
No es incorrecto decir que María es nuestra Madre (de hecho, lo es espiritualmente), pero agregar «Madre nuestra» en la oración del Ave María no es litúrgicamente correcto por las siguientes razones:
Fidelidad al texto bíblico y litúrgico
La oración del Ave María está compuesta en gran parte por frases sacadas directamente de la Biblia y de la tradición litúrgica de la Iglesia. Así se estructura:
- Primera parte (bíblica):
“Dios te salve, María, llena eres de gracia, el Señor es contigo”
(Lucas 1,28)
“Bendita tú eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.”
(Lucas 1,42) - Segunda parte (formulada por la Iglesia):
“Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros, pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.”
Esta forma ha sido aprobada y usada oficialmente por la Iglesia durante siglos. Cambiarla, aunque sea con buena intención, rompe la unidad de la oración litúrgica y tradicional.
2. La Iglesia ya reconoce que María es Madre nuestra
Jesús mismo lo indicó en la cruz al decirle a Juan:
“Ahí tienes a tu madre” (Juan 19, 27)
Por eso, en muchas oraciones (como la Salve, o el Bajo tu amparo), la llamamos «Madre nuestra», «Madre de misericordia», etc.
Pero eso no significa que debamos insertar esa verdad en todas las oraciones si estas ya están litúrgicamente definidas.
3. Evitar confusión y desorden litúrgico
Aunque decir “Madre nuestra” no es doctrinalmente erróneo, modificar oraciones tradicionales puede causar confusión, especialmente cuando se rezan en comunidad, como el Rosario.
La oración pierde su forma común y universal, que es parte de su fuerza espiritual y eclesial.
Entonces:
- María es madre nuestra, y está bien decirlo en otras oraciones.
Pero no se debe modificar la oración del Ave María añadiendo palabras como «Madre nuestra» fuera del texto oficial.
Mantener la forma tradicional es una señal de unidad y fidelidad a la Iglesia.