Novena

Novena del Rosario de los 54 días

Novena del Rosario de los 54 días
Novena del Rosario de los 54 días

Origen de la Novena

En una aparición de Nuestra Señora de Pompeya, ocurrida en 1884 en Nápoles, en la casa del Comandante Agrelli, la Madre celestial se dignó dar a conocer la manera en que desea ser invocada. Durante trece meses, Fortuna Agrelli, la hija del Comandante, había soportado terribles sufrimientos y calambres tortuosos. Los médicos más famosos se habían rendido.

El 16 de febrero de 1884, la niña afligida y sus familiares iniciaron una novena de rosarios. La Reina del Santo Rosario la bendijo con una aparición el 3 de marzo. María, sentada en un alto trono, rodeada de figuras luminosas, sostenía al divino Niño en su regazo y en su mano un Rosario.

La Virgen Madre y el Santo Niño estaban vestidos con ropas bordadas en oro. Los acompañaban Santo Domingo y Santa Catalina de Siena. El trono estaba profusamente decorado con flores; la belleza de Nuestra Señora fue maravillosa.

María miró a la víctima con ternura maternal y la paciente la saludó con las palabras: «Reina del Santo Rosario, ten misericordia de mí; ¡devuélveme la salud! Ya te he rezado en una novena, oh María, pero aún no he experimentado tu ayuda. ¡Estoy ansiosa por curarme!»

«Niña», respondió la Santísima Virgen, «me has invocado con varios títulos y siempre has obtenido favores de mí. Ahora que me has llamado por ese título tan grato para mí, «Reina del Santo Rosario», ya no puedo negar el favor que me pides; porque este nombre es el más preciado y querido para mí. Haz tres novenas y obtendrás todas».

Una vez más se le apareció la Reina del Santo Rosario y le dijo: «Quien quiera obtener favores míos, haga tres novenas de los rezos del Rosario y tres novenas más en acción de gracias».

El milagro de la curación de la joven Fortuna al rezar la Novena del Rosario de 54 días, causó una profunda impresión en el Papa León XIII, por lo que escribió 17 encíclicas sobre el Rosario e instó a todos los cristianos a amar el y rezar el Rosario con fervor. A lo largo de los años, se han atribuido innumerables milagros sobrenaturales y oraciones contestadas al rezo de esta poderosa Novena del Rosario de 54 días.

Cómo rezar la novena de 54 días del Rosario

Primero que nada debemos tener clara nuestra petición o peticiones, y en lo posible anotarlo en un papel o aplicación para que olvidarnos.

Tradicionalmente, una novena dura nueve días. Así, las palabras de Nuestra Señora tienen sentido. “Hacer tres novenas de las oraciones del Rosario en petición, y tres novenas en acción de gracias” = 54 días.

La Novena del Rosario de 54 Días consiste en rezar el Rosario (cinco decenas, no el original de 15, sino lo que rezamos comunmente) cada día durante 27 días en petición; y luego continuar rezando el Rosario durante 27 días en acción de gracias, se haya concedido o no la solicitud. Puede, incluso, que la petición sea concedida al finalizar los 54 días.

Importante: Se debe rezar el Rosario durante 54 días consecutivos, sin faltar un día.

(Puedes agregar las oraciones y jaculatorias que sueles hacer siempre. No se deben omitir las oraciones del Padre Nuestro o Gloria).

Esa sería la descripción del método sencillo, el cual no requiere más descripción. Si aún no sabes rezar el Rosario, te recomiendo aprender antes de comenzar con la novena. Para saber cómo rezar el Rosario puedes revisar este post, sin embargo, si ya sabes rezarlo, no es necesario que cambies tu forma de hacerlo, a menos que desees hacer el método largo explicado a continuación.



Método largo

Las meditaciones varían de un día a otro.

  • El primer día se medita en los Misterios Gozosos
  • El segundo día se meditan los Misterios Dolorosos
  • El tercer día se meditan los Misterios Gloriosos
  • El cuarto día se meditan los Misterios luminosos

Y así sucesivamente durante los 54 días. También hay quienes rezan de esta forma los primeros 27 días y los siguientes 27 días rezan sólo los misterios gozosos.

Vale destacar que antiguamente, sólo se hacían gozosos, dolorosos y gloriosos, sin embargo hemos agregado los misterios luminosos, aunque puedes omitirlos si deseas. Las oraciones sugeridas más abajo también los contemplan.

Si no obtienes el favor que buscas, ten la seguridad de que nuestra Madre, que sabe lo que más necesita cada uno, ha escuchado tu oración y no habrás rezado en vano. Ninguna oración pasa nunca desapercibida y Nuestra Santísima Señora nunca nos abandona.

Considera cada Ave María como una hermosa rosa que pones a los pies de María. Estas rosas espirituales serán un regalo muy agradable y aceptable para ella y traerán sobre ti gracias especiales de igual forma.

Calendario de la Novena

Novena del Rosario de los 54 días
Calendario Novena del Rosario de los 54 días

Puedes descargar el calendario en PDF para imprimir aquí

Oraciones sugeridas (método largo)

(Puedes agregar las oraciones y jaculatorias que sueles hacer siempre. No se deben omitir las oraciones del Padre Nuestro o Gloria).

Estas oraciones fueron escritas por Charles V. Lacey en 1925. Se colocan solamente las oraciones, se entenderá que entre la oración de inicio y la final de cada misterio, se debe rezar Padre Nuestro, 10 Ave María y Gloria (+ jaculatorias opcionales) como corresponde. Así mismo se deberá iniciar y finalizar el Rosario de la forma en que ya estés habituado a hacerlo.

Al comenzar misterios gozosos:

¡Dios te salve, Reina del Santísimo Rosario, Madre María, Dios te salve! A tus pies me arrodillo humildemente para ofrecerte una Corona de Rosas blancas como la nieve, para recordarte tus alegrías. Cada rosa es para recordarte un misterio gozoso, cada decena la enlazo a mi petición de una gracia particular.

En petición (primeros 27 días): Oh Reina Santa, dispensadora de las gracias de Dios y Madre de todos los que te invocan, no puedes mirar mi ofrenda sin unirla a mi petición. Así como recibas mi ofrenda, así sé que recibirás mi petición; de tu generosidad me darás el favor que con tanta seriedad y confianza busco. No desespero de nada de lo que te pido. ¡Muéstrate, Madre mía!

En acción de gracias (últimos 27 días): Oh Reina Santa, dispensadora de las gracias de Dios y Madre de todos los que te invocan, no puedes mirar mi ofrenda y sin ver mi compromiso. Así como recibas mi ofrenda, así sé que recibirás mi acción de gracias; de tu generosidad me has concedido el favor que buscaba con tanta seriedad y confianza. No desesperé de lo que te pedí, y verdaderamente te has mostrado, Madre mía.

1.- La anunciación:

Al iniciar: Dulce Madre María, meditando en el Misterio de la Anunciación, cuando te visitó el ángel Gabriel con la noticia de que te convertirías en la Madre de Dios y te saludó con ese saludo sublime: "¡Salve, llena de gracia! ¡El Señor está contigo!" y te sometiste humildemente a la voluntad del Padre, respondiendo: "He aquí la esclava del Señor. Hágase en mí según tu palabra", rezo humildemente.

Al finalizar: Ato estas rosas blancas como la nieve con una petición por la virtud de la humildad y humildemente pongo este ramo a tus pies.

2.- La Visitación:

Al iniciar: Dulce Madre María, meditando en el Misterio de la Visitación, cuando, en tu visita a tu santa prima Isabel, te saludó con la palabra profética: "¡Bendita tú entre todas las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre!" y respondiste con ese cántico de cánticos, el Magnificat, rezo humildemente.

Al finalizar: Ato estas rosas blancas como la nieve con una petición por la virtud de la caridad y humildemente pongo este ramo a tus pies.

3.- El nacimiento de Jesús:

Al iniciar: Dulce Madre María, meditando en el Misterio de la Natividad de Nuestro Señor, cuando, llegado el momento, diste a luz, Virgen Santa, al Redentor del mundo en un establo de Belén; con lo cual coros de ángeles llenaron los Cielos con su exultante canto de alabanza: "Gloria a Dios en las alturas, y en la tierra paz a los hombres de buena voluntad”, rezo humildemente.

Al finalizar: Ato estas rosas blancas como la nieve con una petición por la virtud de desapego del mundo y humildemente pongo este ramo a tus pies.

4.- La Presentación del Niño Jesús:

Al iniciar: Dulce Madre María, meditando en el Misterio de la Presentación, cuando, en obediencia a la Ley de Moisés, presentaste al Niño en el templo, donde el santo profeta Simeón, tomando al Niño en sus brazos, dio gracias a Dios por permitirle ver a Su Salvador, rezo humildemente.

Al finalizar: Ato estas rosas blancas como la nieve con una petición por la virtud de la pureza y humildemente pongo este ramo a tus pies.

5.- Jesús es hallado en el Templo:

Al iniciar: Dulce Madre María, meditando en el Misterio del Hallazgo del Niño Jesús en el Templo, cuando, habiéndolo buscado durante tres días, angustiada y ansiosa por Su ausencia, tu corazón se alegró al encontrarlo en el templo hablando con los maestros, y a petición tuya, regresó obedientemente a casa, rezo humildemente.

Al finalizar: Ato estas rosas blancas como la nieve con una petición por la virtud de la obediencia a la voluntad de Dios y humildemente pongo este ramo a tus pies.

Al comenzar misterios dolorosos:

¡Dios te salve, Reina del Santísimo Rosario, Madre María, Dios te salve! A tus pies me arrodillo humildemente para ofrecerte una corona de rosas color rojo sangre para recordarte la pasión de tu divino Hijo, con quien tan plenamente participaste de su amargura. Cada rosa es para recordarte un misterio doloroso, cada decena la enlazo a mi petición de una gracia particular.

En petición (primeros 27 días): Oh Reina Santa, dispensadora de las gracias de Dios y Madre de todos los que te invocan, no puedes mirar mi ofrenda sin unirla a mi petición. Así como recibas mi ofrenda, así sé que recibirás mi petición; de tu generosidad me darás el favor que con tanta seriedad y confianza busco. No desespero de nada de lo que te pido. ¡Muéstrate, Madre mía!

En acción de gracias (últimos 27 días): Oh Reina Santa, dispensadora de las gracias de Dios y Madre de todos los que te invocan, no puedes mirar mi ofrenda y sin ver mi compromiso. Así como recibas mi ofrenda, así sé que recibirás mi acción de gracias; de tu generosidad me has concedido el favor que buscaba con tanta seriedad y confianza. No desesperé de lo que te pedí, y verdaderamente te has mostrado, Madre mía.

1.- La Oración en el Huerto de los Olivos

Al iniciar: Madre Dolorosa, María, meditando en el Misterio de la Agonía de Nuestro Señor, cuando, en el Huerto de los Olivos, vio los pecados del mundo desplegados ante Él por Satanás, quien trató de disuadirlo del sacrificio que estaba a punto de hacer; cuando Su alma se llenó de terror, y Su preciosa sangre fluyó por cada poro ante la visión de la tortura y la muerte que Él iba a sufrir, tus propios sufrimientos, querida Madre, los sufrimientos futuros de Su Iglesia, y Sus propios sufrimientos en el Santísimo Sacramento, gritó angustiado: "¡Abba! ¡Padre! ¡Si es posible, pase de Mí este cáliz!"; pero, resignándose inmediatamente a la voluntad de Su Padre, oró: "¡No sea lo que yo quiero, sino lo que quieras tú!", rezo humildemente.

Al finalizar: Ato estas rosas rojo sangre con una petición por la virtud de la resignación a la voluntad de Dios y humildemente pongo este ramo a tus pies.

2.- La flagelación

Al iniciar: Madre Dolorosa, María, meditando en el Misterio de la Flagelación de Nuestro Señor cuando, por orden de Pilato, tu divino Hijo, despojado y atado a una columna, fue lacerado de pies a cabeza con crueles azotes y su carne desgarrada hasta que su cuerpo mortificado ya no soportaba más, rezo humildemente.

Al finalizar: Ato estas rosas rojo sangre con una petición por la virtud de la mortificación y humildemente pongo este ramo a tus pies.

3.- La Coronación de Espinas

Al iniciar: Madre Dolorosa, María, meditando sobre el Misterio de la Coronación de Espinas de Nuestro Señor, cuando los soldados, atando Su cabeza con una corona de agudas espinas, le dieron golpes, clavándole las espinas profundamente en la cabeza; luego, en fingida adoración, se postraron ante Él, gritando: "¡Salve, Rey de los judíos!", rezo humildemente.

Al finalizar: Ato estas rosas rojo sangre con una petición por la virtud de la humildad y humildemente pongo este ramo a tus pies.

4.- Jesús carga con la Cruz

Al iniciar: Madre Dolorosa, María, meditando en el Misterio de la Carga de la Cruz, cuando, con la pesada madera de la Cruz sobre sus hombros, tu divino Hijo fue arrastrado, débil y sufriente, pero paciente, por las calles, en medio de las injurias del pueblo, al Calvario; cayendo a menudo y empujado por los crueles golpes de sus verdugos, rezo humildemente.

Al finalizar: Ato estas rosas rojo sangre con una petición por la virtud de la paciencia en la adversidad y humildemente pongo este ramo a tus pies.

5.- La Crucifixión

Al iniciar: Madre Dolorosa, María, meditando en el Misterio de la Crucifixión, cuando tu divino Hijo fue clavado en la Cruz, sobre la cual murió después de tres horas de indescriptible agonía, tiempo durante el cual suplicó a Su Padre el perdón de sus enemigos, rezo humildemente.

Al finalizar: Ato estas rosas rojo sangre con una petición por la virtud del amor a nuestros enemigos y humildemente pongo este ramo a tus pies.

Al comenzar los misterios gloriosos:

¡Dios te salve, Reina del Santísimo Rosario, Madre María, Dios te salve! A tus pies me arrodillo humildemente para ofrecerte una corona de rosas blancas teñidas con el rojo de la pasión, para recordarte tus glorias, frutos de los sufrimientos de tu Hijo y tuyos. Cada rosa es para recordarte un misterio glorioso, cada decena la enlazo a mi petición de una gracia particular.

En petición (primeros 27 días): Oh Reina Santa, dispensadora de las gracias de Dios y Madre de todos los que te invocan, no puedes mirar mi ofrenda sin unirla a mi petición. Así como recibas mi ofrenda, así sé que recibirás mi petición; de tu generosidad me darás el favor que con tanta seriedad y confianza busco. No desespero de nada de lo que te pido. ¡Muéstrate, Madre mía!

En acción de gracias (últimos 27 días): Oh Reina Santa, dispensadora de las gracias de Dios y Madre de todos los que te invocan, no puedes mirar mi ofrenda y sin ver mi compromiso. Así como recibas mi ofrenda, así sé que recibirás mi acción de gracias; de tu generosidad me has concedido el favor que buscaba con tanta seriedad y confianza. No desesperé de lo que te pedí, y verdaderamente te has mostrado, Madre mía.

1.- La Resurrección del Señor

Al iniciar: Gloriosa Madre María, meditando en el Misterio de la Resurrección de Nuestro Señor, cuando, en la mañana del tercer día después de Su muerte y entierro, resucitó de entre los muertos, Madre querida, y llenó tu corazón con gozo inefable y se apareció a las santas mujeres y a sus discípulos, quienes lo adoraron como su Dios resucitado, rezo humildemente.

Al finalizar: Ato estas rosas teñidas con el rojo de la pasión con una petición por la virtud de la fe y humildemente pongo este ramo a tus pies.

2.- La Ascensión del Señor

Al iniciar: Gloriosa Madre María, meditando en el Misterio de la Ascensión, cuando tu divino Hijo, después de cuarenta días en la Tierra, fue al Monte de los Olivos acompañado de Sus discípulos, donde lo adoraron por última vez, después de lo cual prometió permanecer con ellos hasta El fin del mundo y luego, extendiendo sus manos sobre ellos en una última bendición, ascendió al cielo, rezo humildemente.

Al finalizar: Ato estas rosas teñidas con el rojo de la pasión con una petición por la virtud de la esperanza y humildemente pongo este ramo a tus pies.

3.- La Venida del Espíritu Santo

Al iniciar: Gloriosa Madre María, meditando sobre el Misterio de la Venida del Espíritu Santo, cuando, reunidos los Apóstoles en una casa de Jerusalén, el Espíritu Santo descendió sobre ellos en forma de lenguas de fuego, inflamando de fuego del amor divino los corazones de los Apóstoles, enseñándoles todas las verdades y dándoles el don de lenguas, rezo humildemente.

Al finalizar: Ato estas rosas teñidas con el rojo de la pasión con una petición por la virtud de la caridad y humildemente pongo este ramo a tus pies.

4.- La Asunción de María

Al iniciar: Gloriosa Madre María, meditando en el Misterio de tu Asunción al Cielo, cuando, consumida por el deseo de estar unida a tu divino Hijo, tu alma se apartó de tu cuerpo y se unió a Él, Quien, por el excesivo amor que Él tenía por ti, Su Madre, cuyo cuerpo virginal fue Su primer tabernáculo, llevó ese cuerpo al Cielo y allí, en medio de las aclamaciones de los ángeles y santos, lo unió a tu alma, rezo humildemente

Al finalizar: Ato estas rosas teñidas con el rojo de la pasión con una petición por la virtud de la unión con Cristo y humildemente pongo este ramo a tus pies.

5.- La Coronación de María

Al iniciar: Gloriosa Madre María, meditando en el Misterio de tu Coronación en el Cielo, cuando, al ser levantada, fuiste coronada triplemente como la Majestuosa Reina del Cielo por Dios Padre como Su amada hija, por Dios Hijo como Su querida Madre, y por Dios el Espíritu Santo como Su esposa elegida; la adoradora más perfecta de la Santísima Trinidad, abogando por nuestra causa como nuestra Madre poderosa y misericordiosa, a través de ti, rezo humildemente.

Al finalizar: Ato estas rosas teñidas con el rojo de la pasión con una petición por la virtud de la unión contigo y humildemente pongo este ramo a tus pies.

Al comenzar los misterios luminosos:

¡Dios te salve, Reina del Santísimo Rosario, Madre María, Dios te salve! A tus pies me arrodillo humildemente para ofrecerte una corona de brillantes rosas amarillas, para recordarte el ministerio de tu Hijo, frutos de los sufrimientos de tu Hijo y tuyos. Cada rosa es para recordarte un misterio luminoso, cada decena la enlazo a mi petición de una gracia particular.

En petición (primeros 27 días): Oh Reina Santa, dispensadora de las gracias de Dios y Madre de todos los que te invocan, no puedes mirar mi ofrenda sin unirla a mi petición. Así como recibas mi ofrenda, así sé que recibirás mi petición; de tu generosidad me darás el favor que con tanta seriedad y confianza busco. No desespero de nada de lo que te pido. ¡Muéstrate, Madre mía!

En acción de gracias (últimos 27 días): Oh Reina Santa, dispensadora de las gracias de Dios y Madre de todos los que te invocan, no puedes mirar mi ofrenda y sin ver mi compromiso. Así como recibas mi ofrenda, así sé que recibirás mi acción de gracias; de tu generosidad me has concedido el favor que buscaba con tanta seriedad y confianza. No desesperé de lo que te pedí, y verdaderamente te has mostrado, Madre mía.

1.- El bautismo de Jesús

Al iniciar: Valiente Madre María, meditando en el Misterio del Bautismo de Jesús en el río Jordán, cuando tu Hijo, como ejemplo para todos, insistió en ser bautizado por su primo Juan y el Cielo se abrió y el Espíritu Santo descendió sobre él en forma de paloma y una voz del Cielo dijo: "Tú eres mi Hijo amado en quien complazco", rezo humildemente.

Al finalizar: Ato estas brillantes rosas amarillas con una petición por la virtud de la apertura al Espíritu Santo y humildemente pongo este ramo a tus pies.

2.- La autorrevelación en las bodas de Caná

Al iniciar: Valiente Madre María, meditando en el Misterio del Primer Milagro de Jesús en la Fiesta de las Bodas de Caná, cuando a tu insistencia, tu Hijo realizó el primero de Sus muchos milagros al ayudar a una pareja a celebrar su matrimonio, convirtiendo el agua en vino de tal calidad que el mayordomo reprendió al anfitrión diciendo: "Por lo general, la gente sirve el mejor vino primero y guarda el vino más barato para el final, pero tú has guardado el vino elegido para el final", rezo humildemente.

Al finalizar: Ato estas brillantes rosas amarillas con una petición por la virtud de manifestación a través de la fe y humildemente pongo este ramo a tus pies.

3.- El anuncio del Reino de Dios

Al iniciar: Valiente Madre María, meditando en el Misterio del Anuncio del Reino de Dios, cuando tu Hijo reveló que el Reino de Dios ya ha comenzado "dentro de nosotros" y estamos llamados a la conversión y al perdón, rezando "Venga a nosotros Tu Reino, hágase Tu voluntad en la Tierra como en el Cielo", rezo humildemente.

Al finalizar: Ato estas brillantes rosas amarillas con una petición por la virtud de confiar en Dios y humildemente pongo este ramo a tus pies.

4.- La Transfiguración

Al iniciar: Valiente Madre María, meditando en el Misterio de la Transfiguración, cuando tu Hijo reveló Su gloria a tres de Sus discípulos, apareciendo en el monte con Moisés y Elías, Su rostro resplandeciente como el sol y una voz del cielo que proclamaba: "Este es mi Hijo amado, escúchenlo", rezo humildemente.

Al finalizar: Ato estas brillantes rosas amarillas con una petición por la virtud del deseo de santidad y humildemente pongo este ramo a tus pies.

5.- La Institución de la Eucaristía

Al iniciar: Valiente Madre María, meditando en el Misterio de la Institución del Sacramento de la Eucaristía, cuando el día antes de morir tu Hijo celebró la Pascua con Sus discípulos y tomó pan y se lo dio diciendo: "Tomen y coman; esto es Mi cuerpo" y cuando terminó la cena tomó una copa de vino y la compartió con ellos diciendo: "Tomen y beban; esto es Mi sangre, que será entregada por ustedes; hagan esto en memoria mía", rezo humildemente.

Al finalizar: Ato estas brillantes rosas amarillas con una petición por la virtud de la adoración de la Eucaristía y humildemente pongo este ramo a tus pies.



Al finalizar los 5 misterios:

  • Procura rezar la Salve y finalizar de la forma en que estés habituado a hacerlo. Puedes incluir las letanías si deseas (opcional). Se recomienda finalizar con la Comunión Espiritual.

Oración de Comunión Espiritual

Creo, Jesús mío, que estás realmente presente en el Santísimo Sacramento del Altar. Te amo sobre todas las cosas y deseo recibirte en mi alma. Pero como ahora no puedo recibirte sacramentado, ven al menos espiritualmente a mi corazón. Y como si ya te hubiese recibido, te abrazo y me uno del todo a Ti. Señor, no permitas que jamás me aparte de Ti. Amén.

En petición (primeros 27 días): Dulce Madre María, te ofrezco esta comunión espiritual para atar mis ramos de rosas en una corona para colocar sobre tu frente. ¡Oh Madre mía! Mira con ternura mi regalo, y en tu amor obtén para mí (pronunciar la petición).

En acción de gracias (últimos 27 días): Dulce Madre María, te ofrezco esta Comunión Espiritual para atar mis ramos de rosas en una corona para colocar sobre tu frente en acción de gracias por (pronunciar la petición) que tú en tu amor has obtenido para mí.

Fuentes:

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