Por qué orar en latín

El latín es un lenguaje sagrado

Por qué orar en latín
Por qué orar en latín

¿Por qué orar en latín? Muchos católicos nos hacemos esa pregunta. Por eso he decidido mostrarte aquí por qué es tan bueno rezar esta lengua.

¿Qué tiene de especial el latín?

La lengua latina, a la que podemos verdaderamente llamar católica por estar consagrada, decía el Papa San Juan XXIII (Veterum Sapientia, 1962), mediante el constante uso que de ella ha hecho la Sede Apostólica, madre y maestra de todas las Iglesias, debe considerarse un tesoro, ya que posee un valor incomparable, y es una puerta que pone en contacto directo con las verdades cristianas transmitidas por la tradición apostólica y los documentos de la enseñanza de la Iglesia (León XIII, Epist. Encycl. Depuis le jour, 8 Sept. 1899: Acta Leonis XIII 19 (1899) 166.); además de ser un vínculo eficacísimo que une en admirable e inalterable continuidad a la Iglesia de hoy con la de ayer y de mañana.

Según el papa Pío XI el latín es:

  1. Universal
  2. Inmutable
  3. No popular

El latín es una lengua sagrada

La lengua latina fue consagrada en la Pasión por su inscripción mística en la Cruz.

La lengua latina fue santificada por el uso de casi 2000 años, y se entrelazó más estrechamente con la primitiva liturgia católica romana.

«La costumbre más antigua de la Iglesia está de acuerdo. Porque en todo el Oriente no se encuentra una liturgia antigua, excepto en griego o arameo, mientras que en todo el oeste no hay liturgias antiguas excepto en latín” -San Roberto Belarmino, Sobre el Santísimo Sacrificio de la Misa.

El Papa emérito Benedicto XVI instó a los católicos de todo el mundo a memorizar las oraciones católicas más comunes en latín.

«Ayudará a los fieles cristianos de diferentes idiomas a orar juntos, especialmente cuando se reúnen por circunstancias especiales».- Benedicto XVI, 28 de junio de 2005.

«El latín … a través de su carácter digno provoca [s] un profundo sentido del misterio eucarístico» -Papa San Juan Pablo II, Dominicae Cenae, 1980.

Es el idioma de los santos

Cuando oras en latín, estás orando en las mismas palabras exactas en el mismo idioma exacto que innumerables santos han orado a lo largo de los siglos y se unen con ellos al entrar en esta venerable tradición que transmitieron y preservaron fielmente a lo largo de los siglos.

El Rosario también fue originalmente rezado, enseñado y transmitido en latín.



Opinión del Padre J.M Rodríguez de la Rosa

Que el latín es odiado por el enemigo infernal es una realidad que constato en mi ministerio sacerdotal.

Un joven matrimonio se acercó para hacerme una consulta. La señora me advirtió que estaba, desde hacía unos años, en tratamiento con un exorcista. A lo largo de la conversación, en el momento oportuno, le aconsejé que intentara rezar en latín, en particular el Santo Rosario; es decir, Padre nuestro y Ave María, así como las letanías. En un primer momento quedó sorprendida, pero al poco consideró mi propuesta. Y fue entonces, cuando ella estaba dispuesta a seguir mi consejo, cuando se manifestó violentamente la posesión: empezó a convulsionarse violentamente durante unos segundos.

El latín ha sido la lengua con la que, durante siglos, la Iglesia ha alabado al Señor, ha sido la lengua omnipresente en la liturgia y en la vida ordinaria de la Iglesia. El latín de la liturgia no es el latín vulgar; y es que la Iglesia ha purificado la lengua de alabanza al Creador.

El latín ha sido la lengua que durante siglos ha empleado en los exorcismos. Por tanto es la lengua que mucho sabe de cómo debilitar a Satanás.

El latín es la lengua con la que la Iglesia ha definido sus dogmas de fe, ha fijado su fe y magisterio de forma imperecedera e inmutable.

Y es que el latín se diferencia de las lenguas vernáculas por su dignidad, gravedad, claridad y precisión, tiene la gran ventaja de que puede ser pronunciado por quienes no lo conocen. Se presenta como una lengua acogedora, pues hace sentirnos miembros de la Iglesia universal, saliendo de los particularismos de las nacionalidades y de las divisiones a que nos llevan las lenguas vernáculas.

El latín eleva el alma, nos asocia al misterio del Sacrifico del Altar, nos centra en el misterio trinitario, aleja al enemigo manteniéndole a distancia, nos identifica en nuestra fe católica, nos hace universales, no crea barrearas idiomáticas, no se puede utilizar con fines políticos, como sí se utilizan las lenguas vernáculas. Y si dices que no lo entiendes, no te preocupes demasiado, el Señor sabe latín, y Él entenderá lo que le dices en la oración. Reza en latín.

El demonio odia el latín

«Prefiería utilizar el Latín cuando llevaba a cabo exorcismos, ya que es más efectivo contra los demonios.» -Padre Gabriel Amorth.

El escritor Tracy Willkinson afirma lo siguiente:

«Al diablo no le gusta el latín, esa fue una de las primeras cosas que aprendí del Padre Gabriel Amorth, más conocido como el principal exorcista de Roma, aunque ese nunca fue su título oficial.»

El obispo emérito de Isernia Andrea Gemma, exorcista dijo:

«Y si yo hablo en latín , el demonio me responde en Latín. ¡El le tiene un horror a esa lengua!»

«El diablo está contento con la casi desaparición del Latín»

En conclusión, no son pocos los argumentos para que empecemos a orar en latín, la lengua materna de nuestra iglesia católica.

Fuentes: