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¿Dios perdona el aborto?

Dios perdona el aborto
¿Dios perdona el aborto?

¿Dios persona el aborto? La Iglesia abraza y defiende la vida de todos los no nacidos, mientras ofrece esperanza y sanación a los padres que han optado por abortar a sus hijos no nacidos.

La Iglesia Católica Romana ha condenado constantemente el aborto: la toma directa y decidida de la vida del feto. En principio, los cristianos católicos creen que toda la vida es sagrada desde la concepción hasta la muerte natural, y la toma de vida humana inocente, ya sea que haya nacido o no, es moralmente incorrecta.

La Iglesia enseña:

«La vida humana es sagrada porque desde el principio involucra la acción creadora de Dios y permanece para siempre en una relación especial con el Creador, quien es su único fin. Solo Dios es el Señor de la vida desde su comienzo hasta su fin: nadie puede, bajo ninguna circunstancia, reclamar para sí el derecho de destruir directamente a un ser humano inocente» («Donum vitae», 5).

Con esto debemos concluir que el aborto es un pecado mortal y grave, que rompe nuestra amistad con Dios, pero la buena noticia es que siempre podemos recuperarla.

Cómo superar un aborto

Puede que ya sepas que Dios sí perdona todo. No hay nada imposible para Dios, sin embargo quizá tu pregunta es cómo. Aquí te muestro lo que debes saber y puedes hacer para encontrar el perdón de Dios y superar un aborto. Es cierto que un psicólogo puede ayudar mucho, pero aquí sólo expongo la parte espiritual. En cuanto a las malas emociones que puedas tener en cuanto a este tema, las puedes superar una vez que realices los pasos que te mostrare a continuación, pero además te aconsejo que siempre deposites todas las malas sensaciones en las llagas de Jesús y será Él mismo quien las destruya con Su Sangre bendita. Además pídele que te fortaleza y te acompañe en este proceso.

Perdón de las mujeres que abortan

Además de indicar en su ley canónica que la excomunión automática no se aplica a las mujeres que abortan por temor grave o por graves inconvenientes, la Iglesia Católica, sin hacer ninguna distinción, asegura la posibilidad de perdonar a las mujeres que han tenido un aborto.

El papa Juan Pablo II escribió:

«Ahora me gustaría decir una palabra especial a las mujeres que han tenido un aborto. La Iglesia es consciente de los muchos factores que pueden haber influido en su decisión, y no duda de que en muchos casos fue una decisión dolorosa e incluso devastadora. Es posible que la herida en su corazón aún no se haya curado. Ciertamente, lo que sucedió fue y sigue siendo terriblemente incorrecto. Pero no cedas ante el desánimo y no pierdas la esperanza. Intenta comprender lo que sucedió y enfréntalo honestamente. Si aún no lo has hecho, entrégate con humildad y confianza al arrepentimiento. El Padre de las misericordias está listo para darte Su perdón y Su paz en el Sacramento de la Reconciliación.»

Confesión

Con ocasión del Jubileo extraordinario de la Misericordia en 2015, el Papa Francisco anunció que todos los sacerdotes tendrán permitido en el Sacramento de la Penitencia remitir la pena de excomunión por aborto, que había sido reservado a los obispos y ciertos sacerdotes designados por el obispo. Esta política se hizo permanente por una carta apostólica titulada Misericordia et misera (Misericordia y miseria), emitida el 21 de noviembre de 2016.

Por lo tanto, para encontrar el perdón y absolución por el pecado del aborto, sólo debes acercarte a la confesión con verdadero arrepentimiento.

San Pablo aclara que la “confesión” es algo que “declaramos con nuestra boca” y no sólo con nuestro corazón y nuestra mente (Rom 10, 10).

San Juan nos dice: “Si confesamos nuestros pecados, él, que es fiel y justo, nos los perdonará y nos limpiará de toda maldad” (1 Jn 1, 9).

Desafortunadamente, en tiempos de pandemia nada es como de costumbre. Pero el perdón sigue siendo una cuestión sencilla. El Catecismo de la Iglesia Católica nos aconseja, en esas circunstancias, que busquemos la “contrición perfecta” (ver Catecismo, n. 1452).

El Papa Francisco dice:

«Hagan lo que el Catecismo les dice. Es muy claro lo que dice ahí: si no encuentran un sacerdote para escuchar su confesión, hablen con Dios, él es su Padre y díganle la verdad. Enumeren sus pecados, pídanle perdón al Señor de todo corazón y hagan un acto de contrición. Prométanle: “Me confesaré más tarde, pero perdóname ahora”. E inmediatamente la gracia de Dios volverá a estar en ustedes».

Este método es un don. Pero conlleva una promesa importante: debemos tener la firme intención de acudir a la confesión sacramental lo antes posible, una vez que las circunstancias lo permitan.

Liberación tras un aborto

Es importante que sepamos que existen muchos pecados que de una forma u otra abren la puerta al maligno en nuestras vidas, como la práctica de la adivinación y otras prácticas esotéricas y de la nueva era, la brujería, el espiritismo, la lujuria en todas sus formas, el aborto, entre otros.

Lamentablemente, alrededor del aborto ocurre algo terrible y es que, durante misas negras se ofrecen en sacrificio los bebés abortados cada día (no el alma del bebé porque ciertamente no pueden, pero sí el sacrificio de su muerte como moneda de cambio para recibir favores). Además, el demonio suele apoderarse de alguna manera del vientre de esa persona (más información aquí).



¿Qué pueden hacer los demonios?

No todo es posesión y exorcismo. Todos sufrimos tentación, y en muchos casos influencia. Los demonios pueden llegar a causar opresión, vejación y posesión.

Puede que conozcas a una mujer que abortó y no ha sufrido ninguna de estas consecuencias, pero el llamado es a prevenir. Para ello, te recomiendo acercarte a un sacerdote para que te guíe sobre este tema y te ayude a descubrir si podrías estar sufriendo algunos de estos problemas. Recuerda que en muchos casos los sentimientos depresivos y de extremo remordimiento y deseperación son influencias malignas. En caso de ser así, él mismo te puede ayudar a liberarte haciendo una oración de liberación y guiarte a través del proceso de sanación espiritual y emocional.

Y recuerda que el Señor siempre está dispuesto a sanarnos. Él no sólo perdona, sino que también sana el pecado y te libera de este tipo de consecuencias.

Fuentes:

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