Qué hermosa es la tradicional devoción católica de dedicar y recordar de manera especial los diferentes meses del año a una determinada devoción.
Enero: El Santo Nombre de Jesús
Enero es el mes del Santo Nombre de Jesús (fiesta del Santo Nombre, segundo domingo después de la Epifanía).
La palabra Jesús es la forma latina del griego “Iesous”, que a su vez es la transliteración del hebreo “Jeshua” o “Joshua” o también “Jehoshua”, que significa “Yahveh es salvación”.
El Santísimo Nombre de Jesús comenzó a ser venerado en las celebraciones litúrgicas del siglo XIV. San Bernardino de Siena y sus discípulos propagaron el culto al Nombre de Jesús. En 1530 el Papa Clemente VII concedió por primera vez a la Orden Franciscana la celebración del Oficio del Santísimo Nombre de Jesús.
Indulgencias: cien días cada día si la devoción se hace en privado, trescientos días cada día, si la devoción es en una iglesia o capilla pública, indulgencia plenaria para la asistencia diaria en las funciones públicas, en las condiciones habituales (León XIII, “ Breve ”, 21 de diciembre de 1901;“ Acta S. Sedis ”, XXXIV, 425).
“Para que al nombre de Jesús toda rodilla se doble en los cielos, en la tierra y en los abismos”. -Filipenses 2, 10
Febrero: La Sagrada Familia
Febrero es el mes de la Sagrada Familia porque después de las celebraciones de Navidad, la Iglesia la venera. Fue en la Sagrada Familia que Jesús vivió toda su vida antes de comenzar su vida pública para la salvación de la humanidad. Ahí, él aprendió las cosas santas, trabajó con manos humanas, obedeció a sus padres y se preparó para la gran misión.
Mirando la Sagrada Familia la Iglesia desea que las parejas y los hijos aprendan a vivir según la voluntad de Dios. “El mundo sería mucho mejor si la Navidad no fuera un día, si las madres fueran María y los padres fueran José”. Aunque el inicio de la Cuaresma cambie de acuerdo con el calendario civil, una buena parte de febrero nos da espacio de tiempo entre las celebraciones de Navidad y una mayor atención a la vida pública y el ministerio de Jesús, que se lleva a cabo en la Cuaresma.
Marzo: San José, esposo de la Virgen María
Marzo es el mes de San José (fiesta, 19 de marzo). Existen indulgencias, trescientos días diarios para quienes, privada o públicamente, realicen la misma práctica piadosa en honor a San José, durante el mes, una indulgencia plenaria en cualquier día del mes en las condiciones habituales (Pío IX, “Rescripto Congr. Indulg. ”, 27 de abril de 1865). Este mes de devociones puede comenzar en febrero y concluir el 19 de marzo (Pío IX, 18 de julio de 1877). Marzo puede ser reemplazado por otro mes en caso de impedimento legítimo (Raccolta, 404). La práctica de un triduo antes de la fiesta de San José ha sido recomendada por León XIII (Encíclica “Quamquam pluries”, 15 de agosto de 1889).
Abril: La Resurrección y la Sagrada Eucaristía
El mes de abril está dedicado a la Eucaristía y al Divino Espíritu Santo. Casi siempre el día de Pascua cae en abril; e incluso cuando cae en marzo, el periodo pascual de 40 días continúa en abril. La Eucaristía es el centro de la vida de la Iglesia. Ella es el sacrificio de Cristo que se actualiza (se vuelve presente) en el altar, en la celebración de la misa; y alimento (banquete) del cordero que se da como alimento espiritual.
Es la mayor prueba de amor de Jesús con nosotros. Además de la misa, Él permanece en estado de víctima ofrecida permanentemente al Padre en nuestros sagrarios, para ayudarnos en todas las necesidades y estar siempre con nosotros. “Habiendo amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el extremo” (Jn 13,1).
Mayo: Santísima Virgen María
Mes de la Santísima Virgen María. La devoción de mayo en su forma actual se originó en Roma, donde el padre Latomia del Colegio Romano de la Compañía de Jesús, para contrarrestar la infidelidad y la inmoralidad entre los estudiantes, hizo un voto a finales del siglo XVIII de dedicar el mes de mayo a María.
Desde Roma, la práctica se extendió a los otros colegios jesuitas y de allí a casi todas las iglesias católicas de rito latino (Albers, “Bluethenkranze”, IV, 531 ss.). Esta práctica es el ejemplo más antiguo de devoción que se extiende a lo largo de todo un mes. Indulgencias, trescientos días cada día, asistiendo a una función pública o realizando la devoción en privado, indulgencia plenaria en cualquier día del mes o en uno de los primeros ocho días de junio en las condiciones habituales (Pío VII, 21 de marzo, 1815, por diez años; 18 de junio de 1822 in perpetuum).
Junio: Sagrado Corazón de Jesús
Mes del Sagrado Corazón. Esta devoción, practicada durante mucho tiempo en privado, fue aprobada por Pío IX el 8 de mayo de 1873 (Rescr. Auth., N. 409), y recomendada urgentemente por León XIII en una carta dirigida por el Cardenal Prefecto SRC a todos los obispos el 21 de julio, 1899.
Indulgencias: (a) siete años y siete cuarentenas diarias por realizar la devoción en público o en privado; (b) si la devoción se practica diariamente en privado, o si una persona asiste al menos diez veces a una función pública, una indulgencia plenaria en cualquier día de junio o del 1 al 8 de julio (Decr. Urbis et orbis, 30 de mayo, 1902); (c) la indulgencia de cotizaciones el treinta de junio o el último domingo de junio (26 de enero de 1908) en aquellas iglesias donde se celebre solemnemente el mes de junio.
Pío X (8 de agosto de 1906) instó a un sermón diario, o al menos durante ocho días en forma de misión (26 de enero de 1908); (d) a los sacerdotes que predican los sermones en las funciones solemnes de junio en honor del Sagrado Corazón y a los rectores de las iglesias donde se llevan a cabo estas funciones, el privilegio del Altar Gregoriano el 30 de junio (Pío X , 8 de agosto de 1906); (e) indulgencia plenaria para cada Comunión en junio y para quienes promueven la celebración solemne del mes de junio (“Acta Pontificia”, IV, 388, 8 de agosto de 1906).
Julio: La preciosísima Sangre de Nuestro Señor Jesucristo
La Preciosa Sangre (fiesta de la Preciosa Sangre; primer domingo de julio). Esta devoción fue propagada por Bl. Caspar Buffalo (muerto en Roma el 28 de diciembre de 1837), fundador de la Congregación de la Preciosa Sangre de Jesucristo.
Indulgencias: para la devoción pública: siete años y siete cuarentenas cada día; indulgencia plenaria cualquier día de julio o del 1 al 8 de agosto, después de haber asistido ocho veces a una función pública en las condiciones habituales; si la devoción se lleva a cabo en privado trescientos días cada día con indulgencia plenaria el 31 de julio, o 1-8 de agosto (Pío IX, 4 de junio de 1850). Para esta práctica se puede elegir cualquier otro mes o cualquier período de treinta días durante el año (Raccolta, 178).
Agosto: Las Vocaciones
En algunos países, como Brasil, agosto está dedicado a las vocaciones. Durante el mes se reflexiona sobre los diversos estilos de vida con los cuales Dios ha escogido se viva, es decir, la vocación la matrimonio, a la vida sacerdotal, a la vida consagrada y religiosa, y la vida laical.
Es ocasión para fomentar la vocación de los jóvenes, orando por ellos y animándoles a discernir y dar una respuesta ante el camino que Dios quiere para cada uno de ellos.
Septiembre: Los 7 Dolores de Nuestra Señora y la Biblia
Los Siete Dolores de la Santísima Virgen María (fiesta de los Siete Dolores, tercer domingo de septiembre); indulgencias, trescientos días cada día y las devociones pueden realizarse en público o en privado; indulgencia plenaria cualquier día de septiembre o del 1 al 8 de octubre en las condiciones habituales (León XIII, “Raccolta”, 27 de enero de 1888, 232).
Varios países del mundo conmemoran durante septiembre el Mes de la Biblia con el propósito de animar a las comunidades cristianas a acercarse a la Palabra de Dios.
Octubre: Santo Rosario
El Santo Rosario (fiesta del Santo Rosario, primer domingo de octubre). León XIII instituyó personalmente esta práctica en una encíclica (1 de septiembre de 1883) en la que exhortaba a los fieles a dedicar el mes de octubre a la Reina del Santo Rosario para obtener por su intercesión la gracia de que Dios consuele y defienda. Su Iglesia en sus sufrimientos, y durante diecinueve años publicó una encíclica sobre este tema.
Por decreto de la Congregación de Ritos (20 de agosto de 1885; 26 de agosto de 1886; 2 de septiembre de 1887) ordenó que todos los años durante todo el mes de octubre, incluidos el primero y el dos de noviembre, en cada catedral Iglesia parroquial y parroquial, y en todas las demás iglesias y capillas dedicadas a la Santísima Virgen María, se recitarán cinco decenas del Rosario y las Letanías de Loreto, por la mañana durante la Misa o por la tarde mientras se expone el Santísimo Sacramento, y por la carta encíclica del 15 de agosto de 1889, se añadió una oración en honor a San José.
Indulgencias (SC Indulg., 23 de julio de 1898): (a) siete años y siete cuarentenas todos los días para la recitación pública o privada de cinco décadas; b) indulgencia plenaria en la fiesta del Santo Rosario o durante la octava para quienes durante toda la octava recen diariamente cinco décadas y cumplan las demás condiciones habituales; (c) indulgencia plenaria en cualquier otro día del mes para aquellos que, después de la octava de la fiesta, recitan al menos diez días cinco decenas(«Raccolta», 354; Albers, «Bluethenkränze», III, 730 ss.)
Noviembre: Fieles difuntos, benditas ánimas del purgatorio
Las Santas Almas del Purgatorio (2 de noviembre, conmemoración de todos los fieles difuntos).
Indulgencias, siete años y siete cuarentenas cada día; indulgencia plenaria en cualquier día del mes en las condiciones habituales (León XIII, 17 de enero de 1888).
Diciembre: Inmaculada Concepción y Navidad
El mes de diciembre está dedicado a la Inmaculada Concepción de la Santísima Virgen María. «Desde toda la eternidad Dios eligió con infinita sabiduría a la mujer que sería la Madre de su divino Hijo. Para preparar al Verbo Encarnado un tabernáculo santo y sin mancha, Dios creó a María en gracia y la dotó desde el momento de su concepción con todos los perfecciones adecuadas a su exaltada dignidad. Santo Tomás enseña que a través de su intimidad con Cristo, principio de gracia, poseía más allá de todas las criaturas una plenitud de vida divina «. – Meditaciones litúrgicas, Las Hermanas de Santo Domingo
Esta fiesta nos invita a meditar sobre la virtud de la pureza. «María sola – ‘el alarde solitario de nuestra naturaleza contaminada’ – nunca vio la pureza de su alma oscurecida por el polvo de ninguna mancha, ni vio en ninguna parte de su camino triunfal hacia el cielo ningún pecado o rastro de mundanalidad. Por un único y singular privilegio de Dios fue preservada del pecado original desde el primer momento de su Inmaculada Concepción; por otro privilegio derivado del primero, el Señor no permitió que se manchara jamás ni siquiera con esos inevitables defectos de la debilidad humana» (Luis M. Martínez).
Fuentes: