«Sus cabellos, de un color de cobre oscuro, no eran muy espesos, estaban separados naturalmente en lo alto de la frente, y caían sobre sus hombros» – Ana Catalina Emmerick.
Saber cómo luce Jesús no es de vital importancia para el cristiano, pero es algo que muchos nos hemos preguntado varias veces. Tampoco es algo que podamos responder con claridad, y muy pocos son aquellos que han tenido la gracia de verlo. Sin embargo, podríamos suponer que Jesús no siempre se presenta con el mismo aspecto y hacernos una idea del aspecto que tuvo cuando vivió en este mundo gracias al sudario de Turín.
Puede sonar divertido, pero estamos hechos a imagen y semejanza. Nuestro cabello crece y lo cortamos. ¿Será posible que eso nos suceda porque a Él y a Dios padre les sucede? Es una posibilidad. Puede ser por eso que algunos han visto a Jesús con cabello largo y otros lo hayan visto con cabello corto, y que sus descripciones en cuanto a color del pelo, ojos y piel y otros detalles son muy similares.
En la Biblia ninguno de los cuatro evangelios nos habla del aspecto físico de Jesús, por lo que se desconoce el color de su piel, cabello y ojos, estatura y contextura física. Sin embargo, el Antiguo Testamento afirma que el Mesías será “el más hermoso de los hijos de Adán” (Sl. 45, 3), mientras que en el Salmo 45-2 hay unas de las pocas alusiones al aspecto físico del Redentor, donde su autor dice: “Eres el más hermoso de los hijos de los hombres; la gracia se ha derramado en tus labios; Por tanto Dios te ha bendecido para siempre”.
Por otra parte, hay que considerar que Jesús puede tomar cualquier aspecto que quiera para pasar desapercibido y que en muchas ocasiones lo ha hecho, partiendo por una aparición a sus discípulos después de su resurrección.
«Mientras conversaban y discutían, Jesús en persona se les acercó y se puso a caminar con ellos, pero algo impedía que sus ojos lo reconocieran. El les dijo: «¿De qué van discutiendo por el camino?» Se detuvieron, y parecían muy desanimados. Uno de ellos, llamado Cleofás, le contestó: «¿Cómo? ¿Eres tú el único peregrino en Jerusalén que no está enterado de lo que ha pasado aquí estos días?» «¿Qué pasó?», les preguntó. Le contestaron: «¡Todo el asunto de Jesús Nazareno!» Era un profeta poderoso en obras y palabras, reconocido por Dios y por todo el pueblo.» Lucas 24: 13-19
Más adelante en el mismo capítulo:
«Al llegar cerca del pueblo al que iban, hizo como que quisiera seguir adelante, pero ellos le insistieron diciendo: «Quédate con nosotros, ya está cayendo la tarde y se termina el día.» Entró, pues, para quedarse con ellos. Y esto sucedió. Mientras estaba en la mesa con ellos, tomó el pan, pronunció la bendición, lo partió y se lo dio, y en ese momento se les abrieron los ojos y lo reconocieron. Pero ya había desaparecido.» Lucas 24: 28-31
Así era Jesús según santa Faustina Kowalska
Santa Faustina, Apóstol de la Divina Misericordia fue religiosa de la orden de las Hermanas de Nuestra Señora de la Misericordia y mística católica polaca. Ella en su diario escribió así:
«En la noche cuando estaba en mi celda, vi al Señor Jesús vestido de blanco. Una mano estaba levantada en ademán de bendecir y, con la otra mano, se tocaba el vestido, que aparecía un poco abierto en el pecho, brillaban dos rayos largos: uno era rojo y, el otro blanco. Yo me quedé en silencio contemplando al Señor. Mi alma estaba llena de miedo pero también rebosante de felicidad. Después de un rato, Jesús me dijo: «Pinta una imagen Mía, según la visión que ves, con la Inscripción: ¡Jesús, yo confío en Ti!.»
La primera imagen es la versión original pintada en 1943 por Eugenio Kazimirowski. La segunda imagen es la segunda versión de la pintura, muy utilizada en las últimas décadas.
La santa durante medio año asistió dos veces por semana al estudio del pintor para darle indicaciones y los detalles que debía tener la imagen. El padre Sopoćko se encargó personalmente de que el cuadro fuera pintado exactamente según sus instrucciones.
Cuando sor Faustina vio el cuadro terminado fue a la capilla y lloró. «¿Quién te pintará tan bello como Tú eres?» Y el Señor le respondió: «No en la belleza del color, ni en la del pincel, está la grandeza de esta imagen, sino en Mi gracia».
Después de su muerte, en 1942, fue pintado el segundo cuadro por el artista Estanislao Batowski. Esto, por encargo de la Congregación de la Hermanas de la Madre de Dios de la Misericordia.
Cómo era Jesús Según Ana Catalina Emmerick
La beata Ana Catalina Emmerick fue una monja canonesa agustina, mística y escritora alemana que a lo largo de su vida tuvo visiones de toda la vida de Jesús, desde su nacimiento hasta la Crucifixión y también de episodios anteriores, los cuales podemos encontrar en el Antiguo Testamento.
En el libro que recoge las memorias de sus visiones sobre la amarga pasión de Cristo, Ana Catalina Emmerick describe al Señor con estas palabras:
«Jesús tenía el pecho ancho: no era velludo como el de Juan Bautista, que estaba cubierto de vello colorado. Sus hombros eran anchos; sus brazos robustos; sus muslos nerviosos; sus rodillas fuertes y endurecidas como las de un hombre que ha viajado mucho y que se ha arrodillado mucho para orar; sus piernas eran largas, y las pantorrillas nerviosas; sus pies eran de hermoso aspecto y reciamente formados; sus manos eran bellas y los dedos largos y aguzados, y sin ser delicadas, no se parecían a las de un hombre que las emplea en trabajos penosos. Su cuello no era corto, mas robusto y nervudo; su cabeza de hermosa proporción; la frente alta y ancha; su cara formaba un ovalo muy puro; sus cabellos, de un color de cobre oscuro, no eran muy espesos, estaban separados naturalmente en lo alto de la frente, y caían sobre sus hombros; su barba no era larga y acababa en punta».
Cómo era Jesús según Poncio Pilato
Esta es una carta de Poncio Pilato a Tiberio César donde describe la apariencia física de Jesús. Las copias supuestamente se encuentran en la Biblioteca del Congreso en Washington, DC. Y el original se encontraría en la Biblioteca Vaticana en Roma. De esto no hemos podido encontrar más información, por lo cual no podemos asegurar que es verídica, sin embargo llama mucho la atención.
En su calidad de carta del procurador romano de Judea al emperador en Roma, este documento es considerado como oficial. El texto es el siguiente:
“A Tiberio César:
Apareció en Galilea un hombre joven, que en nombre del Dios que lo envió, predicaba humildemente una nueva ley. Primero temí que su intención fuera sublevar al pueblo contra los romanos. Pero pronto se borraron mis sospechas. Jesús de Nazareth habló más bien como un amigo de los romanos, que no de los judíos.
Cierto día observé en un grupo de personas a un hombre joven que, apoyado en el tronco de un árbol, hablaba tranquilamente a la multitud que le rodeaba. Se me dijo que era Jesús. Esto podía haberlo supuesto fácilmente, por la gran diferencia que había entre él y aquellos que le escuchaban. Su pelo rubio y su barba le confirieron a su apariencia un aspecto celestial. Parecía tener unos 30 años. Nunca antes había visto una faz más amable o simpática.
Qué diferencia tan grande había entre él y los que le escuchaban, con sus barbas negras y su tez clara. Como no deseaba molestarle con mi presencia, proseguí mi camino, indicándole sin embargo a mi secretario que se uniera al grupo y escuchara. Más tarde mi secretario me informó que jamás había leído en las obras de los filósofos nada que pudiera compararse con las enseñanzas de Jesús. Me informó que Jesús no era seductor ni agitador. Por ello decidimos protegerle. Era libre de actuar, de hablar y de reunir al pueblo. Esta libertad ilimitada provocaba a los judíos, los indignaba y los irritaba; no a los pobres, sino a los ricos y poderosos.
Más tarde escribí una carta a Jesús y le pedí una entrevista con él en el Pretorio. Acudió. Cuando el nazareno apareció, estaba yo dando precisamente mi paseo matinal y al mirarle, mis pies parecían aferrados con correas de hierro al piso de mármol, temblando yo con todo el cuerpo cual un ser culpable, a pesar de que él estaba tranquilo. Sin moverme, admiré durante algún rato a este hombre excepcional. Nada había en él ni en su carácter que fuera repulsivo; pero en su presencia sentí un profundo respeto. Le dije que él y su personalidad estaban rodeados de una contagiosa sencillez que le situaba por encima de los filósofos y maestros de su tiempo. A mí y a todos nos causó una honda impresión debido a su amabilidad, sencillez, humildad y amor.
Éstos, noble soberano, son los hechos que atañen a Jesús de Nazareth. Y me tomé tiempo para informarte de los pormenores acerca de este asunto. Opino que un hombre que sabe transformar el agua en vino, que cura a los enfermos, que resucita a los muertos y apacigua a la mar embravecida, no es culpable de un acto criminal. Y como otros han dicho, debemos admitir que es realmente el hijo de Dios.
Tu obediente servidor,
Poncio Pilato.
Parece curioso sobre todo el último párrafo, tomando en cuenta de los milagros que los que aquí Pilato dice tener conocimiento. Este detalle hace dudar de su veracidad, pero podría haber una explicación, y es que posiblemente estos milagros se rumoreaban por todo el pueblo, razón por la cual Pilato podría haberse enterado fácilmente.
Cómo era nuestro Señor según Publius Lentulus
Publius Lentulus fue un cónsul romano que habría sido gobernador de Judea antes de Poncio Pilato y que supuestamente escribió una carta acerca de Jesús al Senado Romano. Aunque la carta se considera apócrifa. Esto quiere decir que aunque pudiese ser cierta, no se reconoce como autor a quien se le atribuye, debido a diversas razones (expuestas en este link), pero lo interesante es que la descripción de Jesús calza en muchos puntos con las demás descripciones.
El escrito debió haber sido escrito originalmente en griego durante los primeros siglos y posteriormente traducido al latín durante los siglos XIII o XIV.
Veamos qué dice la carta:
Lentulus, Gobernador de los Jerosolimitanos al Senado de Roma y al Pueblo, saludos.
En nuestros tiempos ha aparecido y existe todavía un hombre de gran virtud llamado Jesús Cristo y por las gentes Profeta de la verdad.
Sus discípulos le apellidan Hijo de Dios, el cual resucita a los muertos y sana a los enfermos.
Es de estatura alta, mas sin exceso; gallardo; su rostro venerable inspira amor y temor a los que le miran; sus cabellos son de color de avellana madura y lasos, o sea lisos, casi hasta las orejas, pero desde éstas un poco rizados, de color de cera virgen y muy resplandecientes desde los hombros lisos y sueltos partidos en medio de la cabeza, según la costumbre de los nazarenos.
La frente es llana y muy serena, sin la menor arruga en la cara, agraciada por un agradable sonrosado. En su nariz y boca no hay imperfección alguna. Tiene la barba poblada, mas no larga, partida igualmente en medio, del mismo color que el cabello, sin vello alguno en lo demás del rostro. Su aspecto es sencillo y grave; los ojos garzos, o sean blancos y azules claros. Es terrible en el reprender, suave y amable en el amonestar, alegre con gravedad. Jamás se le ha visto reír; pero llorar sí.
La conformación de su cuerpo es sumamente perfecta; sus brazos y manos son muy agradables a la vista. En su conversación es grave, y por último, es el más singular y modesto entre los hijos de los hombres.
El verdadero rostro de Jesús según Colton Burpo y Akiane Kramarik
En 2003, Colton Burpo, entonces de 3 años, fue operado de apendicitis. Cuatro meses después, comenzó a contar a sus padres que había visto cómo lo operaban, que había estado con Jesús en el Cielo y con una hermanita que nunca conoció (su madre tuvo un aborto espontáneo en 1998).
Su padre recogió el increíble relato en “Heaven is for Real” (El Cielo es real), y posteriormente buscó entre muchas representaciones de Jesús para descubrir su aspecto, pero el niño siempre respondía de forma negativa. Así fue hasta que un día encontró en internet la imagen de un cuadro pintado por Akiane Kramarik, una niña de Lituania que habría hecho la pintura a los 8 años basándose en visiones del Cielo que había tenido desde pequeña. Cuando Colton lo vio, declaró: “Ese es”.
Cabe destacar, que como vemos en la primera imagen, Jesús aparece con estola morada, tal como lo describe Colton en el libro. Este color se utiliza durante los tiempos de adviento y cuaresma. El año 2003 la cuaresma fue desde el miércoles 5 de marzo hasta el jueves 17 de abril. Esto es justo desde el día de la operación en que Colton visitó el Cielo.
En la Iglesia Católica no se toman decisiones sin que Dios la haya inspirado, por eso no es que el Señor use los colores litúrgicos de la Iglesia. Más bien nuestros sacerdotes usan los colores que el Señor ha determinó para cada tiempo. Y no debemos olvidar que los sacerdotes son la representación de Jesús en la Tierra.
Cómo era Jesús según el sudario de Turín
Muchas personas aún dudan de la veracidad del sudario de Turín, también conocido como Sábana santa o Síndone, así que me limitaré a comentar que, contrario a lo que se piensa, nadie ha logrado determinar la fecha exacta, ya que las pruebas de carbono 14 realizadas no son concluyentes debido a la contaminación que ha sufrido la tela.
Por otra parte, hay muchas otras pruebas que demuestran su veracidad. Por ejemplo, aun no se sabe cómo fue impresa la tela (una tecnología así no existe ni siquiera hoy en día), y se le han hecho estudios forenses que determinan que realmente es el sudario de un hombre crucificado con marcas de una corona de espinas, entre otros detalles (más información aquí)
Dicho y aclarado esto, veamos las siguientes conclusiones de los estudios anatómicos realizados en la Sábana Santa:
- Jesús de Nazaret era alto, corpulento, con cabello largo hasta los hombros y barba
- Medía entre 1,81 y 1,83 cm, con 83 kg de peso
- Su capacidad torácica en reposo tenia un perímetro de 99 cm
- Brazos musculosos de 35cm y muslos con un perímetro de 57 cm.
- La longitud de su pie era de 31 cm, talla de calzado 43-44 aproximadamente.
- Sin duda era una persona robusta y muy fuerte lo que le permitió aguantar la flagelación sin fallecer.
Giulio Fanti, profesor de Mediciones mecánicas y térmicas en la Università di Padova y experto de la reliquia, concluye:
“Según nuestros estudios, Jesús era un hombre de una belleza extraordinaria. Esbelto, pero muy robusto, tenía un metro ochenta centímetros de alto, cuando la estatura media de la época era de 1,65 metros. Y tenía una expresión real y majestuosa”
Robert Bucklin, Doctor en Medicina, patólogo forense del condado de los Ángeles, escribió detalles en la «Autopsia del hombre de la Sábana Santa» en 1997 y dijo lo siguiente:
«Por lo que respecta a la imagen de la Sábana Santa, puede afirmarse que la persona fallecida es un varón adulto, con una estatura aproximada de 1,80 metros desde la coronilla hasta el talón, y con un peso estimado de 80 Kg. La estructura corporal es anatómicamente normal, y representa a un individuo bien desarrollado y bien alimentado, pudiéndose identificar claramente la cabeza, el tronco y las extremidades».
Comparación entre la imagen pintada por Akiane Kramarik y el sudario de Turin
En esta imagen se observa lo siguiente:
- La estructura ósea es prácticamente la misma a pesar de que en la imagen del sudario se puede notar el rostro hinchado por los golpes.
- La posición y forma de la nariz, sobre todo la punta, es la misma, a excepción del tabique, que parece estar levemente desviado por una probable fractura.
- La forma de la frente y la posición de las cejas, ojos y boca es también la misma.
- La gran diferencia de ambas imágenes es el largo del pelo.
- La barba no se ve exactamente igual. Cabe mencionar que en el sudario muestra signos de haber sido maltratada e incluso es posible que falte parte de la misma.
- La expresión de serena que tiene el cuadro de Akiane no es la misma expresión dolida que en la del sudario, por motivos obvios.
Transición animada
Fuentes: