Qué son las indulgencias
La indulgencia es la remisión ante Dios de la pena temporal debida a pecados cuya culpa ya ha sido perdonada.
Una indulgencia es PLENARIA o PARCIAL, dependiendo de si libera a uno del todo o de una parte del castigo temporal debido al pecado.
Esto significa que uno fiel que, con un corazón contrito, realiza una obra enriquecida con una indulgencia parcial, recibe por el poder de la Iglesia la misma cantidad de remisión del castigo temporal que ya ha obtenido por la obra misma. En otras palabras, la remisión se duplica y con la frecuencia que se realiza el trabajo prescrito. Una indulgencia plenaria significa una remisión total del castigo temporal, siempre que se apliquen varias otras condiciones, además del trabajo realizado o la oración dicha.
Todo católico puede lucrar (sinónimo litúrgico de «ganar») UNA INDULGENCIA PLENARIA CADA DÍA
Si, UNA al día. No más de una, y SI UNA CADA DÍA durante toda la vida.
Viviendo las condiciones que pide la Iglesia Católica, que son éstas, y han de cumplirse TODAS. Si no se cumplen todas las condiciones, siempre se pueden ganar indulgencias parciales.
- Confesión sacramental
- Comunión eucarística
- Rezar por las intenciones del Papa
- Sentir un profundo ODIO y AVERSIÓN al PECADO, que es ofensa a Dios
- Expresar a Dios en la oración el deseo de ganar la indulgencia y aplicarla por un difunto
* En esta cuarta condición, cada uno puede aplicarla por quien quiera o, sencillamente, por
el alma del purgatorio que más lo necesite.
En resumen, para ganar indulgencia plenaria me debo confesar primero y luego comulgar en un plazo no mayor a una semana (desde que confieso hasta que comulgo). Y a la vez tener intención de ganar la indulgencia, rezar por el Papa y mantener en el corazón un rechazo auténtico al Pecado.
Indulgencias del santo Rosario
Se concede indulgencia plenaria, si el Rosario se reza en una iglesia u oratorio público o en un grupo familiar, una comunidad religiosa o una asociación piadosa; se concede una indulgencia parcial en otras circunstancias.
La obtención de la indulgencia plenaria está regulada por las siguientes normas:
- Basta el rezo de un solo grupo de misterios, es decir las cinco decenas, pero deben recitarse sin pausa.
- La recitación vocal debe ir acompañada de una meditación piadosa sobre los misterios.
- En la recitación pública los misterios deben anunciarse en la forma habitual en el lugar; para la recitación privada, sin embargo, es suficiente si la recitación vocal va acompañada de meditación sobre los misterios.
Indulgencias por usar el rosario físico
Es importante saber que el Beato Papa Pablo VI estableció en la Constitución Apostólica Indulgentiarum Doctrina (Doctrina de las indulgencias, Norma 17), que “el fiel que emplea con devoción un objeto de piedad (crucifijo, cruz, Rosario, escapulario o medalla), bendecido debidamente por cualquier sacerdote, gana una indulgencia parcial”.
“Y si hubiese sido bendecido por el Sumo Pontífice o por cualquier Obispo, el fiel, empleando devotamente dicho objeto, puede ganar también una indulgencia plenaria en la fiesta de los Santos Apóstoles Pedro y Pablo, añadiendo alguna fórmula legítima de profesión de fe”.
Lee el decreto de la santa sede sobre indulgencias aquí
Palabras de nuestra Santísima Madre
El p. Dorland relata que en 1481 nuestra Señora se le apareció al Venerable Dominic, un cartujo dedicado al santo Rosario, que vivía en Treves, y le dijo: “Siempre que uno de los fieles, en estado de gracia, dice el Rosario mientras medita sobre los misterios de la vida y la pasión de Cristo, él obtiene la remisión completa de todos sus pecados”.
También le dijo al Beato Alan: “Quiero que sepas que, aunque ya hay numerosas indulgencias vinculadas a la recitación de mi Rosario, agregaré muchas más a cada cinco décadas para aquellos que, libres de pecado grave, las digan con devoción, de rodillas. Y todo aquel que persevere en la devoción del santo Rosario, con sus oraciones y meditaciones, será recompensado por ello; obtendré para él la remisión completa de la pena y la culpa de todos sus pecados al final de su vida.
“Y que esto no te parezca increíble; es fácil para mí porque soy la Madre del Rey del cielo, y Él me dice llena de gracia. Y estando llena de gracia, puedo dispensar esto libremente, queridos hijos.”
Mira este video explicativo del padre Loring
Fuentes: vatican.va