El término «noche oscura del alma» en el cristianismo describe una crisis espiritual de una persona en el viaje hacia la unión con Dios, como la descrita por San Juan de la Cruz en su famoso poema, marcada por una sensación de profunda soledad y desolación. Actualmente se hace referencia en tradiciones espirituales de todo el mundo, pero nace en el cristianismo.
Este término remonta, de modo particular, a san Gregorio de Nissa, aunque es san Juan de la Cruz, que le otorga un valor primario por la vida espiritual y por la experiencia mística.
Santa Teresa del Niño Jesús escribió sobre su propia experiencia de la noche oscura, fase que se derivó de la duda de la existencia de la eternidad, a la cual, sin embargo, ella no dio su consentimiento intelectual o volitivo, sino que prevaleció por la profundización de su fe católica. Sin embargo, sufrió dolorosamente durante este prolongado período de oscuridad espiritual, incluso declarando a sus compañeras monjas: «¡Si supieras en qué oscuridad me sumerjo…!»
Si bien esta crisis espiritual suele ser temporal, puede durar mucho tiempo. La «noche oscura» de San Pablo de la Cruz en el siglo XVIII duró 45 años, de lo cual finalmente se recuperó.
La noche oscura de Santa Teresa de Calcuta, cuyo nombre en la religión seleccionó en honor a Santa Teresa, «puede ser el caso más extenso en la historia», habiendo sufrido desde 1948 casi hasta su muerte en 1997, con sólo breves interludios de alivio, según sus cartas.
Según el monseñor Juan Nicolau, sacerdote jubilado de la Diócesis de Brownsville, «Durante la noche Oscura del Alma se confronta la crucifixión, resurrección, ascensión, transformación y trascendencia. Puede ocurrir en cualquier momento de la vida. Dios quitara todo de tu vida, hasta lo bueno, para traer algo mejor, sin permitirnos vivir en la mediocridad, para traer la excelencia a nuestra vida. La noche Oscura del Alma es una de las etapas más poderosas de sanación que un individuo puede trabajar y superar».
Qué sucede en la noche oscura del alma
Se siente un periodo de sequedad espiritual, la presencia de Dios deja de sentirse en nuestra vida, al extremo de aque nuestra devoción y las ganas de orar alcanzan mínimos alarmantes, pues se da una especie de invierno emocional.
Es una experiencia desoladora y mientras tanto privilegiada por la vida misma del alma. Se siente que Dios deja el intelecto en las tinieblas, la voluntad en la aridez, la memoria sin recuerdos y los cariños inmersos en el dolor y en la angustia.
Por qué sucede la noche oscura del alma
En el fondo, lo que Dios quiere es que reflexionemos y profundicemos a tal punto que el amor hacia Él se vuelva un acto de completa voluntad, un “quiero estar contigo sin condiciones”.
El objetivo de esto no es anular las emociones, sino purificarlas y, desde ahí, encauzarlas hacia una experiencia viva, duradera, de por vida.
Cómo superar la noche oscura del alma
A la par que Dios permite una serie de momentos para romper nuestros esquemas, a menudo cerrados y excluyentes, nos ofrece, como ya vimos, el consuelo de los sacramentos, de la oración y, como si fuera poco, se encarga de poner en nuestro camino a personas que sepan acompañarnos.
En esta Noche espiritual Dios otorga de vez en cuando un poco de alivio; pero el alma volverá enseguida a sentirse sumergida en tinieblas hasta que no entre en la última fase de la vida de perfección que es la unión trasformante.
- El primer paso y el más importante es aferrarse a la fe. Ella será la lámpara que alumbra nuestra oscuridad.
- Debemos tener claro que Dios sigue estando presente y el vínculo con Él, en lugar de verse afectado, alcanzará una profundidad especial.
- Debemos saber que si nos sentimos preocupados o pensamos que no somos indignos, que estamos fallando, es normal, y es un signo de madurez en el orden humano y espiritual.
- No dejar la oración ni los sacramentos creyendo que no valen la pena, porque en ambos puntos se encuentran los medios para poder perseverar en medio de la crisis que Dios ha permitido para ayudarnos a conseguir una fe sólida.
- Buscar consejo en la dirección espiritual.
A final de cuentas, después de la “noche oscura”, viene “el día soleado”, cuando se recogen los frutos.
La noche oscura
Poema de san Juan de la Cruz
1. En una noche oscura,
con ansias, en amores inflamada,
¡oh dichosa ventura!,
salí sin ser notada
estando ya mi casa sosegada.
2. A oscuras y segura,
por la secreta escala, disfrazada,
¡oh dichosa ventura!,
a oscuras y en celada,
estando ya mi casa sosegada.
3. En la noche dichosa,
en secreto, que nadie me veía,
ni yo miraba cosa,
sin otra luz y guía
sino la que en el corazón ardía.
4. Aquésta me guiaba
más cierto que la luz de mediodía,
adonde me esperaba
quien yo bien me sabía,
en parte donde nadie parecía.
5. ¡Oh noche que guiaste!
¡oh noche amable más que el alborada!
¡oh noche que juntaste
Amado con amada,
amada en el Amado transformada!
6. En mi pecho florido,
que entero para él solo se guardaba,
allí quedó dormido,
y yo le regalaba,
y el ventalle de cedros aire daba.
7. El aire de la almena,
cuando yo sus cabellos esparcía,
con su mano serena
en mi cuello hería
y todos mis sentidos suspendía.
8. Quedéme y olvidéme,
el rostro recliné sobre el Amado,
cesó todo y dejéme,
dejando mi cuidado
entre las azucenas olvidado.
Fuentes: