«No ha de alcanzarte el mal, ni la plaga se acercará a tu tienda; que él dará orden sobre ti a sus ángeles de guardarte en todos tus caminos. Te llevarán ellos en sus manos, para que en piedra no tropiece tu pie». Salmo 91: 10-12
Los ángeles de la guarda son seres espirituales enviados por Dios, a los cuales se les encomienda la misión de cuidarnos del peligro, guiarnos a través de las circunstancias de la vida y ayudarnos a tomar las mejores decisiones no sólo en momento difíciles sino también en los momentos más felices de nuestras vidas.
Por eso, hemos compilado estas nueve oraciones al Ángel de la Guarda, para rezar a nuestro amigo fiel.
Oración de Padre Pío al Ángel Custodio
Santo Angel Custodio, protege mi alma y mi cuerpo.
Ilumina mi mente para que conozca mejor al Señor y lo ame con todo el corazón.
Asísteme en mis oraciones para que no ceda a las distracciones y ponga la más grande atención.
Ayúdame con tus consejos, para que vea el bien y lo cumpla con generosidad.
Defiéndeme de las insidias del enemigo infernal, sostenme en las tentaciones para que siempre sea capaz de vencerlas.
Sustituye, elimina mi frialdad en el culto al Señor: no dejes de atender a mi custodia hasta que me lleves al Paraíso, donde alabaremos juntos al Buen Dios por toda la eternidad.
Amen.
Himno de Laudes al Santo Ángel de la Guarda
Ángel santo de la guarda, compañero de mi vida, tú que nunca me abandonas, ni de noche ni de día.
Aunque espíritu invisible, se que te hallas a mi lado, escuchas mis oraciones y cuenta todos mis pasos.
En las sombras de la noche, me defiendes del demonio, tendiendo sobre mi pecho tus alas de nácar y oro.
Ángel de Dios, que yo escuche tu mensaje y que lo siga, que vaya siempre contigo hacia Dios, que me lo envía.
Testigo de lo invisible, presencia del cielo amiga, gracias por tu fiel custodia, gracias por tu compañía.
En presencia de los Ángeles, suba al cielo nuestro canto: gloria al Padre, gloria al Hijo, gloria al Espíritu Santo.
Amén.
Ángel de Dios
Angel de Dios, bajo cuya custodia me puso el Señor con amorosa piedad, a mí que soy vuestro encomendado, alumbradme hoy, guardadme, regidme y gobernadme.
Amén.
Otra versión de Ángel de Dios
Ángel de Dios, que eres mi custodio, pues la bondad divina me ha encomendado a ti, ilumíname, dirígeme y guárdame.
Amén.
Oración al Ángel de la Guarda
(Macario, El Egipcio)
Angel santo, que velas por mi pobre alma y por mi vida, no me dejes – soy pecador – y no me desampares a causa de mis manchas. No dejes que se me acerque el mal espíritu. Y dirígeme poderoso preservando mi cuerpo mortal.
Toma mi mano débil y condúceme por el camino de la salvación.
Otra Oración al Ángel de la Guarda
Angel de la paz, Angel de la Guarda, a quien soy encomendado, mi defensor, mi vigilante centinela; gracias te doy, que me libraste de muchos daños del cuerpo y del alma. Gracias te doy, que estando durmiendo, me velaste, y despierto, me encaminaste; al oído, con santas inspiraciones me avisaste.
Perdóname, amigo mío, mensajero del cielo, consejero, protector y fiel guarda mía; muro fuerte de mi alma, defensor y compañero celestial. En mis desobediencias, vilezas y descortesías, ayúdame y guárdame siempre de noche y de día.
Amén.
Devoción al Santo Ángel de la Guarda
(San Juan Berchmans)
Ángel Santo, amado de Dios, que después de haberme tomado, por disposición divina, bajo tu bienaventurada guarda, jamás cesas de defenderme, de iluminarme y de dirigirme: yo te venero como a protector, te amo como a custodio; me someto a tu dirección y me entrego todo a ti, para ser gobernado por ti. Te ruego, por lo tanto, y por amor a Jesucristo te suplico, que cuando sea ingrato para ti y obstinadamente sordo a tus inspiraciones, no quieras, a pesar de esto, abandonarme; antes al contrario, ponme pronto en el recto camino, si me he desviado de él; enséñame, si soy ignorante; levántame, si he caído; sosténme, si estoy en peligro y condúceme al cielo para poseer en él una felicidad eterna.
Amén.
Ángel de la Guarda
Ángel de la Guarda, mi dulce compañía, no me desampares ni de noche ni de día. No me dejes solo que me perdería, ni vivir, ni morir en pecado mortal. Jesús en la vida, Jesús en la muerte, Jesús para siempre.
Amén.
Otra versión de esta oración es:
Ángel de la Guarda, mi dulce compañía, no me desampares ni de noche ni de día, ni en la hora de mi muerte.
Amén.
Todas estas oraciones se pueden complementar con el rezo el Padre Nuestro y el Ave María.
Fuentes: