Promesas de Jesús Sacramentado

Catalina Rivas (Bolivia, 1944) es misionera laica del ANE desde su fundación. En cierto momento en su vida fue agraciada con comunicaciones y otros signos de origen sobrenatural. La Sra. Rivas ha procedido siempre en entera sumisión a la Iglesia y sus escritos han merecido incluso el aval de la autoridad eclesiástica. Uno de sus libros, “En Adoración”, narra el siguiente episodio:

—Un atardecer de un día jueves, un sacerdote dirigía la Adoración Eucarística con sus fieles. Había bastante gente en la Iglesia. Yo miraba desde afuera y veía salir un globo con luces rojas y blancas, que rodeaba toda la periferia de la capilla, y esas luces, como en ondas expansivas, iban extendiéndose una manzana [cuadra] más, y luego otra y otra… Miré en otra dirección y pude ver dos capillas, relativamente cerca la una de la otra. De cada una de ellas salían estas ondas de color blanco y rojo y se extendían hasta juntarse con las que salían de la otra capilla. ‘¡Dios mío! –pensé– esa es la forma de proteger una ciudad y a toda su comunidad’. Jesús vino en mi auxilio y me dijo:

Escribe estas promesas que hoy te digo: Yo prometo al alma que Me visite con frecuencia en este Sacramento del Amor, que la recibiré cariñosamente junto a todos los Bienaventurados y Ángeles del Cielo; que cada visita suya será escrita en el Libro de su Vida y le concederé:

  1. Todas las peticiones que sean presentadas ante el Altar de Dios en favor de la Iglesia, el Papa y las almas consagradas.
  2. La anulación del poder de satanás sobre su persona y sus seres queridos.
  3. La protección especial en casos de terremotos, huracanes y otros desastres naturales, que de otro modo le afectarían.
  4. Será apartada amorosamente del mundo y de sus atractivos, que son causa de perdición.
  5. La elevación del alma, deseando alcanzar la santificación, en vistas a la contemplación eterna de Mi Rostro.
  6. El alivio de las penas del Purgatorio de sus seres queridos.
  7. Mi bendición para todos los proyectos materiales y espirituales que emprenda, si son para bien de su alma.
  8. Recibir Mi visita, en compañía de Mi Madre, en el momento de su muerte.
  9. Escuchar y atender las necesidades de las personas por las cuales pida.
  10. La intercesión de los Santos y de los Ángeles a la hora de la muerte, para disminuir la pena temporal.
  11. Que Mi Amor suscite santas vocaciones consagradas a Dios entre sus seres queridos y amigos.
  12. El alma que conserve una verdadera devoción a Mi Presencia en la Eucaristía no se condenará, no morirá sin los Sacramentos de la Iglesia.
  13. A los sacerdotes y religiosas que propaguen la devoción a la Adoración, les otorgaré muchas gracias especiales, el reconocimiento total de sus pecados y la Gracia para enmendarse.
  14. Les ayudaré a formar comunidades de fieles devotos y santos, y alcanzarán muchos privilegios.



Prometo estas cosas a todas las personas, con sólo dos condiciones que son el fruto del genuino amor hacia Mi Presencia Real en la Eucaristía, y que son absolutamente imprescindibles para hacer realidad en sus vidas Mis promesas:

  • Que luchen por conservar la dignidad en Mis Altares.
  • Que sean misericordiosas con su prójimo.

Fuentes: “En Adoración”, de Catalina Rivas. Imprimatur de Mons. Cristóbal Biaiasik, obispo de Oruro, Bolivia, 2007. Love & Mercy Publications, Hampstead, EE.UU. https://www.adoracioneucaristica.cl/