Novena a la Virgen de Guadalupe

Novena a la Virgen de Guadalupe
Novena a la Virgen de Guadalupe

Te enseñamos cómo rezar la Novena a la Virgen de Guadalupe. Aunque se suele rezar del 3 al 11 de diciembre, se puede rezar en cualquier fecha del año.

Cómo rezar la novena a nuestra Señora de Guadalupe

  • Señal de la Cruz
  • Se recomienda invocar al Espíritu Santo y hacer el Acto de contrición

Invocación al Espíritu Santo:

Ven Espíritu Santo, llena los corazones de tus fieles y enciende en ellos el fuego de tu amor. Envía tu Espíritu y serán creadas todas las cosas y renovarás la faz de la tierra.

Oremos

¡Oh Dios, que instruiste los corazones de tus fieles con luz del Espíritu Santo!, concédenos que animados y guiados por este mismo Espíritu, gocemos de la dulzura del bien de tus divinos consuelos. Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.

Acto de Contrición

Señor mío, Jesucristo, Dios y Hombre verdadero, creador y redentor mío, por ser vos quien sois, y porque os amo sobre todas las cosas, me pesa de todo corazón haberos ofendido. Propongo enmendarme y confesarme a su tiempo y ofrezco cuanto hiciere en satisfacción de mis pecados, y confío por vuestra bondad y misericordia infinita, que me perdonaréis y me daréis gracia para nunca más pecar. Así lo espero por intercesión de mi Madre, nuestra Señora la Virgen de Guadalupe. Amén.



Saludo Guadalupano

Virgen santísima, aquí me tienes Madre mía, con el corazón lleno de gratitud y esperanza. Vengo a buscar tu consuelo y protección. Vengo confiado a refugiarme en tu amoroso regazo de madre divina y para agradecerte todas las bendiciones con que has colmado mi vida.

Siempre me has ayudado a remediar mis males, has sido mi abogada incondicional ante tu hijo Jesucristo, por quien sufriste dolorosamente cuando lo crucificaron por nuestros pecados.

Te ruego Madre mía, sigas pidiendo a tu divino hijo por mí, por mi familia y por todos aquellos que te llevan en el corazón.

Dame tu aliento virgencita de Guadalupe, para afrontar con entereza la vida y concédeme la gracia de gozar diario de tu presencia, ya que estando cerca de ti me siento seguro, protegido y confiado de tu cuidado.

Estando contigo soy feliz. Gracias por concederme la dicha de estar a tus pies.

Oración a La Virgen de Guadalupe

San Juan XXIII

Virgen de Guadalupe, que a México le has querido dar especiales muestras de amor y has prometido consuelo y ayuda a los que te aman y siguen, mira benignamente a todos tus hijos que te invocamos. Conserva en nuestras almas el don precioso de la gracia divina. Haz que seamos fieles a la voluntad de Dios, de tal manera que cada
vez se extienda mas su reino en los corazones, en las familias y en nuestra nación.

Virgen Santísima, acompáñanos en el trabajo cotidiano, en las plegarias, en las penas, en las dificultades de la vida, de modo que nuestro espíritu inmortal pueda elevarse libre y puro al Señor, para servirlo gozosamente, con generosidad y fervor.

Defiéndenos de todo mal Madre de México; haz que seamos fieles imitadores de Jesús, que es Camino, Verdad y Vida, a fin de que un día podamos alcanzar en el cielo el premio de la gloria eternal. Amén.

Día 1

¡Santísima Virgen de Guadalupe; ¡Eres reina del universo; pues como Hija, Madre y Esposa del Altísimo tienes un absoluto poder sobre todas las criaturas. Siendo así, yo me contento con ser tuyo. Pertenezco a ti por mil razones, pero no me contento con ser tuyo por esta potestad quiero ser tuyo también por la elección de mi propia voluntad. Postrado delante tuyo, te elijo por mi reina y Señora, y con este motivo confirmo el dominio que tienes sobre mí;
quiero depender de ti; que los designios que tiene para mí la divina Providencia pasen por tu manos. Dispón de mí como te agrade. Que los sucesos de mi vida sean guiados por ti. Confío plenamente en tu benignidad. Amén

DÍA 2

¡Santísima Virgen de Guadalupe¡ Que bien se explica que eres abogada nuestra en el tribunal de Dios, pues esas hermosísimas manos que jamás dejan de beneficiamos, las juntas ante el pecho en ademán de quien suplica y ruega, diciéndonos con esto que desde el trono de la gloria en donde existes como reina de los ángeles y de los hombres,
intercedes divinamente, rogando y procurando a favor nuestro.

¿Con qué actos de reconocimiento y gratitud podré pagarte tanta fineza? Mas, si no hay en mi corazón suficiente caudal para pagarlo, a ti recurro para que me enriquezcas con los dones preciosos de una obediencia incondicional al Señor.

Multiplica a tus mansos Madre mía, y no ceses de pedir al Todopoderoso me haga suyo, y me conceda ir a darte las gracias por el feliz éxito de tu misión en la gloria. Amén.

DÍA 3

¡Santísima Virgen María de Guadalupe! Al verte rodeada de luz, no puedo más que pensar que estás íntimamente unida al sol de la Divinidad. Que no hay nada en ti que no sea luminosidad, que no sea gracia y que no sea santidad. Que estas inmersa en el mar de las más excelsas perfecciones y atributos, y que Dios te tiene siempre en su corazón. Sea para bien, Señora, tan alta felicidad. Yo, entre tanto, arrobado del gozo que esto me causa, me presento delante de ti, suplicando te dignes enviar la luz de la fe a mi corazón; ilumina así me entendimiento y enciende mi voluntad. Amén

DÍA 4

¡Santísima Virgen de Guadalupe! Si un ángel del cielo tiene por honra tan grande estar a tus pies y que en prueba de su gozo abre los brazos y extiende las alas y forma con ellas repisa a tu divinidad, ¿Qué deberé hacer para manifestar mi veneración a tu persona sino ofrecerte mi corazón y mi alma para que santificándoles se hagan dignos de ti? Por eso Señora, te pido que admitas este obsequio, pues el mérito que le pudiera faltar por mi modestia, lo recompense con mi buena voluntad y mi amor sincero. Entra a mi corazón y verás que no lo mueve otras alas sino las del deseo de ser tuyo y el temor de ofender a tu Hijo Divino. Has que vivan eternamente en mi corazón Jesús y María. Amén.

DÍA 5

¡Santísimas Virgen María de Guadalupe! ¿Qué otro vestido le correspondía a quien representa el un cielo por su hermosura, sino uno todo lleno de estrellas? ¿Con qué podría adornarse una belleza todo celestial, sino con los brillos de unas virtudes tan lúcidas y tan resplandecientes como las tuyas? Benditas mil veces las manos de aquel Dios que supo unir en tu belleza peregrina con tal pureza exaltada. Y gala tan brillante y rica con humildad tan apacible.

Yo quedo, Señora, absorto de belleza tan amable y quisiera que mis ojos se fijaran eternamente en ti para que mi corazón no se dejara arrastrar en otro afecto. No podré logar este deseo si esos resplandecientes asiros de que estas adornada, no me infunden una ardiente y fervorosa caridad, con la que ame de todo corazón y con todas mis fuerzas a mi Dios y a ti como única razón y fin. Amén.

DÍA 6

¡Santísima Virgen María de Guadalupe! ¡Cuán grande es iluminada tu dignidad por este manto que la luna forma a tus pies sagrados! ¡Jamás padeciste el menguante de la más ligera imperfección! ¡Antes de tu primer instante estuviste llena de gracia!

Conduélete de mí, Madre amorosa y tierna, ya que soy como la luna que está a tus pies; firme siempre en tu devoción y amor, para no padecerlos menguantes de la culpa y del pecado, sino que procuraré dar el lleno de mis obligaciones, rechazando todo lo que pudiera ofender a Dios. Amén.

DÍA 7

¡Santísima Virgen María de Guadalupe! Nada veo en ésta hermosísima imagen que no me lleve a conocer las altas perfecciones de que dotó el Señor a tu alma inocentísima. Este modesto lienzo, este pobre pero feliz ayate en que se estampó tu singular belleza, da a conocer la profundísima humildad que le sirvió de fundamento a tu asombrosa santidad. No desdeñaste la pobre tilma de Juan Diego para que en ella se estampase tu Imagen, que es encanto de los ángeles, hechizo de hombres y mujeres, y admiración de todo el universo. Por eso, ¿Cómo no he de esperar de tu benignidad que la pobreza de mi alma no sea obstáculo para que albergues en ella tu imagen graciosísima? Yo te lo pido Señora, y para eso te ofrezco mi corazón.

Tómalo Señora en tus manos y no lo dejes jamás, pues es mi deseo que no se emplee en otra cosa sino en amarte y en amar a Dios. Amén.

DÍA 8

Santísima Virgen de Guadalupe! Qué misteriosa y qué acertada anduvo la mano del Artífice Supremo, bordando tu vestido ron oral de oro finísimo. Aludió sin duda a aquel brillante oro de la caridad y del amor de Dios con que fueron enriquecidas tus virtudes. Ábreme el seno de tus piedades; dale la mano a quien recurre a ti suplicante, auxilia a quien tanto te invoca para levantarse y apoyarse firmemente en tu compasión y misericordia. Amén.

DÍA 9

¡Santísima Virgen de Guadalupe; ¿Qué cosa habrá imposible a tu poder, cuando multiplicando los prodigios, ni la pobreza ni la modestia del ayate le impidieron plasmar tan primorosamente tu Imagen, que ni la voracidad del tiempo en más de cuatro siglos ha sido capaz de destrozarle o borrarle? ¿Qué motivo más poderoso para alentar mi confianza y suplicarte que abriendo el seno de tus piedades y acordándote del amplio poder que te dio la divina omnipotencia del Señor para favorecer a los mortales, te dignes estampar en mi alma la Imagen del Altísimo que ha
de borrar mis culpas? No afecte tu piedad la ofensa de mis malas costumbres; dígnate solo mirarme y con eso alentaré mis esperanzas, porque si posas tus divinos ojos en mí, seguramente te condolerás de mi pena. Escucha mi ruego Madrecita, porque mi única esperanza, después de Jesús, eres tú Sagrada Virgen María de Guadalupe. Amén.

  • Exponga sus intenciones
  • Rezar Padre Nuestro, Ave María y Gloria 3 veces



Palabras de nuestra Madre de Guadalupe a san Juan Diego

No se te turbe tu corazón
ni te inquiete cosa alguna,
no temas la enfermedad,
ni los acontecimientos penosos,
ni el dolor.

¿No estoy aquí que soy tu Madre?
¿No estás bajo mi sombra y amparo?
¿No soy vida y dulzura?
¿No estás acaso en mi regazo
y corres por mi cuenta?
¿Tienes necesidad de otra cosa?

México, 1555

Fuente: https://www.stpaulchurch.com