con Él. Por ello, cuando. oramos, estamos seguros de que hablarnos con Dios, que El nos escucha y atiende, y a la vez El nos habla, nos enseña, nos da luces e inspiraciones para conocer su santísima voluntad. ¿Qué te parece? ¿Puedes imaginarte algo más noble, más digno y ex-celente, más honroso para ti que el ser admitido al trato con Dios, a la comunicación con Dios, a hablar y tratar intima y confidencialmente con Dios? ¡Qué de secretos te va a descubrir! ¡Qué de cosas tan divinas te va a enseñar!. La oración es un abismo de bondades por parte de Dios, de grandeza y sublimidad por parte nuestra, pues nunca podríamos soñar con mayor grandeza y exaltación que la de ser admitidos a la amistad íntima de Dios. La oración es la llave de oro que abre los inmensos tesoros de las riquezas infinitas de Dios. En la oración, la misma omnipotencia de Dios se pasa a nuestras manos y parece que el Señor tiene gusto en dejarnos durante ella el cetro de su majestad infinita. Así es de grande, excelente, omnipotente la oración. Si quieres saber algo de las excelencias de la oración, pregunta a las almas de oración, esto es, a todos los Santos, pues todos los Santos son almas de oración, y todas las almas de oración son Santas ... Míralas, embriagadas en esas dulzuras que no aciertan a dejar. Un San Luis Gonzaga, que llega a orar siete horas segui¬das ... Un San Francisco de Borja, que después de ocho horas seguidas de oración, pedía que le dejaran un poco más ... y así todos los demás.

Santa Gema no fue una excepción, ocupando la oración una buena parte de su corta vida. Acudamos, pues, a ella, buscando su ayuda para que nos alcance de Dios nuestro Señor la luz y claridad necesarias para encontrar en la oración la comunicación necesaria que nos faltaba para hacer nuestras vidas más llenas y más comunicadas con nuestro Señor.

Día 9: Servir a Dios

Nuestro destino aquí en la tierra es servir a Dios, si es que verdaderamente queremos conseguir el gozar a Dios algún día en la gloria. Todo lo que tiene de penoso un servicio cuando se hace a un amo cruel y tiránico, resulta de dulce y agradable cuando se hace por amor. Dios nos pide que le sirvamos, pero esta servidumbre es toda de amor; hemos de servirle con amor y por amor. Pero no quiere forzados a su servicio, sólo admite voluntarios que entren a su servicio, cuándo y cómo ellos quieran. En nuestra mano, pues, está el fijar estas condiciones de nuestra servidumbre para con Dios. Fijémoslas, y sea la primera la prontitud. La prontitud es indicio de interés y de buena voluntad. Cuando alguien nos sirve a nosotros con indolencia y perezosamente, no le aguantamos; es señal clara de que lo hace todo de mala gana. Otra condición es que a Dios hay que servirle no sólo con prontitud, sino sin reserva de ninguna clase. No vayamos a servirle con condiciones o con restricciones. Nuestra entrega y nuestra consagración a su servicio ha de ser total y completa, con toda nuestra alma, con todo nuestro cuerpo, con toda nuestra vida, porque todo es suyo, de Ello hemos recibido todo. Bien sabemos cómo exige necesariamente esta condición. No admite servidores a medias, no quiere corazones partidos .. Y bien claramente lo indica en sus mandamientos. El primero y el más fundamental de todos es "que amemos a Dios y sólo a Él con todo nuestro corazón, con toda nuestra mente, con toda nuestra alma."

Así servía a Dios Santa Gema, con todas sus fuerzas y durante toda su vida. ¡Qué lejos estamos nosotros de servir a Dios aunque sea mínimamente! Desconocemos, quizás, que nuestro corazón es de tal suerte y de tal modo está hecho para Dios, que sólo El le puede llenar y contentar. Acudamos, pues, a nuestra Santa, en este último día de la Novena, para pedir su intercesión para ayudarnos a descubrir la felicidad íntima de sabernos servidores incondicionales de Dios nuestro Señor.

Dándole gracias por los favores y beneficios que hizo a Santa Gema, rezar:

  • 3 Padre Nuestros
  • 3 Ave María
  • Gloria



Oración final

Aquí me tenéis postrada a vuestros pies santísimos, mi querido Jesús, para manifestaros en cada instante mi reconocimiento y gratitud por tantos y tan continuos favores corno me habéis otorgado y que todavía queréis concederme. Cuantas veces os he invocado, oh Jesús, me habéis dejado siempre satisfecha. He recurrido a menudo a Vos y siempre me habéis consolado. ¿Cómo podré expresaros mis sentimientos, amado Jesús? Os doy las gracias. Pero otra gracia quiero de Vos, oh Dios mío, si es de vuestro agrado … Si no fuerais todopoderoso nos os haría esta súplica. ¡Oh Jesús! Tened piedad de mi. Hágase en todo vuestra santísima voluntad.

(Compuesta por Santa Gema Galgani)

Santa Gema Galgani, ruega por nosotros!

Fuente: https://www.stgemmagalgani.com