Oraciones

Mes de María, oraciones y meditación para cada día

Mes de María, oraciones
Mes de María, oraciones y meditación diaria

PROLOGO

Este texto, confeccionado para acompañar el «Mes de María», ha sido elaborado durante el Año Internacional de la Familia como un aporte a la evangelización de ella. Está pen sado para ser rezado especialmente en el seno de la familia, a fin de incentivar la vida de oración íntima, que permita experimentar a la comunidad familiar como una iglesia doméstica». Se hace eco del anhelo del Juan Pablo II de «que la oración sea el elemento preponderante del Año de la Familia en la Iglesia», «una oración colectiva e incesante de cada iglesia doméstica y de todo el pueblo de Dios.» (Carta a las Familias nn. 8 y 9)

Los textos seleccionados y sus comentarios son una invitación a que nos adentremos en el corazón de la Virgen María y contemplemos, desde ahí, toda la riqueza que Dios depositó en el matrimonio y en la familia. Queremos también alabar al Padre misericordioso por todos sus regalos y profundizar en los caminos de seguimiento de Cristo, que hacen que la familia llegue a ser, por la fuerza del Espíritu, santa y santificadora.

RECOMENDACIONES PARA UNA BUENA CELEBRACION

1° El lugar apropiado

Para celebrar este mes bendito con mucho fruto recomendamos tener en cada casa, en un lugar privilegiado, un «Altar Familiar». Durante este mes nos preocuparemos de que esté siempre con flores, «enfiestado» para celebrar digna y alegremente a nuestra Madre.

2° La hora apropiada

Todos sabemos que hay horas apropiadas para reunirse a orar y otras que son menos apropiadas. Para que la oración del mes de María pueda ser un hermoso acontecimiento familiar, conviene buscar y despejar una hora que sea adecuada para todos.

3º El modo apropiado

La novedad del Mes de María de este Año de la Familia está en la voluntad de recuperar una antigua tradición católica de nuestra Patria, en que la familia se reúna diariamente para la celebración del mes. Celebrar juntos el Mes de María no significa sólo rezar. Por amor a María, se trata de crecer también en el amor, en el servicio, en la alegría, y en el seguimiento de Jesús. Ojalá que todos los miembros de la familia participen activamente no sólo en la oración del mes, sino también en el arreglo diario del altar: poner flores, encender una vela, poner mantel limpio, preparar los cantos, repartirse las lecturas, etc.

Conviene también que a la Virgen, le traigamos pequeños regalos espirituales que son nuestros esfuerzos por vivir según las enseñanzas de Jesús. Así alegramos a María. Lo podemos hacer utilizando símbolos: por ejemplo, se pone sobre el altar una pequeña caja en la que vamos depositando una flor, una piedra, un juguete, alimento para los pobres, un papel escrito, un dibujo o un grano de trigo, como un signo de los regalos que queremos ofrecerle a la Virgen cada día. La familia se pone de acuerdo sobre cómo simbolizar esas ofrendas.

Cada día del mes ofrecerá un texto bíblico para ser reflexionado en común. Así, entonces, además de las oraciones acostumbradas, reflexionaremos sobre un trozo que nos ayude a descubrir la riqueza de la Buena Nueva de la familia.

ESTRUCTURA DE LA ORACION DE CADA DIA

  1. Nos ponemos en la presencia de Dios en unión con María.
  2. Oración inicial para todos los días del mes.
  3. Lectura propia del día y su comentario.
  4. Momento de reflexión en silencio o reflexión compartida.
  5. Regalo simbólico.
  6. Oración final para todos los días del mes.
  7. Canto de despedida.

1° Nos ponemos en la presencia de Dios en unión con María

  • Señal de la Cruz
  • Rezamos 1 Ave María



2° Oración inicial para todos los días del mes

¡Oh María! durante el bello mes que te está consagrado, todo resuena con tu nombre y alabanza. Tu santuario resplandece con nuevo brillo y nuestras manos te han elevado un trono de gracia y de amor, desde donde presides nuestras fiestas y escuchas nuestras oraciones y votos. Para honrarte, hemos esparcido frescas flores a tus pies, y adornado tu frente con guirnaldas y coronas. Mas ¡oh María!, no te das por satisfecha con estos homenajes, hay flores cuya frescura y lozanía jamás pasan y coronas que no se marchitan. Estas son las que Tú esperas de tus hijos; porque el más hermoso adoro de una madre, es la piedad de sus hijos; y la más bella corona que pueden depositar a sus pies es la de sus virtudes. Sí, los lirios que Tú nos pides son la inocencia de nuestros corazones, nos esforzaremos, pues, durante el curso de este Mes, consagrado a tu gloria, ¡oh Virgen Santa!, en conservar nuestras almas puras y sin mancha y en separar de nuestros pensamientos, deseos y miradas, aún la sombra misma del mal. La rosa cuyo brillo agrada a tus ojos es la caridad, el amor a Dios y a nuestros hermanos; nos amaremos pues, los unos a los otros, como hijos de una familia cuya madre eres, viviendo todos en la dulzura de una concordia fraternal. En este Mes bendito, procuraremos cultivar en nuestros corazones la humildad, modesta flor que te es tan querida; y con tu auxilio llegaremos a ser puros, humildes, caritativos, pacientes y resignados. ¡Oh María! haz producir en el fondo de nuestros corazones todas estas amables virtudes: que ellas broten, florezcan y den al fin frutos de gracia para poder ser algún día dignos hijos de la más santa y de la mejor de las madres. Amén

3° Lectura y comentario para cada día

Se busca el trozo de lectura que corresponde al día, y se lee junto con el comentario respectivo.

LECTURAS Y COMENTARIOS PARA CADA DIA

Día 1

"En el mes sexto fue enviado el ángel Gabriel de parte de Dios a una ciudad de Galilea llamada Nazaret, a una virgen desposada con un varón de nombre José, de la casa de David. El nombre de la virgen era María". Lc. 1, 26-27

Cuando Dios quiso nacer entre nosotros eligió a María, la esposa de José. La familia de Nazaret, por su ternura, por su amor y por su entrega, es un ejemplo de unidad y de cariño para todas nuestras familias.
La familia es una «comunidad íntima de amor y de vida». Es el espacio más apto para desarrollar la vida hasta su plenitud. En ella podemos descubrir el rostro del Dios-Amor. Podemos experimentar su Providencia misericordiosa, caminar en su presencia y prepararnos para la vida definitiva en el Reino de Dios.

¿Nos sentimos elegidos por Dios como familia?

Día 2

"Entrando (el ángel) donde ella estaba, le dijo: Dios te salve, llena de gracias, el Señor es contigo. Ella se sorprendió al oír estas palabras y se preguntaba qué podría significar aquel saludo." Lc. 1, 28-29

María está en oración. Es la condición para entrar en la intimidad de Dios. Ella tiene una mente muy despierta y sabe perfectamente que Dios es santo, infinito y eterno. Su manifestación a través del ángel no puede sino sorprenderla. Ella es consciente de su pequeñez frente a la grandeza de Dios. El ángel la saluda con el título especial de «llena de gracia», la elegida, la favorecida por Dios. Cada uno de nosotros puede reconocer que es un «favorecido de Dios», un elegido por él para formar parte de esta comunidad familiar. Aquí en el silencio y la oración sabemos dialogar con Dios y agradecer sus beneficios.

¿En qué oportunidades nos hemos sentido favorecidos por Dios?

Día 3

"El ángel le dijo: No temas, María, porque has hallado gracia delante de Dios, y concebirás en tu seno y darás a luz un hijo a quien pondrás por nombre Jesús. El será grande y llamado Hijo del Altísimo, y le dará el Señor Dios el trono de David, su padre, y reinará en la casa de Jacob por los siglos, y su reino no tendrá fin." Lc.1, 30-33

Un hijo siempre es don de Dios. Siempre pone en íntimo contacto a los padres de la criatura con el Creador de quien procede toda vida. Siempre significa hallar gracia delante de Él.

El hijo también es una promesa. El anhelo espontáneo de todos los padres es que ese niño llegue a ser grande y que se proyecte hacia la eternidad. Esta realidad hace que el seno de una madre y el hogar que la sustenta se deba considerar como un «santuario de la vida». Es ahí donde se aprende a descubrir el valor único, irrepetible e insustituible de cada vida humana.

María, más que ninguna otra madre, pudo experimentar la vida del Hijo como el don más precioso de Dios y, como ninguna también, proyectó sus anhelos hacia el infinito.

¿Cuáles son las aspiraciones de los padres por los hijos?

Día 4

"Dijo María al ángel: ¿Cómo podrá ser esto, pues yo no conozco varón? El ángel le contestó y dijo: El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y la virtud del Altísimo te cubrirá con su sombra, y por esto el hijo engendrado será santo, será llamado Hijo de Dios." Lc.1, 34-35

Todas las mujeres del pueblo escogido anhelaban ser consideradas dignas de ser madre del Mesías. Sólo María se consideraba a sí misma demasiado pequeña para ese honor. Pero Dios miró su pequeñez e hizo en ella cosas grandes.
Toda auténtica fecundidad proviene de Dios. El Espíritu nos comunica «la virtud del Altísimo». En María, este hecho encuentra su máximo realismo: su Hijo no sólo será llamado Hijo de Dios, sino que realmente será el Hijo del Padre.
Desde la venida de Jesucristo, toda madre tiene también la misión de engendrar hijos que puedan llegar a ser verdaderamente hijos de Dios. Esta hermosa vocación de hacer «hijos de Dios» de los propios hijos hace maravillosa la tarea de ser padre y madre.

¿Cómo hemos crecido en nuestra fe?

Día 5

"Isabel, tu parienta, también ha concebido un hijo en su vejez, y éste es ya el sexto mes de la que era estéril porque nada hay imposible para Dios." Lc. 1, 36-37

El ángel le quiere dar a María una prueba, que esté al alcance de su comprensión: lo que le está anunciando procede de Dios. Además, quiere mostrarle que el obstáculo que ella ha percibido para realizar su voluntad, ser madre sin haber conocido varón, no es un obstáculo para Dios.

Ella había preguntado solamente para saber cómo debía actuar a fin de acomodarse al querer divino. La respuesta que le da el ángel, sin embargo, introduce en su conciencia un nuevo elemento: la situación de su parienta Isabel. La noticia del embarazo de Isabel la asume como un llamado que la involucra personalmente. Es la sensibilidad del amor hermoso». Ella se siente invitada a ir a ayudar a su parienta de más edad. El auténtico amor a Dios, lejos de distanciarnos de nuestros parientes, nos hace más cercanos a ellos. Más aún: no existe ningún seguro más eficaz del amor en el interior de la familia que amar a Dios con todo el corazón.

¿Alguna vez hemos experimentado que «para Dios nada es imposible»?

Día 6

"Dijo María: He aquí la servidora del Señor. Hágase en mí según tu palabra. Y se fue de ella el ángel." Lc. 1,38
Las palabras de María constituyen la síntesis de la sabiduría humana. Un hombre es plenamente sabio solamente cuando se pliega totalmente a la voluntad divina y se deja enriquecer por El. María es el modelo de esa sabiduría: ella se sabe libre, tiene un proyecto trazado y Dios cambia sorpresivamente ese proyecto. Ella, sin embargo, sabe que lo que Dios quiere es siempre mejor. Dócilmente se abre a su voluntad. Es así como se transforma en fuente de bendición no solamente para su hogar, sino para toda la humanidad.

Nos admiramos de la delicadeza de Dios que consulta a María antes de iniciar su plan de amor junto con ella. A nosotros también Él nos invita a participar en su proyecto y espera nuestra aceptación. Nosotros podemos aceptar o negarnos.

¿Nos sentimos haciendo la voluntad de Dios?

Día 7

"En aquellos días se puso María en camino y a prisa fue a la montaña, a una ciudad de Judá, y entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel." Lc. 1, 39-40

Al recibir del ángel la noticia de que su parienta, ya anciana, estaba embarazada, María se siente movida por el amor. Deja la paz de su hogar en Nazaret y parte presurosa por las montañas a servirla. Es la prisa y la audacia del amor. Es ese «amor hermoso» lo que hace que la familia sea camino de santidad. No era un viaje fácil. Había que cruzar desiertos y montañas. Eran varios días llenos de peligros e incomodidades. María tuvo que vencer la timidez de una adolescente, olvidarse de sí misma para darse a su parienta.

La familia «custodia, revela y comunica el amor y la vida», nos dicen los Obispos en Santo Domingo. En María esto se ve nítidamente: en vez de quedarse saboreando la experiencia de la Anunciación, deja sus seguridades y comodidades porque el amor fraterno la requiere: va a servir, tal como lo requiere el amor.

¿Qué hacemos nosotros en favor de otros parientes o familiares?

Día 8

"Así que oyó Isabel el saludo de María, el niño se estremeció en su seno, e Isabel se llenó del Espíritu Santo, y clamó con voz fuerte: ¡Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre! ¿De dónde a mí que la madre de mi Señor venga a mí? Porque así que sonó la voz de tu saludo en mis oídos, saltó de gozo el niño en mi seno." Le 1,41-44
Admirable solidaridad de destinos es la que existe entre padres e hijos.

Isabel escucha la voz de María y el hijo es santificado en su seno. Y la misma Isabel ha quedado llena del Espíritu Santo por intermedio de María. En la familia que vive en el amor hermoso, los unos son fuente de santidad para los otros. Es una admirable solidaridad que traspasa los límites de las generaciones y que ayuda a tener una gran experiencia de Dios. Al final el mismo Zacarías puede participar de esa corriente de gracia que trae siempre la presencia de María. El también recupera la voz y puede alabar a Dios.

La alegría de Juan Bautista en el vientre de Isabel, es también nuestra alegría. María nos visita. María quiere permanecer en nuestro hogar. Y eso nos hace estar inmensamente felices. Pedimos unos por otros, conscientes que todo lo bueno de cada uno, ayuda a todos. Y conscientes también que lo malo de cada uno, perjudica a todos.

¿Le damos acogida a María en nuestro hogar?

Día 9

"Dichosa tú por haber creído que han de cumplirse las cosas que el Señor te ha dicho!" Lc.1, 45.

La fe es creadora. Por ella nos ponemos en contacto con la fuente de la vida. La familia de Jesús aquí en la tierra encontró su sustento en esa fe profunda y vital de María. Por esa fe se le atribuye a María la primera dicha o bienaventuranza que aparece en el Evangelio. Todos recibirán en la familia los frutos de bienaventuranza que provienen de la fe.

Una familia es creyente no solamente cuando reconoce ciertas verdades como auténticas, sino cuando se une vitalmente a Dios. Solamente en esa adhesión la familia entera encuentra una fuente segura de felicidad. Todos queremos ser felices. Todos queremos la felicidad para nuestros seres queridos. La fe es el camino real hacia la felicidad. Ojalá se pudiera aplicar a cada familia católica lo que se le dice a María: ¡dichosa tú que has creído!

¿Cómo podríamos crecer en nuestra fe?

Día 10

"Mi alma engrandece al Señor y salta de júbilo mi espíritu en Dios mi Salvador, porque ha mirado la humildad de su sierva. Por eso todas las generaciones me llamarán bienaventurada, porque ha hecho en mí maravillas el Poderoso, cuyo nombre es santo. Su misericordia se derrama de generación en generación sobre los que le temen." Lc. 1,46-50

María sabe que Dios mira la pequeñez de los corazones sencillos. Sabe que Dios la ha elegido no por su belleza ni por su bondad. Dios la eligió por su humildad. Su cántico de alabanza es un testimonio de su experiencia de la misericordia de Dios y de su esperanza en el triunfo definitivo de su amor sobre la porfiada miseria humana.

Cada familia tiene también una historia de amor que contar. En cada una de ellas ha depositado el Padre mucho de su misericordia. Cuando una familia reflexiona sobre su propia historia podrá hacer un recuento. ¿De cuántas situaciones difíciles la ha liberado el Señor? ¿Cuántos regalos inesperados le ha concedido? Cada una tendría material suficiente como para elaborar, así como María lo hizo, un salmo de agradecimiento. Así se hará merecedora de nuevas gracias.

Hagamos el Salmo o el Cántico de nuestra familia

Día 11

Dijo María:

“Dios tiene misericordia de quienes lo reverencian.
Actuó con todo su poder:
deshizo los planes de los orgullosos,
derribó a los reyes de sus tronos
y puso en alto a los humildes.
Llenó de bienes a los hambrientos
y despidió a los ricos con las manos vacías
Ayudó al pueblo de Israel, su siervo,
y no se olvidó de tratarlo con misericordia” Le, 1, 50-54

En nuestra vida familiar debiéramos tener siempre puestos nuestros ojos en Dios. Cuando hablamos con él, nuestra vida adquiere nuevas dimensiones y somos renovados en nuestro amor. Comprendemos que el orgullo y la prepotencia nos hacen mal, nos alejan a unos de otros, y que una actitud humilde nos acerca y nos une. Al mirar a Dios comprendemos también nuestra responsabilidad de ser solidarios entre nosotros y con los demás, especialmente con los hambrientos y los sufrientes. Estar cerca de Dios nos hace tener un corazón lleno de misericordia.

¿Cómo está nuestra humildad y nuestra misericordia?

Día 12

"Aconteció, pues, en los días aquellos que salió un edicto de César Augusto para que se empadronase todo el mundo. Fue este el primer censo que hizo Quirino, el gobernador de Siria. E iban todos a empadronarse, cada uno en su ciudad. José subió de Galilea, de la ciudad de Nazaret, a Judea, a la ciudad de David, que se llama Belén, por ser el de la casa y de la familia de David, para empadronarse con María, su esposa que estaba embarazada". Le. 2, 1-5

Toda familia está inserta en la sociedad. Esto le trae ventajas y le pone exigencias. La Sagrada Familia muestra no solamente su obediencia a la Ley del Señor sino también su adhesión a las leyes de su nación. Esto es lo que hace que una familia sea una célula viva y primera de la sociedad. Es en esta célula donde se crea un auténtico taller de humanidad: el hombre aprende a descubrir su dignidad al experimentar el amor gratuito. Y aprende también a comunicarse con los demás y a participar en la vida social.

Dios quiere que el hombre viva en sociedad. Quiere también que cada familia de su aporte original al bien común. Muchas veces esto significará asumir limitaciones e incomodidades, así como José y María, que tienen que viajar desde la lejana Nazaret en el norte de Israel hasta Belén, en el sur, para empadronarse.

¿Cómo vivimos nuestro compromiso con el país?

Día 13

"Estando allí se cumplieron los días de su parto, y dio a luz a su hijo primogénito, y lo envolvió en pañales y lo acostó en un pesebre, por no haber sitio para ellos en la posada." Lc.2.6-7

La riqueza de la familia no consiste, en primer lugar, en los bienes materiales. En el pesebre de Belén hay una familia plena de vida y amor aunque no haya riqueza exterior. La riqueza fundamental de una familia está en sus vínculos afectivos, en la confianza que tienen unos en otros, en la unidad con que viven.

Nuestra familia debe procurar la verdadera riqueza, esa que proviene del amor entre las personas, que se alimenta siempre en la fuente inagotable que es el mismo Dios. Así se gesta el verdadero hogar como un nido cálido de vinculaciones personales penetradas por el amor y el respeto.

¿Vivimos demasiado pendiente de las riquezas materiales?

Día 14

"Tan pronto como los ángeles se fueron al cielo, se dijeron los pastores unos a otros: Vamos a Belén a ver esto que el Señor nos ha anunciado.

Fueron con rapidez y encontraron a María, a José y al Niño acostado el pesebre Y viéndole, contaron lo que se les había dicho acerca del Niño. Y cuantos los oían se maravillaban de lo que les decían los pastores. María guardaba todo esto y lo meditaba en su corazón. Los pastores se volvieron glorificando y alabando a Dios por todo lo que habían oído y visto, según se les había dicho“. Lc. 2, 15-20

Los pastores, hombres desheredados en Israel, que viven fuera de los muros protectores de la ciudad, tienen un corazón apto para percibir ese milagro. Por esa razón, al recibir el anuncio del ángel se apuraron en ir a Belén. Así podemos decir también nosotros: Vamos a Belén, para encontrar al niño acostado en un pesebre. Vamos a reconocer en un niño la fuerza y la grandeza de Dios. Vamos a Belén para encontrar a María feliz con el hijo de sus entrañas. Vamos a bendecir a Dios por regalamos al Salvador que con tanta urgencia necesitamos. Como toda mamá, María conserva la historia de sus hijos en el corazón.

¿Dónde está Belén para nosotros hoy día?

Día 15

"Así que se cumplieron los días de la purificación, conforme a la Ley de Moisés, lo llevaron a Jerusalén para presentarlo al Señor, según está escrito en la Ley del Señor que todo varón primogénito sea consagrado al Señor, y para ofrecer en sacrificio, según lo prescrito por la Ley del Señor, un par de tórtolas o dos pichones". Le-2, 22-24

La Sagrada Familia es el modelo que deben seguir todas las familias cristianas. No solamente debían entrar en comunión entre ellos por una entrega sincera de sí mismos, sino que además debían poner a Dios en el sitio que le corresponde en su vida familiar. Para esto debían cumplir con los mandamientos de la Ley y realizar todas las ceremonias rituales propias del culto a Dios.

Rendirle culto a Dios es reconocerlo como Dios, comienzo y fin de todas las cosas. Ese es el sentido que tiene la oración y las celebraciones en la Iglesia. En la Misa agradecemos los dones que Dios nos da, pedimos perdón por nuestras faltas, nos unimos al sacrificio de Jesucristo por nuestra salvación aportando las buenas obras que vamos haciendo e imploramos la ayuda de Dios en nuestras necesidades.

Revisemos nuestra participación en la Eucaristía

Día 16

"Su padre y su madre estaban maravillados de las cosas que se decían de Él. Simeón los bendijo y dijo a María, su madre: puesto está para caída y resurrección de muchos en Israel y para blanco de contradicción. Y a ti una espada atravesará tu alma para que se descubran los pensamientos de muchos corazones" Lc. 2, 33-35

En su encuentro con Dios en el templo, la Sagrada Familia no recibe solamente una bendición. El anciano justo también les profetiza dolores. Ya habían tomado contacto con el plan misterioso, y muchas veces desconcertante, de la Divina Providencia. Un plan que encierra sorpresas que llenan de alegría, pero también momentos de dolor. Es el camino que Dios ha elegido para salvar al hombre.

¿Qué familia no ha vivido momentos de desconcierto? Sin embargo, si quiere encaminarse con paso seguro hacia su plena realización y a la felicidad, debe asumir confiadamente las diversas alternativas del plan que tiene Dios con ella. Habrá momentos de dolor y momentos de gozo, pero tanto lo uno como lo otro provienen del amor de Dios. Que las nubes no dejen ver el sol, es normal, pero que se crea por eso que ya no existe el sol, sería perder la esperanza y eso es siempre negativo.

¿Cómo hemos vivido el dolor en nuestra casa?

Día 17

"Había una profetisa, Ana, hija de Fanuel, de la tribu de Aser, muy avanzada en años; casada en días de su adolescencia, vivió siete años con su marido y permaneció viuda hasta los ochenta y cuatro. No se apartaba del templo, sirviendo con ayunos y oraciones noche y día.

Como viniese en aquella misma hora, alabó también a Dios y hablaba de Él a cuantos esperaban la redención de Jerusalén. Cumplidas todas las cosas según la Ley del Señor, se volvieron a Galilea, a la ciudad de Nazaret." Lc. 2, 36-39

Tanto Simeón como Ana representan a esa multitud de creyentes que, a lo largo de la historia, han puesto su confianza en el Señor y han encontrado una respuesta a esa esperanza. Así como Simeón exclama lleno de alegría "Ahora, Señor, puedes dejar a tu siervo irse en paz porque mis ojos han visto a tu salvación", así también Ana se expresa en alabanzas a Dios y comienza a hacer un anuncio a todo el que quiera oírla. Es la Iglesia que comienza a dar testimonio de las maravillas de Dios, que nos salva. Cuando una familia ha colocado su confianza en Dios, tendrá solamente motivos para alabarlo y se transformará en testigo y anunciadora de la buena nueva. Hoy día, tal vez como nunca, es necesario que las familias creyentes den testimonio de su fe y den razón de su esperanza.

¿Cómo es nuestro testimonio de familia?

Día 18

"Los padres de Jesús iban cada año a Jerusalén en la fiesta de Pascua. Cuando era ya de doce años, al subir sus padre, según el rito festivo, y volverse ellos, acabados los días, el niño Jesús se quedó en Jerusalén sin que sus padres lo echasen de menos. Pensando que estaba en la caravana, anduvieron camino de un día. Lo buscaron entre parientes y conocidos, y al no hallarlo. se volvieron a Jerusalén en busca suya. Al cabo de tres días lo hallaron en el templo, sntado en medio de los doctores, oyéndolos y preguntándoles. Cuantos le oían quedaban admirados de su inteligencia y de sus respuestas". Lc. 2, 41-47

La familia de Nazaret peregrinaba todos los años a Jerusalén. Allí iban a celebrar la Pascua, la mayor fiesta de los judíos. Era una familia fiel a Dios y al culto de Israel. Jesús, que ya había crecido lo necesario, pudo tomar sus propias decisiones, pero María y José no lo consideraban aún lo suficientemente adulto para eso. Siempre les cuesta a los padres ver la madurez de sus hijos.

Es importante para la familia celebrar su fe en la comunidad cristiana. Y poder ver el crecimiento de cada uno en la mirada de Dios. Cerca de Él la vida humana es más vida y más humana.

¿Nos consideramos militantes activos en la Iglesia?

Día 19

Cuando sus padres le vieron, se maravillaron, y le dijo su madre: Hijo, ¿por qué nos has hecho así? Mira que tu padre y yo, apenados, andábamos buscándote. Y Él les dijo: ¿Por qué me buscabais? ¿No sabíais que es preciso que me ocupe de las cosas de mi Padre? Ellos no entendieron lo que les decía". Lc. 2, 48-50

Mientras caminamos en la tierra es inevitable tener desencuentros.

A veces entre los hermanos falta la armonía. Se pierde la comunicación entre los esposos. No siempre hay suficiente diálogo entre los padres y los hijos. Lo importante es plantearse directa y francamente delante de Dios para saber cuál es su voluntad. Jesús sabía que debía preocuparse de las cosas de su Padres, esa era su misión. Y a los doce años, fecha en que se era mayor de edad en Israel y en que el hijo salía de la esfera de la madre para pasar a la responsabilidad del padre, quiso dejarlo muy en claro.

A María le dolió esa actitud. Pero sabía que en su hijo amado había un misterio que a ella la sobrepasaba. Sólo el silencio y la meditación le harían comprender más adelante, que en Jerusalén su hijo estaría perdido y enterrado durante tres días, y que al tercero lo podría ver resucitado.

¿Cómo vivimos nuestros conflictos?

Día 20

"La concepción de Jesucristo fue así. Estando desposada María, su madre, con José, antes de que conviviesen, se halló haber concebido María del Espíritu Santo. José, su esposo, siendo justo, no quiso denunciarla y resolvió repudiarla en secreto. Mientras reflexionaba sobre esto, he aquí que se le apareció en sueños un ángel del Señor y le dijo: José, hijo de David, no temas recibir en tu casa a María, tu esposa, pues lo concebido en ella es obra del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo, a quien pondrás por nombre Jesús, porque salvará a su pueblo de sus pecados." ML1. 18-22

Exteriormente todo condenaba a María. José no tenía ningún otro argumento a favor de ella que el de la experiencia de su santidad. ¡Qué difícil es captar el misterio que hay detrás de cada vida humana? ¿Cómo seguir creyendo en ella? José no la condena, pero tampoco puede aceptar esa realidad que no logra explicarse. Está encerrado en un callejón sin salida. María, por su parte, sabe que el misterio que ha empezado a envolver su mundo personal no le pertenece. Por eso deja que sea el mismo Dios quien lo aclare. Ella simplemente confía. Por lo demás sabe que si ella hubiese pretendido aclarar la situación diciendo que estaba esperando por obra del Espíritu, nadie habría aceptado esa explicación. La sociedad de Israel de ese tiempo era muy dura en sus leyes de protección de la santidad de la familia. A las adúlteras se les apedreaba. Por eso, José decide abandonarla en secreto precisamente para que no la apedreen.

La única salida en esas situaciones límites, que se pueden producir en cada familia, es el recurso a Dios. Sólo Él puede hacer desembocar las situaciones más insólitas en una fuente de bendición. El único seguro realmente prudente que puede tener toda familia es colocar a Dios en el centro y confiarle todas las situaciones de su existencia.

¿Confiamos verdaderamente en Dios incluso en los momentos de mayor aflicción?

Día 21

"El ángel del Señor se apareció en sueños a José y le dijo: «Levántate, toma al niño y a su madre y huye a Egipto, y estáte allí hasta que yo te avise, porque Herodes buscará al niño para quitarle la vida». Levantándose de noche, tomó al niño y a la madre y partió para Egipto, permaneciendo allí hasta la muerte de Herodes, a fin de que se cumpliera lo que había pronunciado el Señor por su profeta, diciendo: «De Egipto llamaré a mi hijo..." Mt.2, 13-15

La responsabilidad de todos los padres de este mundo es siempre proteger la vida y la integridad de sus hijos. No sólo proteger su vida física, sino su vida espiritual, sus virtudes, sus valores, sus emociones y sus afectos. Los padres siempre van a querer lo mejor para sus hijos.

Herodes, eso sí, no descansa nunca. Y de maneras muy diversas busca arrebatar hoy día las vidas infantiles. Arrebata la vida de muchos niños antes de nacer. Arrebata la vida entregando anti valores y publicitándolos abiertamente. Por eso los padres de familia no escatiman ningún sacrificio para que la vida de sus hijos no sea herida ni dañada. Al igual que lo hizo José que debió exiliarse en Egipto para que Jesús no sufriera ningún mal.

¿Sentimos que debemos proteger nuestra vida familiar?

Día 22

"Al tercer día hubo una boda en Caná de Galilea, y estaba allí la madre de Jesús. Fue invitado también Jesús con sus discípulos a la boda. No tenían vino, porque el vino de la boda se había acabado. En esto dijo la madre de Jesús a éste: No tienen vino. Le dijo Jesús: Mujer, ¿qué nos va a ti y a mí? No es llegada aún mi hora. Dijo la madre a los servidores: Hagan lo que Él les diga." Jn 2, 1-5

Toda familia sana se proyecta en su ambiente. También la Sagrada Familia está conectada con la vida cotidiana de su tierra y participa en los acontecimientos sociales de su medio. Sin embargo, aunque pareciera que es una participación común y corriente, hay algo diferente: en su participación se refleja toda la riqueza que Dios ha ido depositando en ella. María está en esta fiesta del amor, como todos, pero su corazón maternal está siempre vigilando dispuesto a acudir a las necesidades de los demás. Rápidamente se da cuenta del apuro de estos novios y trata de ayudar recurriendo a Jesús. Después de un aparente rechazo del Señor se realiza el primer milagro en que se manifiesta su gloria y crece la fe de sus discípulos en EL.

María, cuando la llevamos a la vida íntima de nuestros hogares, juega el rol de medianera de las gracias. Ella tiene la sensibilidad maternal para percibir nuestras necesidades y la generosidad para acudir siempre en nuestra ayuda.

¿Está invitado Jesús y María a nuestra fiesta diaria?

Día 23

«Después de haber cumplido con todo lo que mandaba la ley del Señor, volvieron a Galilea, a su propio pueblo de Nazaret. Y el niño crecía y se hacía fuerte, estaba lleno de sabiduría y gozaba del favor de Dios Lc. 2, 39-40
Si hay una gracia inmensa que se da en la familia es que cada uno puede ir creciendo poco a poco con la ayuda de los demás. Crecen los hijos, crecen los padres, crecen los esposos, crecen los hermanos. Lo importante es tener un proyecto común, darse suficiente tiempo para el diálogo y el encuentro, expresar con verdad y bondad los sentimientos de cada uno. Y sobre todo mirar a Dios para crecer bajo su protección y su ayuda.

¿En qué hemos crecido últimamente y en qué hemos dejado de crecer?

Día 24

«Jesús se fue de allí a su propia tierra, y sus discípulos fueron con él. Cuando llegó el sábado, comenzó a enseñar en la sinagoga. Y muchos oyeron a Jesús, y se preguntaban admirados: ¿Dónde aprendió éste tantas cosas? ¿De dónde ha sacado esa sabiduría y los milagros que hace? ¿No es éste el carpintero, el hijo de María y hermano de Santiago, José, Judas y Simón? ¿Y no viven sus hermanas también aquí, entre nosotros? Y no tenían fe en él. Mc. 6, 1-3

Jesús era conocido en su pueblo por su profesión y por su familia. Todos lo ubicaban por ser el hijo de María y por sus familiares. Ellos participaban como todos en las actividades que se realizaban en su pueblo de Nazaret. Allí estaban los amigos de la infancia de Jesús. Allí estaban las vecinas de María. Por eso no se explicaban la extraña sabiduría de este personaje al que ubicaban perfectamente.

A Jesús hay que aproximarse desde la fe. Sólo así se descubre al Mesías, al Salvador, al Maestro. Una familia que lo reconoce de esta manera se transforma. Y por eso a este «hijo de María» invocamos desde nuestro corazón.

¿Creemos en verdad que Jesús es nuestro Salvador?

Día 25

«La madre y los hermanos de Jesús se presentaron donde él estaba, pero no pudieron acercarse a él porque había mucha gente. Alguien avisó a Jesús:

-Tu madre y tus hermanos están ahí fuera, y quieren verte. El contestó:
-Los que oyen el mensaje de Dios y lo ponen en práctica, esos son mi madre y mis hermanos». Lc. 8, 19-21
Poner en práctica el mensaje de Dios y las palabras de Jesús es una tarea para la familia. Eso es lo único que nos puede hacer felices y que puede incentivamos en el amor. Sin lugar a dudas esa es la mayor urgencia que tenemos. Muchas veces en medio de los trabajos, de los estudios, de las entretenciones, o de las actividades de cada uno, olvidamos de acercamos a Jesús, de oírlo y de estar con él. Este mes de María nos puede aproximar a él. Si ponemos en práctica su enseñanza, entramos a formar parte de su propia familia.

¿Qué conocimiento tenemos de la enseñanza de Jesús?

Día 26

Mientras Jesús decía estas cosas, una mujer entre la gente gritó: -Dichosa la mujer que te dio a luz y te crió! Él contestó: -¡Dichosos más bien quienes escuchan lo que Dios dice, y lo obedecen! Lc. 11, 27-28

Doblemente dichosa es María. «Dichosa por haber creído», como le dijo su prima Isabel. «Dichosa porque supo escuchar a Dios toda su vida y supo obedecerle», «Hágase en mí según tu palabra». La grandeza de María no reside en el hecho físico de haber dado a luz a su hijo o de haberlo amamantado y cuidado desde niño. Su gloria es haber estado atenta a Dios, a su querer, a sus proyectos, a su voluntad. Para María sólo lo que Dios quiere le interesa. Sólo a él está dispuesta a oír. En eso puede estar decididamente nuestra paz familiar. Y por eso no olvidaremos la palabra de Dios, su enseñanza y su mensaje.

¿Cómo podríamos conocer mejor la palabra del Señor para ponerla en práctica?

Día 27

Jesús bajó con ellos, y vino a Nazaret, y les estaba sujeto, y su madre conservaba todo esto en su corazón. Jesús crecía en sabiduría, en edad y en gracia ante Dios y ante los hombres» Lc. 2, 51-52

Los acontecimientos y las palabras de Jesús son como para guardarlos cariñosamente en el corazón. Como lo hizo María. Y meditarlos y rezarlos una y otra vez. Esta es la manera no sólo de avanzar en edad sino en sabiduría y en gracia delante de Dios y de los hombres. La familia es la magnífica oportunidad para aprender a amar, a perdonar, a conversar, a escucharse, a orar, a tener confianza y misericordia. En una palabra la familia de Nazaret es nuestro modelo y nuestra meta de familia. Como María están llamadas a ser las mamás. Con la comprensión de José están invitados a actuar los padres. Y con esa actitud obediente y respetuosa están llamados también a vivir los hijos.

¿Por qué la Sagrada Familia es o puede ser nuestro modelo?

Día 28

«Junto a la cruz de Jesús estaban su madre, y la hermana de su madre, María, esposa de Cleofás, y María Magdalena. Cuando Jesús vio a su madre, y junto a ella al discípulo a quien él quería mucho, dijo a su madre:
-Mujer, ahí tienes a tu hijo. Luego le dijo al discípulo:
-Ahí tienes a tu madre.

Desde entonces, ese discípulo la recibió en su casa» Jn. 19, 25-27

Es maravilloso ver a María junto a la cruz de Jesús. Porque ella está siempre al lado de los que sufren y de los desesperados. Por eso en nuestros momentos de dolor, aunque no nos hayamos dado cuenta, ella ha estado siempre acompañándonos. Ella nos da ánimo y aliento. Ella es nuestro gran consuelo y nuestra esperanza.

Pero hay algo más que nos llena de gozo: Jesús después de habernos dado todo su amor y todo su tiempo, en la cruz nos da a María como Madre. Y quisiéramos que desde hoy ella se quede para siempre a vivir en nuestra casa.

¿Somos conscientes de que María está de pie junto a nuestros dolores?

Día 29

“Desde el monte llamado de los Olivos, regresaron los apóstoles a Jerusalén: un trecho corto, precisamente lo que la ley permite caminar en sábado. Cuando llegaron a la ciudad, subieron al piso alto de la casa donde estaban alojados. Eran Pedro, Juan, Santiago, Andrés, Felipe, Tomás, Bartolomé, Mateo, Santiago hijo de Alfeo, Simón el Celote, y Judas, el hijo de Santiago. Todos ellos se reunían siempre para orar con algunas mujeres, con María, la madre de Jesús, y con sus hermanos” He. 1, 12-14

En la Iglesia primera se hacía oración junto a María. No podía ser de otra manera. María tuvo la experiencia de ser visitada por el Espíritu para ser la madre de Jesús. Y la Iglesia recibe también la venida del Espíritu para salir a las calles, a las ciudades y a los pueblos del mundo.

La Iglesia quiere ser como María. Quiere llevar al Cristo como ella. Quiere darlo a luz. Quiere interceder ante él como María en Caná. Quiere acompañar a los adoloridos como ella en el Calvario. Quiere alegrarse con su triunfo de resucitado.

Somos la Iglesia doméstica. Y por eso la presencia de María entre nosotros es fundamental para fortalecer nuestro amor.

Hagamos como familia una visita a algún santuario mariano

Día 30

Cuando llegó la plenitud de los tiempos, Dios envió a su Hijo, que nació de una mujer, sometido a la ley de Moisés, para rescatarnos a los que estábamos bajo esa ley y concedernos gozar de los derechos de hijos de Dios. Y porque ya somos sus hijos, Dios mandó el Espíritu de su Hijo a nuestros corazones. Y el Espíritu clama: ¡Abbá! ¡Padre!. Así pues tú ya no eres esclavo, sino hijo de Dios. Y por ser hijo suyo, es la voluntad de Dios que seas también su heredero» Gál. 4, 4-7

Dios nos envió a su Hijo para que todos nosotros fuéramos sus hijos. ¡Es maravillosa esta noticia!. Dios nos cuida, nos protege, nos conoce y nos ama. Dios nos hace sus herederos y nos espera en su casa para servimos un banquete. A Dios le podemos decir llenos de confianza «¡Padre!». Y todo este misterio tan hermoso es posible porque hubo una mujer que aceptó entregar su vida, su amor, su cuerpo y su vientre para que el Mesías Jesucristo naciera y viviera en esta tierra. María es la mujer elegida para cumplir esta misión tan noble y tan importante. Por eso a ella la invitamos a vivir en nuestro hogar.

¿Valoramos lo suficiente nuestra realidad de «hijos de Dios»?

Día 31

«Apareció en el cielo una gran señal: una mujer envuelta en el sol como en un vestido, con la luna bajo sus pies y una corona de doce estrellas en la cabeza. La mujer estaba embarazada, y gritaba por los dolores del parto, por el sufrimiento de dar a luz» Ap. 12,1-2

Esta mujer del Apocalipsis es María. Es la mujer inmaculada que le aplasta la cabeza a la serpiente y que sale vencedora en su lucha contra el dragón, que es el demonio. Ser hijo de María es participar en este triunfo contra el mal, contra las más diversas tentaciones de este mundo. Y esa lucha la estamos dando todos los días: debemos vencer a la tentación de la soledad, de la incomunicación, del orgullo y del egoísmo. Debemos dar la batalla en nuestra familia contra la ambición de las riquezas y contra el materialismo que nos rodea. Pero hay algo más todavía: nosotros es tamos llamados a entregar al Mesías a quienes no lo conocen. Aunque sea con dolor, debemos entregarlo a quienes lo buscan sin encontrarlo toda vía.

¿Necesitamos vencer al tentador y a la tentación?



4° Momento de reflexión en silencio o reflexión compartida

Después de hecha la lectura conviene hacer un momento de reflexión. Esta reflexión se puede hacer en unos momentos de silencio o, mejor aún, en un comentario compartido por toda la familia.

5° Regalo simbólico

Los regalos que alegran el corazón de la Madre de Dios y Madre nuestra son los esfuerzos que hacemos por vivir en conformidad con la enseñanza de Jesús. Cada día le traemos algún regalo espiritual que lo simbolizamos a través de algún signo visible que ponemos en el altar.

6° Oración final para todos los días del mes

La Iglesia tiene una gran riqueza de oraciones dirigidas a la Virgen María. Cada día podemos escoger alguna de ellas y la rezamos juntos para terminar el día. Se puede también finalizar con la siguiente oración:

¡Oh María, Madre de Jesús nuestro salvador y nuestra buena Madre!, nosotros venimos a ofrecerte con estos obsequios que colocamos a tus pies, nuestros corazones, deseosos de serte agradables, y a solicitar de tu bondad un nuevo ardor en tu santo servicio.

Dígnate presentarnos a tu Divino Hijo; que en vista de sus méritos y a nombre de su Santa Madre, dirija nuestros pasos por el sendero de la virtud. Que haga lucir con nuevo esplendor, la luz de la fe sobre los infortunados pueblos que gimen por tanto tiempo en las tinieblas del error, que vuelvan hacia Él, y cambie tantos corazones rebeldes, cuya penitencia regocijará su corazón y el tuyo. Que convierta a los enemigos de su Iglesia y que, en fin, encienda por todas partes el fuego de su ardiente caridad. Que nos colme de alegría en medio de las tribulaciones de esta vida y de esperanza para el porvenir. Amén.

7° Canto de despedida

Esto es opcional, para ello te dejarmos un link a una playlist con bellas canciones a María aquí

Mes de María en Youtube

Para avanzar puede hacer clic en siguiente en la parte superior derecha del video, en el ícono de lista de reproducción.

Mes de María

***

Fuentes: Librito «MES DE MARÍA: Para rezar en familia», texto elaborado por encargo de la Conferencia Episcopal, Departamento de Pastoral Familiar. Padre Jaime Fernández y Padre Miguel Ortega. 1994, año internacional de la Familia.

Más de Católicos de María