Los peligros espirituales de la Ouija

los peligros de la ouija
La tabla ouija está llena de peligros

¿Qué pasaría si al jugar un juego de mesa se abriera sin querer una puerta a una realidad espiritual muy peligrosa? Hoy te quiero contar por qué la Ouija no es un juego inofensivo, como muchos piensan… y cómo lo que a veces comienza como una simple curiosidad puede terminar en tragedia.

Desde hace años, tanto niños como adultos usan la Ouija como parte de una broma de miedo o misterio. Hoy en día se encuentra fácilmente en internet o incluso en grandes tiendas, junto a los juegos de mesa familiares. Pero lo que muchos ignoran es que no fue diseñada como entretenimiento, sino como un medio de comunicación con el mundo espiritual.

Quien usa la Ouija, aunque no lo crea, está practicando adivinación, algo condenado claramente por la Iglesia Católica. En el Catecismo de la Iglesia Católica, numeral 2116 dice:

Todas las formas de adivinación deben rechazarse: el recurso a Satán o a los demonios, la evocación de los muertos, y otras prácticas que equivocadamente se supone “desvelan” el porvenir.

Muchos se ríen. Dicen: ‘Yo no creo en eso’. O piensan que un amigo está moviendo el puntero. Pero ¿qué pasa si no lo es?

El acto mismo de invocar o preguntar a ‘alguien’ al otro lado, aunque sea en juego, es como levantar el teléfono y marcar un número al azar. ¿Y si alguien responde? ¿Y si no es quien tú esperas?

Exorcistas católicos lo han dicho una y otra vez: los demonios se hacen pasar por familiares muertos o espíritus amistosos, solo para ganar acceso a nuestras vidas.

Uno de los casos más famosos ocurrió en 1949. Un niño de 13 años jugó con una Ouija para comunicarse con su tía fallecida. Pronto comenzó a mostrar señales de posesión demoníaca.

El padre William Bowdern, sacerdote jesuita, dirigió un exorcismo de casi un mes. Este caso inspiró el libro y la película ‘El Exorcista’. Sin embargo, no fue ficción. Fue real. Y documentado por la Iglesia.

Pero no hace falta ir tan lejos. Quiero compartir contigo una historia que me contaron de primera fuente:

Una profesora, en su juventud, fue a una gira de estudios a París. Sus compañeros, en el departamento donde se hospedaban, decidieron jugar a la Ouija. Ella no participó, se quedó sentada a unos metros. En medio del juego, uno de los chicos se levantó en silencio, caminó hacia la ventana. Pensaron que iba a fumar. Pero sin decir palabra se lanzó al vacío y murió al instante.

Nadie pudo entender lo que pasó. Pero ella nunca olvidó lo que presenció, y jamás dudó de que esa noche una presencia oscura en la habitación indujo a aquel chico a cometer ese acto terrible.

La Iglesia Católica no es supersticiosa. La Ouija y otros objetos o prácticas similares nada tienen que ver con leyendas ni exageraciones. Simplemente el mundo espiritual existe: ángeles, demonios, y personas fallecidas están presentes aunque no los veamos. Y al usar una Ouija, tú estás cediendo el control, voluntariamente o no, a fuerzas que no puedes comprender y que no puedes controlar.

Pues no nos estamos enfrentando a fuerzas humanas, sino a los poderes y autoridades que dirigen este mundo y sus fuerzas oscuras, los espíritus y fuerzas malas del mundo de arriba. – Efesios 6, 12

Así que la próxima vez que veas una Ouija en una fiesta o en una tienda o sepas que alguien la quiere utilizar, recuerda: no es un juguete. No es un ‘juego divertido’, es un portal. Y los portales, una vez abiertos, no se cierran fácilmente.

Si has tenido contacto con una Ouija, aunque haya sido por curiosidad, acércate a un sacerdote, haz una confesión, participa de la Eucaristía, y renuncia en voz alta a toda relación con espíritus. Pídele a Cristo que cierre cualquier puerta abierta que haya quedado.

La curiosidad espiritual no es un juego. Pero la victoria ya fue ganada por Cristo. Él es la Luz que disipa toda oscuridad.