UNA PROMESA DE LA SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA QUE NECESITA SER CONOCIDA:
En la homilía del 29 de septiembre de 1982, en Barcelona, el Padre Gobbi compartió unas palabras que vale la pena recordar, ya que contienen una consoladora promesa de la Santísima Virgen para todos los padres y madres que confían en su intercesión.
En su experiencia como sacerdote, el Padre Gobbi escuchaba con frecuencia a los padres sufrir por los caminos errados de sus hijos. Con frecuencia decían así: “Cuando (los hijos) eran pequeños iban con nosotros a MISA y rezaban, pero luego en la Escuela Superior, en la Universidad ya no rezan, ya no quieren ir a la iglesia». Estos padres tenían miedo de su condenación.
Promesa de la Virgen
Con esta inquietud en mente, el Padre dijo durante dicha homilía: “Este año, la Virgen me ha pedido hacerles una promesa en su nombre” y agregó que le había hablado a Nuestra Madre así:
«Madre, estoy cansado de ver a tantos padres llorar. Y ella me ha dicho: ‘Haz esta promesa: SI LOS PADRES REZAN CADA DÍA UNA PARTE DEL ROSARIO diciendo: “QUIERO ATAR A MIS HIJOS A TU CORAZÓN”, Yo te prometo que LOS SALVARE'».
Cómo hacerlo
Puede ser un poco confuso. Es importante comprender que la promesa que da Nuestra Madre aquí invita a los padres a rezar una parte del rosario diariamente, diciendo esta hermosa jaculatoria: “Quiero atar a mis hijos a tu corazón”, pero como en toda devoción católica, no existe una forma absoluta de hacerlo, además, no hay instrucciones más extensas, por lo tanto, compartimos aquí tres opciones para cumplir con esta petición de Nuestra Madre y alcanzar tan hermosa promesa:
- Durante el ofrecimiento inicial: Al comenzar el rosario, podemos expresar esta intención, pidiéndole a Nuestra Madre que guíe y proteja a nuestros hijos y decir algo como:
- “Madre Santísima, quiero atar a mis hijos a tu corazón. Hoy ofrezco este rosario por la salvación de mis hijos. Protégelos y condúcelos siempre hacia la vida eterna.
- Antes o después de cada misterio: Podemos repetir la jaculatoria antes de comenzar una o todas las decenas, o bien después del Gloria.
- Cierre de la oración: Otra opción es decir la jaculatoria al finalizar el rosario, antes o después de la Salve, por ejemplo. Si lo hacemos en esta parte, al igual que en el inicio, podemos hacer una oración sincera pidiéndole a la Virgen que acoja a nuestros hijos en su corazón maternal.
A tomar en cuenta
Esta jaculatoria puede repetirse de una forma breve o extendida, según sintamos en nuestro corazón. Lo importante es la intención con que lo hacemos y la confianza puesta en la promesa de Nuestra Santísima Madre.
Por último, recordemos agradecer a ella por escuchar nuestra súplica y consolarnos con una promesa tan especial y tranquilizadora.
No dejemos que esta valiosa promesa quede en el olvido. La Santísima Virgen nos ofrece esperanza para las familias y el consuelo para los padres preocupados por sus hijos. Difundir este mensaje puede ser la ayuda que muchos necesitan. Que juntos, como hijos de María, llevemos esta promesa a todos aquellos que buscan protección y salvación para sus amados hijos.
Fuente oficial: Movimiento Sacerdotal Mariano, España: Homilía del Padre Gobbi – 29-9-1982